La boda de Fran y Lucia en Coin, Málaga

Lo siguiente que tenía que necesitaba era, cómo no, el vestido de novia, yo tenía claro que no quería dejarme un dineral en un vestido que (sí, es para un momento especial y único, pero que no volveré a usar) solo llevaré ese día. Fue entonces cuando me llegó la propuesta de mi hermana, para que si quería y me iba bien utilizara su vestido de novia, y así fue, parecía que estaba ahí guardadito esperándome a mí, un modelo de Jesús Peiró precioso (que nadie hubiera dicho que tenía 10 años). Otra cosa más y no podía ser más especial.

Los zapatos con los que llevé el vestido no podían ser otros que las cuñas de esparto más cómodas del universo: las cuñas de novia de LuciaBe. De color rosa palo y un tacto muy suave, con las que aguanté todo, todito el día. Los pendientes fueron los que han llevado todas las mujeres de mi familia en su boda, unos zarcillos de oro que eran de mi tatarabuela. Y llevé dos pulseras de oro (una, regalo de mi suegra y la otra de mi madrina).

Al no llevar velo (porque no me gustan nada), llevé un tocado de flores preservadas a tono con el vestido y los zapatos, que también fue regalo de mi madrina.

Fran llevó un traje de Mann ceremonias, en color azul marino, con chaleco, corbatón y pañuelo a juego. Los gemelos que utilizó fueron un regalo mío, fueron de plata con nuestras iniciales. Los zapatos que eligió fueron unos Berwick negros.

El día de la boda llegué muy temprano al cortijo, allí me peiné y me maquillé, la encargada del maquillaje fue Natalia Sánchez, no pude elegir mejor, en sus manos me sentí relajada y muy tranquila, quedé encantada con el resultado.

Para mi sorpresa, ese día amanecí muy tranquila y sin nervios, es más, ¡creo que los que estaban a mi alrededor estaban más nerviosos que yo!

De ese día podría relatar muchísimos momentos emotivos, fue un día emocionante, lleno de risas, lágrimas de felicidad y mucho, mucho amor, pero si tengo que elegir uno me quedaría con el momento de mi entrada, del brazo de mi padre, mientras de fondo sonaba una de mis canciones favoritas "I was born to love you", de Queen, viendo la cara de Fran al fondo de pie esperándome. Fue un momento precioso.

No teníamos una temática específica para nuestra boda, simplemente utilizamos una armonía y sintonía de colores dentro del banquete (rosas, blancos, tostados y dorados) y también le dimos algunos detalles algo más "frikis" en la elección de algunos complementos como las copas para el brindis.

El cóctel y el banquete fueron un éxito rotundo, todo estaba riquísimo y nuestros invitados quedaron encantados. Una vez se terminó el banquete y entregamos los regalos a nuestros padres y los detalles a nuestros invitados, vino un momento muy especial para mí: la entrega del ramo a mi hermana. Fue muy emotivo, ya que ella no se lo esperaba, las dos nos emocionamos muchísimo.

Para nuestro primer baile como marido y mujer elegimos una canción que nos gusta mucho a los dos: "Perfect" de Ed Sheeran. Fue un momento mágico para los dos.

Después, como en todas las bodas, bailoteamos, nos divertimos con el photocall y reímos muchísimo. Sin duda fue el mejor día de nuestras vidas.