La boda de Fran y Mony en La Bañeza, León

En febrero empezamos a preparar las invitaciones de boda, ya habíamos avisado a todos nuestros amigos y familiares del gran evento, ya que sabíamos que los invitados tenían que cuadrar sus agendas, viajar para el gran día, etc. Decidimos realizar la invitación de boda con la temática de Casablanca (esa fue la primera película que vimos juntos) y a partir de ahí surgió la temática de la boda. Queríamos una boda vintage y elegante.

A mediados de abril empezamos a repartir y enviar todas las invitaciones de boda. Si soy sincera, fue lo más difícil de todos los preparativos de la boda, entregar las invitaciones.

Los meses siguientes sirvieron para preparar las manualidades que queríamos hacer para nuestra boda, para coger ideas utilizamos diversas revistas de moda e Internet y varias aplicaciones. También escogimos la animación (en nuestro caso un fotomatón), los regalos para los invitados, la decoración e iluminación del lugar donde se iba a realizar la fiesta.

La semana previa a la boda fue un ir y venir, confirmar asistencias, colocar a los invitados, recibir a los invitados que venían de fuera y ubicarlos en los hoteles que habíamos reservado.

El día previo a la boda realizamos una fiesta con todos nuestros invitados para que así se fueran conociendo y nosotros pudiéramos estar con todos. Preparamos una fiesta sencilla con música y sin olvidarnos de un photocall.

El gran día llegó y me sentía la mujer más afortunada del mundo. En todo momento estaba tranquila. Solo estuve nerviosa del trayecto de mi casa a la iglesia. A la llegada a la iglesia solo podía mostrar mi felicidad con una gran sonrisa, allí estaban los niños con los trajes y vestidos que habíamos hecho para ellos. Una vez casados y cuando salimos de la iglesia nos empezaron a tirar arroz y confeti de mariposa. Me emocioné un montón porque esa era una de los trabajos manuales que habíamos hecho, que bonito quedó.

Después de la ceremonia nos fuimos con los invitados a celebrar el gran día en el Mirador del Ermitage, allí nos hicimos fotos con nuestros familiares y amigos. Le dimos el regalo a nuestras abuelas, padres y hermanos, no queríamos darlos durante el banquete ya que pensamos que algún invitado se podía aburrir. Una vez finalizado el lunch (que estuvo amenizado por la banda de música vintage jazz) pasamos a cenar. En el momento de la cena también hubo alguna sorpresa tanto para nosotros como para algún invitado.

Al terminar la cena pasamos a la zona de baile, nosotros abrimos el baile con la canción de Casablanca y la cancion "It's not my name". Esta canción es mucho más movida y así los invitados empezaron también a bailar. La música y el baile continuo en el Mirador del Ermitage hasta la madrugada y los que quisieron seguir la fiesta hasta el amanecer había otra zona baile en una sala que habíamos alquilado en el centro de la ciudad.

Fue un día maravilloso, imposible de olvidar e irrepetible. Yo recomendaría a alguien que se vaya a casar que sonría mucho, ¡que muestre su felicidad.