La boda de Javi y Vero en Noia, A Coruña
De noche Otoño Rosa 2 profesionales
J&V
14 Sep, 2013El día de nuestra boda
Pasaron tantas cosas que no sé por dónde empezar. Fue un día tan especial, todo salió mejor de lo que esperábamos. La mañana del día "B" la pasé sin nervios, la verdad, cuando llegó el fotógrafo empezaron un poquillo, ya se aproximaba la hora de entrar en la iglesia... Un momento muy especial para mí fue cuando mi padre me abrió la puerta del coche y le miré a la cara, tenía una luz especial en su rostro, creo que estaba más nervioso que yo. Todos estábamos muy nerviosos porque unos días después operaban a mi padre de una aneurisma, pero gracias a Dios todo salió a pedir de boca.
Cuando subimos las escaleras para entrar en la iglesia fue cuando empecé a temblar; veía a mi futuro esposo a lo lejos y a toda la gente mirándome... ¡qué nervios! Lo recuerdo y se me pone la piel de gallina aún.
El camino al altar se hizo cortísimo y eso que la iglesia es grande (San Martín de Noia). Al llegar al altar mi novio, todo nervioso, me miró y exclamó “¡Qué guapa estás!”, en ese momento sí que me puse nerviosa, ¡madre mía! Fue una misa ideal, con sus respectivos lloros, y como no con alguna metedura de pata, pero por parte del cura, le cambió el nombre a mi novio. ¡Qué risas! Pero bueno, todo genial, las flores, el cuarteto de viento, todo salió genial.
Seguir leyendo »Los nervios ya se habían ido, ahora tocaba fotos, bailar y pasarlo en grande con la gente que queríamos. Realizamos las fotos en el Pazo do Tambre ya que su entorno es magnífico. Y a cenar. Entramos con la canción de "Euforia" y, como no, con mucho humo.
La cena por parte de la cocina, fantástica, gracias al gran cocinero, Javi, que tiene el Pazo. Había una cosilla que sí me ponía un pelín nerviosa y era el baile. Parecíamos bailarines profesionales. No eran muchos invitados, pero lo dieron todo, desde que nos levantamos de la mesa no nos sentamos para nada, mis suegros, mis padres, tíos y demás familia, amigos, compañeros de trabajo... todos bailando con todos. Para muestra, mi vestido quedó negro, lo disfruté como una niña, estaba tan feliz… mi amigo de siempre se había convertido en mi marido, al que le amo con todo locura, no podía pedir más.
El despertar del día siguiente fue cansado, pero nos pasamos toda la mañana comentado el día anterior, estábamos todos encantados de cómo había salido el día.
Y por la tarde, rumbo a Madrid a coger un avión destino Ravenna, y allí nos esperaba un crucero maravilloso por las Islas Griegas. Al principio con un poquito de miedo, pero se lo recomiendo a todo el mundo. Y como no, ya que todo había salido tan bien, conocimos a dos parejas estupendas que nos hicieron pasar un viaje de ensueño.
De todo esto ya han pasado dos meses, pero los recuerdos siguen presentes y seguirán durante toda nuestra vida. ¡Somos muy felices!
Ah, y además de nuestra boda han salido dos... ¿qué más se puede pedir?
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