La boda de Javier y Lorena en Granada, Granada

Una vez que estábamos todos listos, bajamos que nos esperaba un amigo de mi padre para llevarnos al padrino y a mí, y un amigo mío para llevar a mi madre y mi hermana. Lo mejor fue que como bajamos el carrito de mi niño nadie sabía cómo plegarlo y allí me planté yo, ¡vestida de novia a cerrarlo!

Llegamos al lugar de la ceremonia y el banquete. Tuvimos que esperar un poco ya que todavía estaban los invitados colocándose, así que cuando Paco nos dio la señal, salimos del coche y entramos al jardín.

Comenzó a sonar "Here's comes the sun" de George Harrison, y al ver a todo el mundo allí, y de repente mi peque venir corriendo a darme un beso, no pude aguantar más y empecé a llorar. No sé si de nervios o de emoción, pero las lágrimas salían solas.

Llegué a la mesa donde estaba esperándome él, y comenzamos.

La ceremonia la ofició un amigo (nadie sabía nada por lo que también fue una sorpresa para los asistentes). Y nos dedicó unas palabras preciosas, a la vez que nos dirigía en los ritos del intercambio de arras y anillos. Una amiga leyó también unas palabras muy emotivas y los primos de Javier nos cantaron una canción.

Al terminar, llegó la lluvia de arroz. Yo creía que me había quedado corta preparando arroz, pero allí no dejaba de caer arroz ¡y pincha! Sonaba “Para quedarte" de El Kanka.

Una vez hecho el pasillo, besos, abrazos y más felicitaciones. ¡Y fotos! Allí estaban Paco y Alex captando todos los momentos.

Pasamos al cocktail. Ahí nos escapamos un rato a otra parte de la finca para hacer unas fotos tranquilamente pero rápido volvimos con nuestros invitados. No queríamos perdernos el cocktail. Cerveza fresquita, jamón, quesos, patatas de feria, ceviche, globos de bacalao, ¡todo riquísimo! Allí más fotos con la gente y besos y abrazos.

Llegó la hora de pasar al salón a comer. Aunque hacía un día estupendo, queríamos comer a cubierto, así que nuestra finca nos dispuso un salón precioso donde se estaba la mar de a gusto. El menú se compuso de bacalao, muslito de pularda y de postre arroz con leche. Aunque también hubo tarta de piononos para hacer el corte. Luego la sirvieron en la barra libre con el candy bar.

En el pueblo de mi chico hay costumbre de coger la tarta uno de los más altos y subirse a hombros de otro y el novio coger a la novia y que "rescate" los muñecos. No nos libramos. Pero fui lista y me subí a una silla para ayudar a mi chico a levantarme (venir de 4 bodas en el pueblo le dan a una ideas).

Una vez terminada la comida y con los cafés, pusimos un vídeo que grabamos en la preboda. Alex dice que si ve que con el video se suelta una lagrimita, es que ha hecho bien su trabajo. Pues allí no quedó nadie sin llorar.

Una vez vistos los videos (la familia también hizo un montaje de fotos desde que éramos pequeños hasta ahora) pasamos a la barra libre.

Comenzamos abriendo el baile con "Tú eres eso" del Puchero del hortelano. No hicimos gran coreografía, pero la letra de la canción explica lo que queríamos decir en ese momento. Y después de eso, ¡a bailar! Somos todos unos bailongos y la verdad es que no paramos en ningún momento. Que nuestro dj escogiera buenas canciones también ayuda a ello.

El momento de la barra libre fue genial, vi a todo el mundo bailando, riendo, hablando y haciendo amistad con los demás invitados. Alex lo grabó todo con una GoPro que nos dio a los novios y que fuimos pasando a los invitados mientras bailábamos y demás. A ver que sale de ahí.

¿Mi peque? Se durmió en la comida y se despertó para el postre y luego a hincharse de chuches en el candy bar con el abuelo. Así estaba luego a tope jugando en el césped.

Al rato de la barra libre pasaron la recena: minihamburguesas. Un acierto porque estaban increíbles.

La barra libre concluyó con Lina Morgan y su "Gracias por venir". Y de allí cogimos todos el bus, y nos fuimos a una discoteca que el catering nos había conseguido entradas. La verdad es que estuvimos poco rato ya que estábamos muertos después de todo el día de juerga y la cantidad de emociones que vivimos.

En fin, fue un día precioso. Estuvimos con la gente que nos quiere y nos aprecia. Nos hizo un día espectacular (yo hasta me quemé un poco los hombros), y todo salió perfecto. Nos quedamos con las sensaciones que la gente después nos transmitió de lo bien que se lo pasaron. Y nosotros, felices.