La boda de Guillem y Lígia en Sant Antoni De Vilamajor, Barcelona

El día de nuestra boda

El día fue mágico, así sin más. Veníamos de un aplazamiento debido al Covid-19 y tras hablarlo con todos los proveedores nos decidimos por septiembre. “Aún hará calor" pensamos, ¡madre mía! Nos hizo un día increíble y eso que la semana anterior amenazaba lluvia. Yo llegué a toda prisa porque me había entretenido en la pelu y por el contrario mi chico llevaba allí 4 horas y no había podido comer, estábamos los dos de los nervios.

Habíamos firmado el día antes en el juzgado, pero recuerdo decirle a mi cuñado (y padrino) que estaba como un flan a lo que él me respondió “es que ahora va en serio, lo de ayer era un ensayo" nos reímos y me apoyé en él como solo puedes apoyarte en un hermano. Cuando vi a Guillem al final del pasillo, fue real, ya estaba… Cuánto había costado llegar hasta allí y madre mía qué guapo estaba. Obvio estaba junto a Jaume, uno de nuestros mejores amigos. Estaba a punto de casarnos y temíamos un pelín por lo que se pudiera decir en los próximos 30 minutos, todo fue perfecto y lloramos como nunca antes, pero que esperábamos, al fin y al cabo, era una boda.