La boda de Iván y Idaira en Santa Brigida, Las Palmas
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I&I
27 Jul, 2019El día de nuestra boda
Pasamos la noche anterior a nuestro gran día en el hotel, Pedro, como días anteriores, (habíamos reservado habitaciones para los invitados) nos recibió con una sonrisa de oreja a oreja, al igual que sus compañeras, preguntándonos qué tal los nervios “bodiles” y hablándonos como si nos conociesen de siempre.
Al día siguiente, después de desayunar, empecé a preparar los detalles de la zona de la cena y cóctel, mientras mi previo marido, iba a buscar sus padres.
Gustavo, nuestro organizador, estuvo atento a todo lo que teníamos planeado para que estuviese perfecto y me recibió como siempre, con su simpatía y saber estar.
Ahí conocí a nuestro metre Miguel, un profesional de pies a cabeza, pero como persona es excelente. Nos ayudamos a organizar todo después de la ceremonia. Yo estaba encantada de la vida, sin nervios, feliz...
Por fin llegó mi pareja y sus padres, ya estaba eso hecho y empezamos con el resto para poder almorzar a una hora más temprana ya que nos casábamos a la tarde.
Seguir leyendo »Empecé a darme cuenta de verdad que me iba a casar cuando le dije a mi pareja que me iba para prepararme y me responde: "amor, te veo luego en el altar". En ese momento, que estaba tranquila, empezó a florecer los nervios.
La ceremonia fue divertida y emotiva: divertida, por parte de los invitados al verlos disfrazados de los años 80, los maestros de ceremonia que contaron anécdotas... Y emotiva, al ver mi pareja emocionada y sonriendo, y nuestros amigos (maestros de ceremonia) tocando la parte sensible de cada uno...
Mientras nuestros invitados se fueron al cóctel, nos fuimos a nuestra sesión de fotos. El videógrafo y fotógrafo intentaron ser serios... Pero toda la sesión fue con risas, nunca vamos a tener una sesión de fotos tan graciosa como ésta.
El cóctel y la cena fue espectacular, todos estaban hablando con todos, incluso con los camareros y el metre, que los atendió estupendamente, estuvieron muy atentos. La comida estaba exquisita (o eso dicen, porque estaba eufórica y apenas comí, pero lo poco que comí estaba exquisito).
Y ya por fin, subimos a la sala de baile, parecía una niña pequeña viendo un parque nuevo. La decoración que nos hizo Yolanda y su familia con poco tiempo para prepararlo (por motivos ajenos) nos dejó encantadísimos, mirábamos a todos los detalles y a los invitados también.
Nuestro baile, aunque hubo algunos pasos equivocados por parte de la novia (yo) fue perfecto, no parábamos de mirarnos enamorados, como cada día hace algo más que tres años y sonriendo, sólo existíamos nosotros y la canción.
Pero como había más gente, volvimos a la tierra y empezamos a bailar con todos y cada uno de los invitados sin parar (el novio sí paró, y yo también, pero para quitarme los zapatos...). Nuestro dj Carlos se camufló muy bien con la temática de la boda, se disfrazó y ahí fue cuando se convirtió en dj Eleven. Lo hizo genial, todos se reían con él, puso música de ritmos diferentes para cada momento de la noche.
Fue uno más de nuestra gente, no porque estuviese disfrazado, sino porque nos trató como amigos desde el primer momento.
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