La boda de Gabriele y Elvira en Gurugu, Madrid
Al aire libre Primavera Blanco 4 profesionales
G&E
05 Abr, 2019El día de nuestra boda
Fue un día maravilloso. Lo cierto es que no todo salió como habíamos pensado, porque no contamos con la lluvia y mucho menos con el granizo, pero ambos fueron factores que ayudaron a que fuese un día inolvidable para todos. Comenzó siendo un día "gris" en el sentido más literal, porque estaba lloviendo. Pero en el sentido figurado no fue para nada gris, fue del color que cada uno elija por ser su favorito.
Comenzamos mi madre y yo con la peluquería, que fue todo un éxito, aunque al salir estaba lloviendo y tuvimos miedo de que se nos estropease el peinado. Estábamos todos arreglándonos lo más rápido posible, porque parece ser que la lluvia lo relentiza todo. Los nervios se sentían a flor de piel, yo lo sentía, todos a mi alrededor estaban nerviosos, emocionados y entusiasmados, y debo admitir que eso me encantaba. Yo me sentía un poco diferente a ellos, es algo difícil de explicar, me sentía tranquila, serena y tan feliz... Esto fue así a lo largo de la mañana mientras me preparaba. Me maquillaron con mucha ilusión, dado que era una amiga cercana. Mi madre me ayudó a vestirme, me puso los zapatos, me subió y abrochó el vestido, me puso los pendientes... todo esto con una sonrisa y unos nervios que podía parecer que era su boda, y es que ella y yo tenemos una relación muy especial, porque además de ser mi madre, es mi mejor amiga.
Seguir leyendo »Mi padre estaba completamente feliz y eso me daba tranquilidad, porque me indicaba que no tenía ninguna duda ni objeción con respecto a mi decisión de casarme con Gabriele y yo tampoco. Me recogieron dos amigas de mi madre en un Audi negro precioso, que además habían decorado con flores y lazos. Un coche perfecto para la ocasión porque además tenía espacio para la cola del vestido y para el velo de modo que todo siguiese perfecto. Una vez sentada en el coche, de camino a la finca, algo cambió. Íbamos acercándonos al sitio que habíamos elegido para la ceremonia y la celebración, así que tuve que llamar para avisar de que estaba a 15 minutos del sitio. Empecé a sentirme nerviosa, como cuando eres pequeño y es el primer día de la vuelta a clase, que te mueres de ganas de que lleguen las 9 de la mañana para entrar y ver a tus amigos y compañeros, ver quién es tu nueva profe, etc. Yo me moría de ganas de llegar y ver a mi gente feliz y disfrutando de un día tan especial y, sobre todo, estaba deseando ver la cara de mi marido al verme entrar vestida de blanco, del brazo de mi padre, con la canción que siempre he soñado tener de fondo y caminando lentamente hacia él para prometernos amor eterno delante de las personas que consideramos más importantes para nosotros. Llegar y ver a mi padre abrirme la puerta del coche me hizo mucha ilusión y recordé lo afortunada que soy de tener la familia que tengo, que me apoya en todo y me ayuda siempre.
La ceremonia fue preciosa y muy emotiva, además de bilingüe, porque fue español-italiano. Al finalizar la ceremonia hicimos el paseo en el que nos tiraron pétalos y también usamos pomperos para no perdernos entre tanto pétalo. Y después dio comienzo el cóctel, que duró más o menos una hora y media, lo que nos permitió saludar a todo el mundo, abrazar a aquellos que no habíamos visto en bastante tiempo y a los que habíamos visto el día anterior también. Entre comida y abrazos "nos escapamos" unos minutos para hacernos fotos a solas, y luego volvimos para hacernos las fotos con los invitados. Lo cierto es que Gabriele y yo, lo que es comer no comimos mucho en el cóctel, porque estábamos más bien a otras cosas, pero nuestros invitados nos dijeron que estaba todo buenísimo y que los disfrutaron un montón, así que eso es lo que cuenta. Después del cóctel todos los invitados fueron a la sala del banquete, nosotros fuimos los últimos en ir porque todos tenían que estar preparados en sus sitios para cuando llegásemos. Al entrar en el sitio nos recibieron con dos copas de champín con las que hicimos nuestro primer (pero no último) brindis, luego fuimos paseando entre las mesas al ritmo de la canción que habíamos elegido, hasta llegar a sentarnos en la mesa presidencial. El banquete estuvo espectacular, tanto por la comida elegida como por el servicio recibido.
