La boda de Francisco Javier y María Isabel en Girona, Girona
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10 Dic, 2022El día de nuestra boda
Fran y yo nos casamos el pasado 10 de diciembre. Antes de contaros ese día en concreto quisiera remontarme al maravilloso momento de la pedida. Viajábamos a Córdoba a celebrar mi cumpleaños y allí, en el puente romano, frente a la Mezquita-Catedral, la noche de mi cumpleaños, se arrodilló y me pidió que me casara con él. Fue un momento maravilloso.
A partir de allí comenzamos a plantearnos cómo organizar el día más importante de nuestras vidas (hasta el momento). No fue siempre tarea fácil y las últimas semanas estábamos nerviosísimos porque había muchísimos imprevistos (futuras novias, no sufráis, disfrutad el proceso y contratad a una wedding planner, da igual si tenéis formación o experiencia en organización de eventos, contratad a alguien porque esos días estaréis demasiado nerviosas para gestionar las cosas adecuadamente).
Además, en mi caso, mi mamá, mi mejor amiga y confidente se fue al cielo en 2020, así que durante todo el proceso, aunque tenía a mis damas de honor (pero a muchos kilómetros de distancia y por llamadas y videollamadas) me sentí muy sola y la extrañé infinitamente. Ella y yo años atrás ya habíamos fantaseado con mi boda y habíamos organizado una boda en navidad, así que decidí encargarme de todo para hacer realidad la boda de nuestros sueños en la que ella tomara un papel protagonista aun sin estar presente en cuerpo.
Seguir leyendo »Pero dejemos de hablar de cosas tristes y vayamos al lío:
Me desperté el día 10 en la suite de la preciosa masía Mas Geroni, en Vilafreser, con las luces del alba, desayuné con una de mis damas de honor y me comenzaron a peinar y maquillar. Estaba nerviosa y me moría de ganas de ver cómo iría vestido mi futuro marido al que no veía desde la tarde anterior.
Terminaron de prepararme y las cuatro mujeres de mi vida, mis damas de honor, me ayudaron a vestirme y nos hicimos fotos juntas mientras nos reíamos y comentábamos lo nerviosas que estábamos.
Llegó entonces mi hermano con el preciosísimo ramo que hizo Caterina (de Flors Caterina en Figueres, recomendada mil por cien) y allí ya fui la mujer más feliz al ver el ramo de mis sueños navideños hecho realidad.
Después se fueron yendo todas hacia la iglesia del Sagrado Corazón en Girona, donde tenía lugar la ceremonia religiosa. Solo quedábamos en la Masía la empresa de catering (Sabor a Brasa), Rose y Giulia, mi padre y su novia y yo. Cogimos el coche y nos dirigimos hacia la iglesia. Al llegar aún se escuchaba la música del novio, un escalofrío recorrió mi cuerpo y no pude esperar más para bajar del coche y esperar en la puerta de la iglesia a que fuera mi turno para entrar. Estaba impaciente por verle. Y al fin sonó. Perfect Symphony de Ed Sheeran con Andrea Bocelli. Entraron mis damas y seguidamente comencé mi recorrido hacia el altar. Cuando lo vi no pude evitar sonreír sin parar (creo que ya ninguno de los dos dejamos de sonreír en todo el día).
La ceremonia fue preciosa, familiar y divertida y doy gracias a Mn. Joan y Mn. Joaquín por concelebrar juntos, porque fue un regalo tenerlos a los dos. Y llegó el momento del sí, quiero. Y fue mágico. Al salir, una lluvia de arroz y confeti y miles de besos y abrazos nos esperaban fuera del templo. Y fuimos a dar un paseo con Rose, Nelson y Daan (fotógrafos y videógrafo). Fue un tiempo para nosotros, de intimidad entre toda la gente que recorría el centro histórico ese sábado a medio día.
El coche nos esperaba para regresar, esta vez juntos, a la masía donde nos esperaban los invitados en el cóctel con ambiente navideño y una comida riquísima. Cuentan los invitados que cuando entramos en la masía las nubes se apartaron para dar paso al sol que nos acompañó durante la hora de cóctel y fotos de grupo. Hablamos con todos, reímos y comimos mucho (cosa que creíamos incompatible).
Entramos a la sala del banquete y cuando la vimos fue un momento mágico, pues los camareros habían dejado el espacio de ensueño. Ahora sí era una boda de cuento de navidad, no faltaba ningún detalle. Comimos como reyes y al finalizar, sonó la música y apareció la tarta de mis sueños hecha por mi cuñado y su equipo especialmente pensada para nosotros.
Después todo fue mucho más rápido, entregas de regalos y charlas. Al terminar, mi padre que es músico tocó y cantó Boig per tu junto conmigo y tras ese emotivo momento finalmente llegamos al esperado baile nupcial donde se paró el tiempo y solo existíamos él y yo (tanto fue así que nadie entró a bailar hasta que no se acabó completamente esa canción y el DJ puso otra).
Bailamos, cantamos y hasta hicimos karaoke con familia y amigos hasta que no pudimos más para cerrar la fiesta con nuestra canción. Fran y yo, juntos, cantando nuestra canción para cerrar el día más maravilloso de nuestras vidas.
Mentiría si os dijera que no sentí la falta de mi mamá ese día, pero no fue un día triste, su energía estaba allí conmigo y así lo hice saber haciendo entrega de un ramillete de rosas blancas a su altar.
La semana siguiente fuimos a hacer el Camino de Santiago francés y enlazamos con las fechas de Navidad que disfrutamos con nuestras familias.
Esto es solo el comienzo de todo lo que nos espera a partir de ahora y, ¡vaya comienzo más completo!
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