La boda de Gabriel y Alicia en Mirabel, Cáceres
Al aire libre Primavera Rojo 6 profesionales
G&A
30 Abr, 2017El día de nuestra boda
Había llegado el día, la mañana del enlace se presentó fría y lluviosa para ser el último domingo de abril sin haber caído una gota en todo el mes. Las nubes tapaban el sol y desprendían una cortina de fina lluvia que entristecía el paisaje. Esta situación hizo cambiar mis pensamientos más hacia cuando podría dejar de llover que hacia tengo el cuerpo como un flan, pero sirvió para serenar mis nervios
Los preparativos eran sencillos, levantarse, afeitarse, ducharse y preparar el traje y la habitación para que cuando el fotógrafo llegase estuviese todo más o menos listo. Mientras daba cuenta de mis obligaciones agradecí estar en una habitación de la segunda planta de la casa del pueblo de mis padres, pues solo escuchaba gente entrando en la planta baja, la peluquera y maquilladora, familiares que venían desde distintos puntos para vernos, etc., pero no quise bajar, estaba más tranquilo arriba y no me sentía preparado tal como había empezado el día, para atender a todas estas personas, ya que en los pueblos esta visita es una costumbre y el día se presentaba largo.
Seguir leyendo »Fue lo mejor que pude hacer, pues el fotógrafo se presentó puntual, ahí comenzó el descontrol, fotos a los complementos, miradas perdidas, fotos vistiéndote ayudado por un familiar, vamos supongo que un poco como todo el mundo el día de su boda; finalizando con alguna foto en familia para marcharse finalmente el fotógrafo a casa de la novia y realizar la segunda parte del trato.
Y llegó la hora, ya estábamos todos vestidos, mi intención era caminar hasta la iglesia acompañado de mi madrina, mis familiares y algunos amigos que se habían concentrado en la casa, pero la lluvia continuaba, así que tuve que pedir el coche de la novia prestado, porque si no hubiéramos llegado empapados. ¡Vaya mañanita!
Nada más llegar a la iglesia, ahí sí cambió el semblante, seis preciosas damas de honor vestidas de rojo con una rosa roja, iluminadas por el gran pórtico de una oscura iglesia barroca del siglo XVI, situadas sobre una alfombra roja hasta el altar tres a cada lado, las pobres que frío tenían, a la vez que un grupo de danza Extremeña accedía por el mismo portón para subir al coro de la iglesia, y decenas de amigos, y de familiares, denotaban que todo estaba listo, que ya se había iniciado, que ya se había pulsado el botón de comenzar, así que sujeto por el brazo de mi madre comenzamos a caminar entre halagos y vítores de los presentes, hacia el lugar que teníamos reservado.
Fue una sensación extraña, parecía no estar seguro de si yo era el que estaba en una nube o realmente estaba en una niebla, pues nada veía con claridad, todo eran detalles, personas, gestos, sonrisas cómplices, la verdad que fue un momento muy emotivo.
De la espera en el altar podría hacer un capítulo de un libro, pero lo resumo en que, tras unos veinte minutos de retraso por la lluvia, estacionó un coche en la puerta de la iglesia, justo sobre la alfombra roja colocada en el exterior, llegaba la novia e iba preciosa, acompañada de su padre, al cual se sujetó y comenzó a caminar hacia el lugar donde me encontraba, escoltada por sus seis damas de honor que la llevaban como un ángel tras haber recibido la bendición del párroco.
La misa fue cantada como tradicional misa extremeña, ceremonia muy bonita pues el grupo musical lo hizo muy bien, convirtiéndose en un acto especial y ameno. El contenido de la misa ya lo sabéis y me lo salto, por lo que tras la bendición del párroco comenzó el jolgorio.
Comenzamos con las fotografías en el altar, primero los novios, luego con las damas de honor, luego con las familias, con los amigos, etc., en mi mente sólo estaba el disfrutar del momento porque no tenía consciencia de lo que se me venía encima una vez saliésemos de la iglesia. Durante este tiempo la meteorología nos dio un respiro, que dejó que el grupo de danzas, realizase unas actuaciones en la puerta de la iglesia para disfrute de los asistentes, el cual duró hasta que nos decidimos a salir.
La primera parte había pasado, nos mirábamos y teníamos la sensación de habernos quitado un peso de encima, no había nervios, solo una sensación de haber dado un paso hacia la serenidad, y allí se terminó, una traca de petardos, varios cohetes y mucho arroz y pétalos, inundaron el cielo durante unos segundos. Los vítores se sucedían y la música del grupo folclórico comenzó de nuevo a sonar acompañada de unos bailes dedicados a los novios. Fue muy emotivo ver tantas caras de felicidad, pero especialmente la de Alicia.
Como anteriormente dije, el tiempo no acompañó, lo cual trastocó un poco nuestros planes, sobre todo en el cóctel, que tuvimos que prescindir de los jardines durante un tiempo hasta que finalmente el cielo se abrió y nos dejó disfrutar del verde primaveral. A partir de aquí todo sucedió muy rápido, saludos a los invitados, fotos con los amigos y familiares, casi no me dio tiempo a probar nada del cóctel, lo cual espero que sirva de aviso para los próximos.
