La boda de Iñaki y Raquel en Berga, Barcelona
Rústicas Verano Azul 7 profesionales
I&R
28 Jul, 2018El día de nuestra boda
Un sueño hecho realidad... Quería casarme y hacerlo en grande y, así fue, igual o diría que mucho mejor a lo esperado.
Al fin llegó nuestro esperado 28 de julio. Tenía el cosquilleo habitual (supongo, y según me decían), durante la mañana del día B. Me levanté y fui a desayunar con mi madre y mi hermana. Me ayudaron a relajarme y tranquilizarnos juntas, recordando esos momentos previos y, lo mejor, lo que estaríamos a punto de vivir las tres juntas. Fuimos a ponernos guapas, a la peluquería y, luego, vendría el maquillaje. Cuando terminé, la última, me fui directamente a la masía donde hacíamos el banquete. Allí me esperaba Carmen, amiga y profesional de maquillaje. Sin ninguna duda, supo calmarme y mucho, porque estaba temblando.
Un poco más tarde, aparecieron los fotógrafos y el videógrafo y allí supe que me quedaban pocos minutos para dirigirme al altar. Últimos retoques, entramos a la habitación donde guardaba mis complementos y… ¡mi vestido! Ay, mi precioso vestido. Qué ganas de volver a verlo y, por fin, ponérmelo. Desvelar mi mejor secreto guardado.
Seguir leyendo »Momentos antes al altar, cité a mis amigas. ¡Mis confidentes, ellas, mis 10! Quería algo como damas de honor, pero a mi modo. No les indique en ningún momento el dress code, simplemente les dije que tenía una sorpresa para ellas.
Solo quería que fueran las primeras en verme, hacernos unas fotos para tener un bonito recuerdo, y entregarles una pulserita de flores a cada una de ellas. Les dediqué unas palabras y luego, les puse una a una la pulsera, iban a conjunto de mi ramo y de las flores del día.
Lo que no esperaba es que ellas tenían también algo para mí. Un texto donde hablaban del círculo de amistad que hemos tejido estos tantísimos años, y un collar con forma de círculo y diamantes alrededor. ¡Qué momentazo! Sentí una emoción de tener tanto bellezón por ahí y de querernos tanto...
Finalmente, nos dirigimos a la iglesia. En el Santuari de Queralt, donde celebremos la ceremonia de nuestro gran día. Mientras subía con mi padre, me vino a la cabeza el gran momento que estaríamos a punto de vivir. Estaba con la emoción a flor de piel, muy asustada por los nervios que tenía y a la vez, enamorada por todo lo que me rodeaba. Mi padre me abrazó para decirme que todo iría bien y que él estaba allí. Y así, avanzamos. Cuando lo vi a él, con lágrimas en los ojos lo abracé de inmediato. ¡Mi amorcín! Al avanzar temblaba y él llorando de emoción... Pues, este fue el mejor momento de los dos.
Cuando terminemos de la ceremonia había un autobús que esperaba los invitados para dirigirse al aperitivo. En la masía de Cal Puntes (Gironella). Un lugar y entorno idílicos para bodas de ensueño.
Nosotros nos quedemos con los fotógrafos para hacer algunas fotos de los dos y después asistimos al aperitivo. Queríamos hacer una entrada divertida. Entramos con una vespa, mientras los invitados nos esperaban con un globo. ¡Queríamos llenar el cielo de ilusión y deseos, y así fue!
Disfrutemos del ratito con los amigos, charlando, comiendo "poco", haciéndonos selfies, y así paso. En un abrir y cerrar de ojos, estábamos ya a punto de entrar al banquete, para cenar. ¡Pasó rapidísimo!
Llegó el momento de entrar a la sala. A los invitados les esperaba un vídeo de los dos, que grabemos días antes de la boda. Y, para el momento de entrar nosotros, queríamos hacer una entrada distinta, y cambiemos las servilletas por globos con confeti de estrellas.
El banquete fue una espectacular fiesta de amor y diversión. Muchos detallitos, emoción, alegrías y lloros.
Finalmente, pasemos al baile... Yo hice un cambio de look. Iba princesa y quería ir algo más "cómoda" para la pedazo de coreo que habíamos montado. Entonces, por sorpresa de todos, incluso mi marido y mis padres también, me cambié el vestido. Y estaban todos esperándome, con un pasillo de bengalas... Todo muy, muy mágico.
Y allí continuamos bailando y bailando, y enamorándonos más y más del maravilloso día vivido y compartido.
Qué pena que todo pasara tan increíblemente rápido. No quería que terminara…
Iñaki, cuándo nos volvemos a casar, ¿dices?
Raquel.
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