La boda de Javier y Amparo en Jerte, Cáceres

Momento de irse, mi padre y yo solos en casa, las miradas lo decían todo, le agarré del brazo y bajamos las escaleras hacia la calle, donde nos esperaban parte de la familia y amigos que nos iban a acompañar. Cuando salí a la calle... ¡Una traca! Mi cuñado valenciano no pudo evitar tirar la traca. Cuando terminó escucho a mi hermana pedir silencio, ¿por qué? No sabía nada, entonces cuatro amigas mías sevillanas empezaron a cantar una sevillana escrita por ellas preciosa. No pude contener las lágrimas, el mejor momento del día sin duda.

Ya llegaba tarde a la cita, subí al coche y me dirigía a la finca donde fue la celebración cuando, ¡oh no! Me di cuenta que no llevaba mi ramo, con los nervios lo había olvidado en casa. Vuelta a recogerlo y por fin, con todo lo que tenía que llevar llegamos a la finca.

Empezó a sonar la canción Por mil años más, de Crepúsculo, y avancé del brazo de mi padre por el camino de piedras hasta llegar a él, al amor de mi vida. Ahí estaba esperando nervioso, con lágrimas en los ojos al verme aparecer. Mi cuñado sevillano fue el maestro de ceremonia, una ceremonia original y llena de risas, pero también muy emotiva con las palabras que nos dedicaron nuestros amigos y mi hermana pequeña, unas bellas palabras de las personas que mejor nos conocen. De fondo suena la banda sonora de las películas que ellos mismos eligieron. Además del intercambio de alianzas y de arras, hicimos también la ceremonia de la luz. Con una vela cada uno encendimos otra más grande donde estaban nuestros nombres grabados. Fue precioso.

Una vez finalizada la ceremonia dimos paso al cóctel, ya más relajados, aunque tampoco puedes parar mucho con tantas fotos que hay que hacerse. Llegó la entrada al salón y mientras sonaba le entrada de películas de Fox entramos al salón junto a nuestros padres, un brindis de champán, la copa en alto para brindar con nuestros acompañantes y adelante... Mientras suena Piratas del Caribe llegamos a la mesa nupcial. La comida genial, y durante el almuerzo muchas sorpresas: regalos de amigos, canciones, bailes...Muchos momentos realmente bonitos. El corte de la tarta lo hicimos mientras sonaba la banda sonora de la película La vida es bella, y con la de Leyendas de pasión le hicimos el regalo a nuestros padres: una placa grabada con palabras de agradecimiento.

Sin darnos cuenta llegó la hora del dj y la barra libre, ¡ya sin nervios! El primer baile el nuestro, Qué precio tiene el cielo de Marc Anthony, nos marcamos una salsa y la gente se sorprendió, esperando que fuese un vals. Quedó muy guay, y lo mejor la cara de los invitados cuando nos arrancamos a bailar, he de decir que nosotros no bailamos, pero sí preparamos esa coreografía para la boda. El momento de la fiesta super divertido, el dj no paraba de animar y de hacer coreografías con los invitados. No dejamos de bailar ni un momento, incluso algunos perdieron la camisa y los pantalones, ¡se les fue de las manos tanta diversión! Durante el baile les hicimos un regalo a nuestros hermanos para agradecerles todo lo que nos ayudaron con la organización de la boda.

Pusimos una mesa de chuches, sobre todo, para los pequeños de la familia, que también se lo pasaron genial, además tuvimos un fotomatón con cosas super chulas para las fotos, y se podían grabar vídeos. Es genial tener todas las fotos y vídeos del fotomatón, te ríes con cómo van cambiando las caras de tus amigos con el paso de las horas.

Imposible describir con palabras ese día, sin duda el día más maravilloso de mi vida.