La comida estuvo genial, a todos les encantó, el menú fue tal cual el día de la prueba, ahí tengo que valorar la gran labor de la cocina del Hotel Balneario Valle del Jerte. Tras esto el coche nos llevó al hotel, trayecto de unos 45 minutos en el que hablé varias veces con la responsable del hotel a fin de saber qué tiempo hacía allí y saber si íbamos a poder hacer el cóctel en los fantásticos jardines del Hotel Balneario Valle del Jerte, si bien las noticias no fueron buenas y a nuestra llegada nos encontramos que estaban montando alguna mesa en el exterior del jardín porque acababa de terminar de llover y parecía que el cielo escampaba por fin, pero ya había invitados en el lugar y los camareros se esforzaban por servir a los que allí se encontraban.
Todo el cóctel fue un caos, teníamos preparado un photocall enorme que queríamos haber puesto en el jardín, pero ya era tarde y la responsable del hotel lo puso en un lateral del salón de banquetes donde se tuvo que realizar el cóctel. Teníamos una cámara instantánea y un libro de firmas para que los invitados se echasen fotos con nosotros en el photocall, pero cada cosa estaba en una punta del local, por lo que no se pudo realizar el cometido que teníamos dispuesto. Con las letras gigantes pasó lo mismo, que las colocaron en el interior del salón y no sirvieron para realizar fotografías, y entre tanto los invitados nos paraban para darnos la enhorabuena sin poder echarnos las fotografías que hubiéramos deseado con ellos. Lo dicho, el principio fue un caos.
Pero bueno, comenzó el banquete, para el que el fotógrafo había preparado una composición fotográfica proyectada sobre la pared del fondo del salón, composición que en su parte media iba cargada con el vídeo invitación que habíamos improvisado en nuestra sesión de fotos de la preboda y tras la cual sirvió para dar inicio al baile de camareros que iban asistiendo a las diferentes mesas para servir a los invitados.
Esta parte se desarrolló con total normalidad, hubo de todo, sorpresas, regalos, cánticos, lo dicho de todo menos tiempo a saborear cada plato, creo que teníamos demasiadas cosas preparadas.
La verdad es que el banquete salió genial, los platos eran y sabían igual que en el día de la prueba y el vino fue animando a los invitados.
El banquete lo cerramos con un baile muy original, un baile que habíamos ensayado con unos amigos apenas en dos fines de semana, un baile diseñado por nosotros a base de nuestras patologías y arritmias, algo que sorprendiese a los invitados, y vaya que si sorprendió, como que nadie se lo esperaba y casi no se enteran del vals.
Y así fue, realizamos una coreografía basada en la película La La Land, una coreografía que comenzaba con una canción de la banda sonora de este film, que consistía en un vals, comenzaba una letra de piando muy somera, que nos permitía cruzar entre las mesas de los invitados sin llamar la atención, para que una vez los novios llegásemos a la zona destinada al baile, nos explayásemos en un vals diferente al que se realiza en cualquier boda, un vals que apenas dura 45 segundos de reloj, pero tras el cual, una vez que nos paramos, cambió la música radicalmente dando paso a otra pieza de la banda sonora de esta película, una más animada, y allí estábamos sorprendiendo a los presentes, se quedaron boquiabiertos cuando una de las parejas nos entregó una mantilla para la novia y un sombrero para mí, ambos de color rojo, mientras que el resto del grupo se colocaba otras de diferentes colores, dando inicio al espectáculo. La gente acabó casi bailando a la vez que parecían meros espectadores de un programa de talentos, les gustó muchísimo, baile que abrió la veda de cócteles y cubatas, y que nos retuvo durante varios minutos para recibir las enhorabuenas de los invitados.
La verdad y resumo esta última parte de mi boda, es que tras el baile desaparecieron todos los atisbos de nervios que había ocultado durante el día, vamos que nos quitamos un peso de encima enorme solo de presenciar que más o menos todo había salido como esperábamos, así que nada, nos cambiamos de lugar, y todos nos fuimos adentrando poco a poco en un recinto nuevo que dispone el hotel para estas cosas.
La sala se encontraba abierta ya que los restos de lluvia y nubes se habían esfumado, lo cual permitió disfrutar toda la barra libre tanto del recinto como del jardín, pero aquello fue lo de menos, la gente va a las bodas a pasárselo bien, y eso es lo que sucedió, y más contando que durante las 6 horas de barra libre que pusimos tuvimos a un fenómeno que aquel día se ganó “pero bien el sueldo “, y hablo de un gran profesional, un animador de la empresa Santos Music, llamado Christian que hizo las delicias de la fiesta, animó a la gente, realizó concursos, actuaciones, atendía las suplicas de la gente, vamos, lo que le hacía falta a la gente para que aguantasen hasta el cierre total. Simplemente espectacular.
Así que nada y todo, porque fue un día inolvidable que pasó rapidísimo, lleno de circunstancias, emociones, situaciones, anécdotas (que salieron muchas y la mayoría nos enteramos el día después) todo pasó rapidísimo, por eso y que sirva de consejo os digo que todo lo que tengáis preparado o pensado preparar no lo dejéis para última hora, ya que es mejor ir tranquilo y descansado, con todo más o menos planificado y sobre todo no darle demasiada importancia a las cosas que al final no salgan como se han planeado, porque eso pasa y no puede pesar sobre el resto de emociones preciosas que vais a absorber en tan poco tiempo el día de vuestra boda, de un día que es tan especial.
¡Sin más me despido con un “Vivan los novios”, y esto es todo lo que puede decir del día de su boda un hombre ya casado!
Servicios y Profesionales de la Boda de Gabriel y Alicia



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