La boda de Hugo y Helena en Burgos, Burgos
Al aire libre Verano Naranja 4 profesionales
H&H
09 Sep, 2017El día de nuestra boda
Amaneció nublado pese a nuestras súplicas. Durante los dos días previos visitamos las páginas meteorológicas más fiables y estudiamos cada tramo horario. El viernes daban máxima 27° y el sábado máxima 17° y lluvia. No lo podíamos creer, ¡después del verano tan caluroso y sin una gota, llueve nuestro día!
Pensamos exteriores y diferentes fotos junto nuestra fotógrafa para el reportaje. La peluquería fue un momento relax, hasta que empezó a llover y una clienta dijo menudo día y ya empecé a cambiar de registro.
Después de dos horas de maquillaje y peinado, mi peluquera amablemente me acompañó al taxi con un paraguas de otra clienta, mucho estudiarme el tiempo, pero no lo cogí.
El novio una horita escasa en la “pelu” y en casita ya poniéndose guapo. En el salón de mis padres me ayudaron a vestirme mi hermana y mi madre, en breve llegó mi primo que nos llevaba en su 124 sport del 1970 recién tapizado, y me traía mi ramo de proteas y eucalipto, de bambú, precioso.
Salimos hacia la catedral, con paraguas de varios colores y complementos varios. Respetó e incluso salieron rayos de sol. Por eso nos animamos a celebrar la ceremonia en los jardines de la Galería, volviendo locos a los encargados y a la familia que había desplegado media orquestra y media docena de cámaras para registrar el evento.
Seguir leyendo »Nuestro hijo mayor de 3 años no quiso hacer la entrada como habíamos ensayado, y bajó conmigo, aunque al final se quedó mirando unos bichos del jardín. Momento risas.
La ceremonia fue preciosa, llovió, pero aun así preciosa, una anécdota más. El lunch espectacular, el photocall de Virginia, Aire Fresco, que había hecho igual que las invitaciones, precioso. Después dio mucho juego en la discoteca, al detalle con maletas antiguas, complementos temáticos y letreros de nuestros pueblos y viajes…
La comida excepcional para los más exigentes, es que todo fue perfecto. Tuvimos una mesa presidencial alternativa. Para que todos comiéramos a gusto, y no forzar a los padres cuando ha habido separaciones difíciles, cada uno se sentó con sus más allegados.
Y los novios con los amigos, una mesa de 14 ovalada en el centro. Cantamos y bebimos como si estuviésemos solos en nuestras escapadas.
Los niños se portaron fenomenal. De los 25 que había, 20 eran de 3 a 8 años. Y con las animadoras que contratamos nosotros y todos nuestros familiares y amigos disfrutamos como si estuviésemos sin hijos.
En la discoteca, el Candy bar que fue otra cucada, ¡duró medio asalto pese a estar preparado para un ejército!
Y de pronto el novio me cantó una canción de Coque Maya que hizo llorar a más de uno/a. ¡No puedo vivir sin ti! Se lo curró, puso la guinda. Después de todo lo que me moví para los preparativos, va el chico y con esto ya quedó como el rey.
Una fiesta preciosa donde lo más especial para nosotros fue vivirla con nuestros hijos, Adrián y Darío.
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