La boda de Iñaki y Laura en Cubas De La Sagra, Madrid

Cuando se marcharon estuvimos esperando cerca de una hora a que viniera a recogerme la furgoneta hippie que habíamos contratado, pero claro, no contábamos con que es antigua y no coge mucha velocidad. ¡Yo me estaba aburriendo!

Y llega el momento de llegar al altar del brazo de mi padre. No me puedo olvidar de la cara que puso Iñaki cuando me vio. ¡Se emocionó muchísimo! y nos fundimos en un enorme abrazo de esos que te quitan todo lo malo que tengas.

La ceremonia preciosa, emotiva y por qué no decirlo, también graciosa, ya que nuestro cura nos hizo inflar globos para mostrarnos cuánto nos podíamos llegar a querer. Cuando ya estaba terminando la ceremonia, nos preguntó que si queríamos decir unas palabras e Iñaki no solo se dirigió a los invitados, sino que me dio una pedazo de sorpresa... ¡me regaló un violonchelo! Siempre he tenido las ganas de tener uno y aprender a tocarlo, así que ahora me toca dar clases.

Cuando ya estábamos casados empezó la fiesta con cóctel, una cena maravillosa y nuestros bailes. Tengo que hacer una mención especial a Enrique, el maitre de la finca Buenos Aires y a Wilson, el responsable de que todo salga bien. Fue increíble como estuvieron atentos a cada invitado y ayudándonos a nosotros en todo. Un diez sin duda.

Ahora, casi 10 meses después de nuestro gran día, no puedo parar de pensar en lo que disfrutamos desde el minuto uno en el que comenzó todo. Sin duda, me volvería a casar con Iñaki y en el mismo lugar y con la misma gente que hizo que fuese tan especial.