La boda de Ivan y Lidia en Madrid, Madrid

El día de nuestra boda

Bueno, por fin llego el día. Parece mentira 3 días después que todo haya pasado. Pasas un año preparándolo todo, en nuestro caso 2 (por confinamiento Covid), y de repente llega. Llega ese gran día. Con los nervios a flor de piel. Y te das cuenta de que todo lo que hasta ahora has soñado, hoy se va a cumplir. Pero también te das cuenta de que lo que no hayas hecho, ya no lo puedes hacer. Pero llegas con tus nervios, quieres hablar con todo el mundo, pero no, te tienes que estar quieta mientras te maquillan y te peinan. ¡Que me quede quieta, yo! jajaja.

Soy feliz porque disfruté cada momento de mi boda, recuerdo entrar por ese pasillo y ver a mi marido al final de él. ¡Uf, qué largo fue ese paseíllo, me temblaba todo el cuerpo, pero mereció la pena! El calor de los invitados y el cariño de la familia se notaba desde ese pasillo en las miradas. Y cuando llegó todo ese momento de sí, quiero, palabras y emociones... Comenzó lo bueno. Sí, yo quería entrar bailando y así lo hicimos. Con humo de colores y con copa de champán en la mano brindamos por nuestro amor con todas aquellas personas que queríamos.