La boda de Francho y Noelia en Morillo De Tou, Huesca
En el campo Primavera Morado 2 profesionales
F&N
24 May, 2014El día de nuestra boda
Nuestra boda, como la de todo el mundo fue muy especial, pero de todas las formas os la voy a contar. Comenzamos el viernes con la recepción de todo el mundo. Empezaron a venir poco a poco y llegaron desde las cinco de la tarde hasta las 2 de la mañana, pero les esperamos a todos con los brazos bien abiertos.
Al ser en Morillo, casi podríamos decir que todo el pueblo era para nosotros, la gente llegaba y se reencontraba, algunos después de muchos años, otros después de un viaje de dos horas, pero cualquier excusa era buena para abrazarse, besarse y reír, sobre todo reír. Pedimos a unos amigos que nos echaran una mano, bueno una, nos echaron las dos, y nos dieron de cenar unas excelentes hamburguesas a los cien que allí estábamos, cervezas, vinos, refrescos calimocho para apagar la sed, después ya vino el café y algún chupitillo, y con las gargantas calientes sacamos guitarras y afinamos las voces. La juerga se prolongó hasta las cuatro de la mañana y pidiendo más marcha.
El sábado era el día grande y empezaba temprano, visita rauda a la peluquería de la novia, la madrina y alguna invitada más y "afeitado" para el novio. Primeras fotos con la fotografa, ya con el traje y después a por la novia. A mediodía estaba preparada la ceremonia en El Cornato, en el Valle de Pineta, hasta allí se acercaron algunos amigos y chavales del grupo scout que no estaban invitados pero quisieron acompañarnos en ese momento tan especial.
Seguir leyendo »Después de la tremenda y emotiva ceremonia, preparada por dos buenos amigos, nos hicimos unas cuantas fotos en ese paraje espectacular que nos rodeaba.
Después cogimos el coche, y a por algo para picar, ya en Morillo, la única pena fue que la lluvia nos asustó y el ágape fue bajo techo y eso apagó un poco la fiesta y después pasamos a la carpa. Estaba decorada preciosa, estilo campestre y sin mucha extravagancia, los novios nos sentamos en una mesa central con un grupo de amigos y los demás nos rodeaban, casi todos en mesas redondas, salvo un grupo que estaba en rectangular para poder estar todos juntos.
De comer solo escogimos un entrante y un principal, puesto que siempre se come de más en las bodas, y no está la vida, ni el mundo como para ir tirando comida, más que suficiente para todos, regado con vino de la tierra.
La lluvia arreció y casi no nos deja ir a la zona del baile, que era en otro edificio, para no molestar a aquellos que estaban en Morillo, simplemente doscientos metros, bajo la lluvia. Allí acabamos con las reservas de Ginebra, Ron, Mojitos y todo lo que había, también con la mesa de chuches y después sentamos nuestros estomagos con una rica recena, digna de la zona, chorizo, longaniza, morcilla a la brasa, y alguna tortilla.
El cuerpo aguantó más el de unos que el de otros y los novios, con sólo casi veinte invitados, los más valientes, a las cuatro nos marchamos a la habitación, no sin antes disfrutar del último "regalo" de algunos amigos. Una habitación llena de globos rellenos de lentejas, y es que así somos los scouts, sonriendo a la vida y en todo momento.
En fin, lo resumiré fácilmente, el mejor fin de semana de mi vida.
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