La boda de Francisco y Lorena en Peñiscola, Castellón

El día de nuestra boda

Se casaron en un pequeño pueblito con encanto marinero sobre el mediterráneo... Peñíscola, ¿les suena?. Fue en la víspera de las Fiestas Patronales de Septiembre... Imagínense: un Sol radiante, el azul del mar rodeando la ciudad amurallada... y allí arriba, coronando el castillo... la pequeña iglesia Templaria que alberga a la Virgen de la Ermitana. Una virgen chiquitita pero muy querida, a la que la novia desde pequeña siempre veneró. Los invitados acudieron ataviados con sus mejores galas veraniegas... la música en directo de cuerda y viento en el coro trasladaba a los asistentes a una estampa típica italiana cuando empezó a sonar "La vida es bella" de Bellini... ¡Si! se han casado! Por fin, tras un año lleno de ilusión y nervios preparando el gran día...todo salía según lo previsto. Tras un corto paseo de los novios por los jardines del castillo y la batería de la reina... los autocares salieron puntuales hacia un enclave no menos singular que el de la ceremonia... un campo de naranjos con una masía abierta totalmente restaurada... que sirvió para dar muestra de la buena mano del chef que confeccionó el menú. El servicio, la iluminación, la decoración, la música, el ambiente… todo en si mismo fue un éxito. La mano firme pero ingeniosa de la wedding planner dio el toque final al evento. Gracias a Dios hubieron profesionales de la imagen que ayudaron a dejar constancia de ese maravilloso día y como un cuento de verdad, una tierna historia de amor que comenzó en la Costa Azul y sigue hoy en día en las islas Afortunadas...tuvo un final feliz (¡y siguen comiendo perdices!)