La boda de Iván y Nayra en Cruz De Tejeda, Las Palmas
Al aire libre Invierno Blanco 3 profesionales
I&N
02 Nov, 2019El día de nuestra boda
Por fin parece que tengo tiempo para contarles cómo fue nuestro día. Empezó siendo especial desde el viernes, que se quedaron en el Parador varios de los invitados, aparte de nosotros. ¡Ya empezaba nuestro día -o fin de semana- muy especial y no defraudó!
No nos fuimos a dormir muy tarde la noche anterior para estar al día siguiente fresquitos y con buena cara. La verdad es que los nervios no me impidieron dormir tranquilamente, pero aún así me desperté temprano. ¡Había ganas de empezar a disfrutar del día B que tanto tiempo llevábamos preparando! La mayoría de los invitados se quedaban a dormir la noche de la boda, así que fueron llegando poco a poco durante la mañana y tuve la oportunidad de ver a algunos antes de empezar con toda mi “chapa y pintura”. Además, Iván y yo esa mañana bajamos al salón para ensayar el baile con el que íbamos a sorprender a los invitados, ya que hacía algunas semanas que, por trabajo, no nos veíamos y no habíamos podido practicar. Aunque tuvimos algunas dudas al empezar el ensayo (entiendo que ahí sí afloraron más los nervios un poco), al momento pusimos todos los pasos en su sitio.
Seguir leyendo »Ya se iba acercando la hora en la que tenía que empezar a peinarme para estar lista cuando llegara el maquillador, así que Iván se fue a la habitación de sus padres para prepararse más tarde... ¡ya sabemos que los chicos tienen menos preparativos!
Mientras me peinaban, me trajeron un ramo de sorpresa con una tarjeta tremendamente emotiva que me mandó Iván. ¡Las emociones seguían poniéndose a flor de piel! Los ratos en los que estuve con las peluqueras y con el maquillador me sirvieron para relajarme y seguir disfrutando de ese día inolvidable. Y fue con ese ánimo con el que empecé a vestirme con la ayuda de mi hermana, con mi madre también en la habitación viviendo estos momentos tan especiales. La entrada a la ceremonia la hacía con mi madre de madrina, pero antes Iván y yo nos íbamos a ver, era nuestro momento, queríamos vivirlo sin tener gente a nuestro alrededor y así fue. Después seguía una gran sorpresa para todos los invitados a la boda: ¡la entrada de los novios en burro a la ceremonia! Sí, chicas, así llegué yo acompañada de mi futuro marido. ¡Un auténtico momentazo!
La concejala que nos casaba nos dejó adecuar la ceremonia a nuestro gusto en lo que al guion y las intervenciones se refiere, así que conseguimos que fuera muy emotiva y divertida al mismo tiempo. En la cena salió todo también fantástico y lo mejor era sentir que los invitados estaban a gusto y pasándolo genial. En definitiva, fue un día maravilloso, extremadamente especial e irrepetible, nos abrimos a disfrutar todas las emociones de ese día y al final vivimos a tope cada momento.
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