La boda de Javi y Violeta en Madrid, Madrid
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J&V
17 Abr, 2021El día de nuestra boda
Hemos sido una pareja atípica que ha empezado la casa por el tejado, ya que, después de 24 años juntos y un maravilloso hijo de 5 años, hemos realizado el trámite formal de casarnos el 17 de abril de 2021. Para nosotros esa era la parte importante, y de ahí se construyó nuestra pequeña boda.
Soy de Madrid, con familia paterna del Madrid castizo, y siempre había tenido la idea de casarme en la Casa de la Panadería de la Plaza Mayor. Los trámites fueron bastante laboriosos para poder conseguir un día en este simbólico lugar, pero, al final, pudimos cuadrar firma civil, comida con familiares y cena con amigos todo en el centro de Madrid.
Sin embargo, la pandemia por la Covid-19 trastocó nuestros planes, como los de muchas parejas, y por no precipitarnos, decidimos esperar a ver cómo se desarrollaba todo.
Dentro de nuestros planes estaba volver a ser padres, pero no lo conseguíamos. Tras aplazar la boda, decidimos realizar un tratamiento de fertilidad, a pesar de que no existían problemas de salud de ninguno, y nuestro anterior hijo fue concebido naturalmente. Por suerte, la FIV funcionó.
Seguir leyendo »Ahora, había que pensar si seguir postponiendo adelantar la boda. En mi caso, me lancé yo porque no quería volver a iniciar trámites, que era lo más importante para consolidar temas legales por los niños, y la boda se adelantó.
Los preparativos estaban bastante avanzados y lo que decidimos fue postponer la cena-fiesta con amigos al menos otro año.
Al comunicar nuestra decisión, de los 23 invitados, perdimos a todos los de mi marido menos a su madre y hermana. Tenían miedo por los contagios. Fue una situación muy triste. Yo me sentía culpable de haber adelantado la boda y seguir con el proyecto. Pero decidimos que pasara lo que pasara (restricciones, positivos, confinamientos, etc.), si él, nuestro hijo y yo podíamos ir a la firma, la boda se celebraba.
Así fue, la semana de antes se llenó de nervios, cosas por apurar, mi padre recién vacunado con fiebrón dos días, lluvia, contactos estrechos con positivos en nuestros trabajos... Pero nuestro sábado amaneció radiante, con buena temperatura. Maquilladora y fotógrafa llegaron muy pronto a nuestra casa donde nos arreglamos y vestimos solos con el peque. Sin más familia, para no molestar más de lo que ya lo hacemos a los abuelos. Salimos casi a la hora prevista y recuerdo que ni me miré al espejo porque estaba deseando empezar con la sesión de fotos en Madrid y no llegar tarde. Así, pasó que por la noche nos dimos cuenta una amiga y yo que no me había soltado bien la cola del vestido o que llevé una chaquetita de tul que encargué solo por si acaso en un montón de fotos en lugar de lucir mi precioso vestido.
Nos trasladamos en el coche de mi suegro. Mi pareja lo conducía. Era su "must-have" ya que su padre falleció de cáncer hace 5 años y estaban muy unidos.
Durante toda la mañana y durante el trayecto intentamos no mirarnos directamente para no "gafar" el día ya que tampoco mantuvimos la costumbre de ir en coches separados.
Durante las primeras fotos yo me encontraba genial, animada, feliz, y mi futuro marido, guapísimo con su traje, en cambio, estaba nervioso, tenso. Lo que me hacía más gracia aún porque como habíamos comentado en casa días antes la que suele poner cara de "acelga" en ese tipo de momentos soy yo.
Caminamos desde la Plaza de Oriente a la Plaza Mayor con nuestro hijo como ayudante de cámara, y nos encontramos con mis padres. Primeros abrazos reprimidos, pero felices de verlos con nosotros. Volamos para hacernos algunas fotos más en el Hotel Pestana Plaza Mayor, donde pasaríamos la noche, por lo que llegamos 3 minutos tarde de la hora que nos habían indicado para organizar entrada en sala de la Casa de la Panadería.
Fue un momento de estrés, todos los funcionarios tensos, nosotros más. Pero se desvaneció en cuanto vi a mi mejor amiga que había venido desde Mérida con su pareja, saltándose el confinamiento con una "cita" para el dentista para estar únicamente en la ceremonia civil a mi lado. Creo que nunca he llorado de alegría tanto.
La ceremonia fue rapidísima, apenas 8 minutos. Se escucharon algunas de las canciones elegidas. Mi cuñada preparó una lectura preciosa que nos emocionó a todos. Y salimos al balcón convertidos en marido y mujer con una gaita asturiana de fondo que hizo romper a llorar a mí ya marido. Sabía que le iba a pasar, pero también sabía que no podían faltarle más cosas importantes para él.
Los invitados y nosotros nos trasladamos en tuk tuk hasta La Lonja del Mar. Saludamos a la familia y amigos que solo había decidido venir a la ceremonia civil, y después disfrutamos de un rato estupendo con nuestro "team dream" a pesar de los fallos que tuvo el restaurante y dieron el toque pelín agridulce. Fuimos 13. En realidad, siempre decimos casi 14 al estar yo embarazada de 6 meses.
Para la sobremesa, pasamos a mesas en la terraza y se unieron amigos que nos acompañaron hasta las 23:00h. Paseamos hasta Plaza Santa Ana, y no tiene precio hacerlo vestida de novia con todo el mundo felicitándote.
El día terminó en nuestra miniluna de miel, con la noche de bodas, mi sesión de fotos picarona por la mañana, desayuno espectacular y spa para nosotros solos. Después, fuimos a llevar el ramo a mi suegro al cementerio y a visitar a mi abuela a la residencia. que creían que estábamos grabando una película.
Hemos hecho viaje de novios, pero ha sido, como nosotros, un viaje atípico de 3,75 a Tenerife.
Desde aquí, animo a todos a continuar con vuestros planes. No cambiéis de parecer por ningún motivo o persona con el que no estáis de acuerdo. Con medidas todo es posible, el ser humano sabe adaptarse. No os negaré que me hubiera encantado poder hacerlo como estaba planeado inicialmente, pero lo significativo para mí es que los más importantes estuvieron con salud y alegría, no faltó nadie de los que quiso estar, mi pancita me dejó disfrutar a tope del día y nuestro hijo fue un anfitrión espectacular. Así que no puedo pedir nada más. Quizá repetirlo (con el mismo), porque debéis disfrutar cada momento, preparativo, porque todo pasa volando.
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