La boda de Javi y Laura en Yaiza, Las Palmas

Cuando llegamos a la iglesia (y conseguimos colocar la cola del vestido) nos colocamos en la puerta y empezó a sonar el Canon de Pachelbel. Mientras nos acercábamos andando hacia el altar, creo que aceleré el paso, ya que mi padre me dijo "más despacio, que esperen un poco más". En ese momento, todos los nervios que había conseguido contener salieron y no desaparecieron hasta que salimos de la iglesia, ya como marido y mujer. La ceremonia fue superbonita, ya que, además, el cura nos sorprendió introduciendo un rito de las bodas irlandesas que consiste en encender unas velas para después encender otra juntos con el fuego de las dos primeras. Además de todo esto, y como colofón, el cura puso nuestra canción para la salida de la iglesia que, aunque no es una canción religiosa y habrá gente que piense que no es muy apropiada, hizo que para nosotros fuese un momento muy especial (es My Immortal de Evanescence).

Después de la ceremonia nos estuvimos haciendo fotos justo detrás de la iglesia, en una montaña de lava rodeada de flores que, sinceramente, parecía que estaba preparada para ese momento, ya que salieron unas fotos preciosas.

Desde ahí, y después de haber salido en fotos de móviles de todo un autobús de turistas que no se fueron hasta que posamos, nos fuimos al hotel para la comida. El banquete se hizo al aire libre en un espacio tipo Chill Out todo blanco muy bonito. La comida estuvo riquísima. De hecho, para mí y mis invitados, es el mejor banquete que he probado (hice otra celebración en mi ciudad para el resto de familia que no iba en otro salón de bodas con otro banquete, y aunque estaba muy bueno todo, no era igual).

Cuando terminamos de comer nos fuimos a hacer alguna foto más y, aunque cuando llegamos a la zona que nos había gustado ya era de noche, nos hicimos las fotos igualmente (aunque solo se nos ve a nosotros con un fondo negro y unas vallas de madera quedaron bastante chulas).

Por último, volvimos al hotel a tomarnos una tarta más pequeñita que habíamos encargado, ya que en la boda no hubo corte de tarta. Y así fue el día de mi boda (ya no se puede contar más).

Espero que, si alguien lee esto, le saque la misma sonrisa que tengo yo ahora mismo mientras lo escribo. Y si la persona que lo lee cree (como me pasó a mí hasta el último momento) que no se pondrá nerviosa/o, le digo que se prepare para sentir los mejor nervios y los más bonitos que se pueden sentir.