La boda de Gabi y Lucia en Llança, Girona

A las 11 ya estábamos en casa, ¡y ya no llovía! Mi madre y yo nos fuimos al lugar donde nos vestíamos (la casa de una vecina que no iba a estar en todo el fin de semana) y media hora más tarde llegó una amiga mía que nos hacía las fotos. En ese momento llamé a mi padre, que no me había visto todavía. Fue un momento precioso cuando me vio vestida de novia pero le dije que estaba prohibido llorar, que si no se me iba a quitar el maquillaje.

A las 12:30 salimos para el lugar de la ceremonia. En el coche íbamos mi padre, mi madre y yo. Había 25 minutos de viaje y me sudaban las manos, ¡me estaba poniendo nerviosa! ¡Tenía muchas ganas de ver a mi chico! Llegamos 8 minutos antes de la 1, así que mi padre se puso a dar vueltas por el pueblo con el coche. Los nervios aumentaban, muchos curiosos no paraban de mirarme, ¡y yo estaba temblando! A las 13.02 llegábamos a la Casa de la Cultura donde nos casábamos. Y para ponerme más nerviosa todavía... ¡toda la gente estaba fuera! En ese momento dije que o entraba todo el mundo o la novia no bajaba del coche, y así lo hicieron. El pasillo hasta el altar fue muy emocionante, con la canción de Kenny G- “The moment”, no podía mirar a nadie. No quería llorar. Sólo quería llegar hasta donde estaba mi chico (guapísimo) y darle un beso.

La ceremonia fue muy amena, divertida, emocionante. Los novios lloramos mucho, pero no sólo nosotros, casi todos estaban emocionados. El momento del "sí, quiero" fue precioso. Los dos nos miramos a los ojos y con mucha convicción lo dijimos. Nos pusimos los esperados anillos, y antes de acabar la ceremonia, un amigo nuestro nos leyó un texto hecho por él, y quien no había llorado antes, en ese momento seguro que lo hizo. Fue muy emotivo.

Firmamos los papeles, nos hicimos unas cuantas fotos y después 300 kilos de arroz cayeron sobre nuestras cabezas. Fue muy divertido. En ese momento escuchamos un sonido muy conocido por nosotros, ¡eran grallas! Nosotros formamos parte de una colla castellera (castillos humanos, tradición típica de Catalunya), de hecho nos conocimos ahí. Había venido una pequeña representación para darnos la sorpresa. Fue muy bonito, sobre todo por el significado que tiene para nosotros.

Luego nos trasladamos al restaurante e hicimos nuestra triunfal entrada al aperitivo. Fue afuera, ya que el tiempo nos acompañó. La gente se lo estaba pasando bien, la comida gustaba a todos y de repente, sentimos mucho ruido… ¡eran tambores! Un grupo de amigos nuestros de una batukada habían venido de sorpresa a tocarnos canciones para amenizar. ¡El novio no paraba de llorar! Fue super original y un momento super bonito.

Antes de pasar al salón nos hicimos las fotos de rigor con todos los invitados. Y a continuación todo salió como nosotros queríamos. La gente estaba muy contenta, se lo pasaban bien y se divertían. Después de los detalles, el baile de novios. ¡Aún quedaba lo mejor! Las tres horas de barra libre y baile. Todo el mundo bailó hasta el último minuto, todos con todos, grandes con jóvenes. ¡Fue todo perfecto!

Cuando acabó la fiesta los recién casados nos fuimos a una suite a pasar la noche de bodas, ¡y fue increíble!

Tengo un gran recuerdo de ese día, ¡todo salió tal y como queríamos! Fue un día único y especial. Y aunque se nos pasó volando, lo disfrutamos muchísimo.