Al acabar de comer, algunos de nuestros invitados pidieron hacer un juego en el que nos hacían preguntas, Gabriele y yo estábamos sentados de espaldas y yo tenía un zapato suyo en una mano y en la otra mano uno mío, y lo mismo él, y para responder no podíamos hablar, sino que teníamos que levantar el zapato (sin saber lo que el otro estaba respondiendo). Fue muy divertido y ver las caras de los invitados hace que sea incluso mejor. Parece ser algo típico en las bodas italianas, así que no podía faltar. Cortamos la tarta con una espada y luego la probamos, y lo cierto es que no sólo era muy bonita, sino que además estaba muy buena. Después nos acercamos al carrito en el que habíamos dejado los regalos para los invitados (además de pañuelos personalizados que estaban a la entrada de la ceremonia, pomperos que usaron para cuando acabó la ceremonia, etc.), cogimos dos cajas cada uno (porque teníamos bastantes cosas preparadas) y fuimos mesa por mesa de invitado en invitado repartiéndolos, y haciéndonos una foto por mesa. Los regalos los preparamos todos entre mi madre y yo mayormente, y Gabriele también hizo su parte, pero con esto quiero decir, que no eran solo los regalos en sí, sino que dedicamos tiempo y amor a cada invitado. También aprovechamos para dar las bengalas que sirvieron para que iluminasen nuestro primer baile, y los mecheros correspondientes. Nuestros invitados tuvieron tiempo para "dejar su huella" en un árbol dibujado en un lienzo que habíamos preparado y que nos sirve como recuerdo a día de hoy.
Después de terminar de comer y reposar la comida, con una infusión, café o té... o lo que cada uno quisiera, nos fuimos al sitio de la discoteca con barra libre. Comenzamos dando las gracias a los invitados una vez más y haciendo un brindis. Luego tiré el ramo. Después dio comienzo la fiesta con nuestro primer baile, y el baile de padre-hija y madre-hijo. Fueron momentos muy especiales, y honestamente, me sentía y me siento la mujer más afortunada. La fiesta fue un éxito total, la gente disfrutó de la música, la barra libre y el candy-bar, nos hicieron bailes especiales (uno fue un tango realizado por mis abuelos y el otro fue una tarantella que bailaron dos amigos italianos). Además, tuvimos la suerte de contar con animación infantil, lo que permitió que los padres pudiesen disfrutar y los hijos también, haciendo cada uno lo que más le gustaba. También teníamos un sitio preparado fuera con nuestras iniciales de 1 metro de altura y un par de frases románticas y corazones, para que la gente se pudiese hacer fotos de recuerdo. Fue la boda de mis sueños. Además, llovió (que dicen que "novia mojada, novia afortunada"), hizo sol (como nosotros queríamos), y granizó, lo cual dejó un paisaje precioso. Y todo esto fue posible gracias al enorme apoyo recibido por parte de nuestras familias y también gracias al gran servicio que nos ofrecieron en la finca, dado que Bogdan se encargó de que todo fuese perfecto el día de la boda, también teniendo en cuenta todo lo que hicieron sus compañeras previamente. Está claro que una boda requiere bastante preparación y mucho esfuerzo, pero si se cuenta con la gente adecuada el éxito está asegurado, porque además el amor siempre triunfa.
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