La boda de Iñigo y Larraitz en Donostia-San Sebastián, Guipúzcoa

El día de nuestra boda

La semana entera fue un show ultimando los detalles, buen tiempo, etc. El sábado fiesta toda la noche. Tenía peluquería a las 8.30, llenaron de globos y una decoración muy chula en Peluquería Oihana Jareño. A las 9.30 vino a casa la maquilladora y todo fue bien, íbamos con tiempo de sobra. Mi vestido era de Fara Sposa y me puse por encima una chaquetilla de Guipur con la que hace 48 años se casó mi madre, los pendientes eran de mi abuela y los zapatos de calzados Larra. Para el ramo tenía claro que no quería ni rosas, claveles y parecidos, así que elegí una protea.

El fotógrafo me sacó un par de fotos vistiéndome, que me ayudó mi hermano pequeño, ya que mi madre por problemas de salud no pudo. El coche nos esperaba y bajamos mi padre y yo (con paraguas). Me costó meterme en el coche, ya que algunas vecinas y gente del alrededor quería darnos la felicitación. No estaba nada nerviosa ni lloré hasta que fui viendo que llegábamos a la iglesia de San Vicente. Estaban todos fuera esperándome (no se me va la imagen), según salí del coche se me resbaló el zapato y rodó hacía la puerta (Iñigo me lo tuvo que poner a lo Cenicienta con su traje de Hugo Boss). Una vez en orden todo, entré del brazo de mi padre con la canción de Halo de Beyoncé. La misa fue muy amena y lleno de anécdotas (el cura nos hizo escribir nuestros botos y el intercambio de anillos). Hizo hacer partícipes a todos haciendo preguntas de que pensaban que era el amor... Muy divertido. Nos tocaron la Tamborrada (muy emocionante) y a la salida mis amigos nos bailaron un aurresku. Una vez terminado nos fuimos todos para el restaurante Mirador de Ulia (los invitados en autobuses Alza y nosotros en coche), ya que las fotos de después las queríamos hacer otro día con las dos perras que tenemos. Las fotos de los familiares la hicimos ya en el restaurante mientras estábamos en el cóctel. La entrada la hicimos con la canción de Paco Pil de Viva la Fiesta, todos se levantaron como locos a bailar también. La comida estuvo exquisita y el ambiente también (hubo encuestas, como recordatorio de la boda sorteamos tres cajas de aventuras, etc). Una vez en el baile que contratamos a Burunda dj, no quisimos hacer el vals y yo empecé bailando la de Sax y luego nos juntamos y pusimos una canción vasca que está sonando ahora en la radio. Pusimos animación de Phototxelfie y un cigar bar. Terminamos a las 20.30 en el restaurante (que nos arrepentimos de no haber cogido hasta la noche) y nos fuimos a hacer la postboda al Anden más de lo mismo bailar y bailar. De allí a dos días, nos fuimos de luna de miel. Me lo pasé en grande y me casaría cada año y con el mismo.