La boda de Ivan y Cristina en Sentmenat, Barcelona
Rústicas Verano Rosa 9 profesionales
I&C
02 Jul, 2016El día de nuestra boda
¡Abrí los ojos y al segundo ya estaba en pie! Nos costó muchísimo dormir la noche de antes a la boda, pero eso fue lo de menos. Ya había llegado nuestro día, después de esperar más de año y medio y prepararlo todo con tanta ilusión.
Mi familia es muy de estresarse, siempre digo que somos la familia de los locos, pero que locura tan bonita. Me duché, Iván se empezó a preparar sus cosas y cada uno se fue a casa de sus respectivos padres. A mí me esperaban las mujeres de la familia en la peluquería. A ratos me acordaba de la película "Mi gran boda griega" cuando se juntan todas para preparar a la novia. Teníamos “la pelu” solo para nosotras y fue un no parar de emociones todas allí juntas.
A las 3 teníamos que estar todas listas que venía el fotógrafo. Y a las 3 en punto entraba por la puerta de casa de mis padres. No quería estresarme, lo prometo, pero fue muy muy difícil, la casa llena de familia (hasta de Chile vinieron) ¡y yo sin vestir! Me metí en la habitación con mi prima y las dos poquito a poco colocamos el vestido, los zapatos, los pendientes, etc. Por más que tengas asumido y preparado todo, siempre hay algo que olvidaremos, ¡doy fe! No me puse la liga y no me di cuenta hasta el aperitivo. En fin, luego sigo con esto.
Seguir leyendo »Llegó el fotógrafo e hicimos unas poquitas fotos yo sola. Odio las fotos muy posadas, ya le dije que no quería un super reportaje. Hicimos unas cuantas y me dispuse a salir de la habitación. Tengo ese momento tan marcado en la memoria, abrí la puerta y detrás había tanta gente esperando verme, fue uno de los momentos más emocionantes de la boda. Familia, amigas, ¡qué nervios! Salí y los vi llorar de emoción, los vi reír de alegría, fue un momento mágico, la verdad.
Hicimos unas fotos de familia y empezamos a prepararnos para irnos a la ceremonia. Empecé a ver que mi hermana hacía cosas raras, de aquí para allá, pero no quise investigar para no chafar ninguna sorpresa. Efectivamente mis padres habían reservado un Cadillac rosa para llevarme a la boda. ¡Qué bonito por favor! ¡Me encantó! Pero la alegría duró poco la verdad. Al subir al coche, pues que ¡no arrancaba! Fue un momentazo para que os lo voy a negar. Las caras de todos eran un poema, y yo ahí sentada, relajada, pensando: como me ponga yo atacada sí que la liamos, así que relájate.
Esperamos un buen rato pues íbamos con tiempo, pero nada chica, ¡la cosa no tiraba! Así que me amarré mi vestidazo, me bajé del coche y le dije: Lo siento chico pero aquí te quedas que yo tengo que ir a casarme.
Me subí en el coche de mi padrino y para “alante”. Eso sí, le dije, “pon el aire a toda leche y ponme reguetton”.
Entre tantas, el bus que tenía que recoger a mi parte de familia llegó casi 1 hora tarde (que me pasen 2 cosas ya es la monda).
Total que llegué yo antes a la ceremonia que casi todos los invitados, así que tuve que quedarme escondida en el coche a esperar a todo el mundo. A todo esto mi novio y yo hablando por teléfono para llegar compenetrados, que no quería hacerlo esperar 1 hora al pobre en el altar.
Si os digo que el maquillaje y el pelo llegaron intactos es porque madre mía que profesionales son en mi “pelu”.
¡Y al fin llegó mi momento! Mientras Ivan hacía su entrada al altar yo estaba esperando mi momento en la parte de atrás de la masía. Escuché su canción y cómo le silbaban y aplaudían y me entró un tembleque, ¡me emocioné muchísimo! Vino el chico del restaurante y me dijo “¡Te toca!”. Mi padre pobrecito me cogió de la mano y me dijo “tú tranquila”. Empezó a sonar mi canción y yo temblando, no sé ni cómo eché a andar. ¡La verdad es que no ves a nada ni a nadie, simplemente lo miré a él y seguí caminando!
Después del estrés post-Cadillac y bus, nos vino bien el rollo de la jueza para relajarnos todos un poco. Ahí empecé a ser consciente de la situación, a mirar a nuestra familia, los amigos. Lloraba todo el mundo, gente que jamás imaginaría llorando a moco tendido.
Nuestras hermanas leyeron junto a nuestros sobrinos y fue tan precioso. Después leyó mi prima de Chile que es periodista. Y para la entrega de las alianzas nosotros nos hicimos una pequeña lectura cada uno. Me emocioné mucho, ¡leí fatal! Estaba super emocionada la verdad.
Otra de las anécdotas de la boda fue el sí quiero, o mejor dicho, el sí, porque mi novio solo dijo Sí, y yo dije Sí quiero.
Acabó la ceremonia y nos hicimos unas fotos alrededor de la masía, ¡el entorno es precioso! Además Ivan llegó con una furgoneta Hippie preciosa que aprovechamos para el reportaje.
¡El aperitivo pasó volando! No comí nada, no porque no quisiera, ¡es que es imposible! Besas a todo el mundo, todos quieren fotos con los novios, las fotos de grupo, ¡iuna locura máxima!
La entrada al salón fue lo mejor. Hicimos un vídeo que proyectamos sobre una pantalla de papel, en el que se suponía que era el día de la boda y nos dormíamos. El vídeo acaba con nosotros entrando al salón, y en ese momento entramos nosotros rompiendo el papel de la pantalla. Fue tan emocionante oír como reían mientras lo veían.
Todos los detalles de la boda los hemos hecho nosotros, desde los detalles a las chicas (llaveros corazones hechos de ganchillo por mi), para los chicos kits gin tonic, hice labiales para repartir en el baile, chapas con frases personalizadas, photocall para el baile, espardeñas para las chicas que nos regalaron los testigos, cuadros playmobil para regalar a futuras parejas, etc.
La cena fue muy divertida, la gente estaba animadísima. Los amigos nos hicieron regalazo y nuestras hermanas un vídeo de fotos con el que lloramos a mares.
El baile pasó volando. Cuando me di cuenta estaba entrando en el hotel a las 8 de la mañana.
El día de la boda se disfruta, pero lo que más se goza son los preparativos, la ilusión con la que se hace todo. Ahora no paro de mirar las fotos, ¡de recordarlo todo! ¡Qué penita me da que todo haya acabado!
¡Un beso para las futuras novias!
Servicios y Profesionales de la Boda de Ivan y Cristina








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