La boda de Fran y Ana en Jodar, Jaén
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F&A
26 Mar, 2016El día de nuestra boda
¿Cómo empezar a contar todo lo que nos ha pasado en tan solo tres meses? ¡Lo intentaré!
El día 25 de diciembre de 2015, en plena celebración de la Navidad, mi novio desde hace nueve años se puso de rodillas y me pidió matrimonio. Nosotros, una pareja estable, que ya habíamos compartido la experiencia de vivir juntos en el extranjero durante un par de años, nos habíamos decidido por fin a formar parte de nuestra propia familia, a ser marido y mujer e iniciar una nueva etapa en nuestra relación. Pero no queríamos esperar, mi tiempo favorito es el invierno, así que no queríamos dejar escapar este. Finalmente, tras pensarlo un poco, elegimos como fecha el 26 de marzo, que, aunque ya sería la primera semana de primavera, no quedaba muy lejos de nuestra estación favorita.
No nos cupo duda de que nuestra boda sería civil, y que solo asistirían nuestros amigos más cercanos y nuestra familia más presente en nuestro día a día. Aún con las ganas de tener una boda íntima, el resultado fueron un total de noventa y cuatro invitados y nueve niños el día de la boda.
Seguir leyendo »En seguida fuimos dando pasos para tenerlo todo listo en tres meses. Mucha gente no entendía nuestra "prisa", pero somos una pareja de acción, así que supimos desde el primer momento que todo saldría bien. Pedir la documentación del juzgado, reservar el Catering, reservar el restaurante, contactar con la fotógrafa, diseñar las invitaciones... Todo fluía y a un ritmo muy rápido, acorde con nuestro estilo de boda.
El mismo día de la pedida, grabamos un video muy emotivo para anunciar a nuestros amigos y familia nuestra inminente boda, y hacerles reservar la fecha. Aun así, unas semanas después, tuvimos nuestras invitaciones para repartirlas, con la grandísima suerte de tener un hermano artista y con grandes conocimientos de diseño gráfico, que nos ayudó a confeccionar una preciosa invitación de boda, muy personal y muy original.
¿El vestido? Hay una creencia establecida de que hay que reservar el vestido con un año de antelación, pero en mi caso no fue necesario. Después de visitar alguna que otra gran franquicia, con un trato bastante desagradable, por cierto, en una tienda en la que se venden colecciones de varios diseñadores, allí lo encontré, precioso, perfecto, acorde con mi estilo. El día 12 de enero lo elegí, y no hubo ningún problema para tenerlo a tiempo, con varias pruebas de por medio incluidas, así que nadie se deje meter prisa, que hay tiempo de sobra, aunque seáis novias "last minute" como yo.
La elección del catering fue directa, los conocíamos por una amiga, y se adaptaron de lo lindo a nuestras necesidades. Queríamos una boda en Jódar (Jaén) con una variedad para todos los gustos, y el proceso de "negociación" fue una delicia.
El día de la boda, después de unos días de frío y viento, amaneció un día precioso, despejado y con una temperatura ideal, para hacer las delicias de invitados y de mí misma (mi espalda descubierta requería un mínimo de temperatura). Mis peluqueras llegaron a casa con tiempo suficiente, y yo, más que tranquila, me dediqué a hacer alguna gestión de última hora, maquillarme, y recibir a algunos invitados que quisieron pasarse por casa con tiempo de antelación a la boda. Mi padre y padrino, muy nervioso, mi hermano impaciente, y mi madre y hermana, poniéndose preciosas para acompañarme. Mientras tanto, en casa del que ya es mi marido, sus sobrinos esperaban impacientes asistir a su primera boda, día que dudo olviden. Y la madrina, deseando coger a su niño del brazo y "casarlo" por fin. La primera boda en nuestras casas, y nuestros padres y hermanos nerviosos y felices.
En el momento de salir, mis vecinas y amigas esperaban para vernos, y piropearme a mí y mi familia. Una de mis mejores amigas, me esperaba en su coche para llevarnos a mi padre y a mí al ayuntamiento, donde todos nuestros invitados, y mi marido (aún me suena raro llamar a Fran así) nos esperaban.
Suerte la nuestra de tener tan grandes amigos y tan artistas. A mi entrada al salón de plenos del ayuntamiento de Jódar, donde se celebró la ceremonia, solo pude fijarme en la cara de felicidad de mi novio, y una preciosa canción que mis amigos del coro romero cantaban. No podían faltar con sus preciosas voces, con un tema muy personal y lleno de palabras de amor. El alcalde, que nos casó con unas preciosas palabras llenas de cariño hacia mí y mi marido, hizo de la ceremonia un momento solemne e inolvidable. Una amiga muy especial, venida de Toledo, tuvo unas emotivas palabras para nosotros, envuelta en nervios y lágrimas, que culminó con un abrazo inmenso y muchas lágrimas de los asistentes. A continuación, dos de nuestros mejores amigos de toda la vida, pusieron el toque de humor, repasando nuestros nueve años de noviazgo con todas las anécdotas que hemos compartido con ellos y con todos los que nos acompañaban.
Y llegó el momento de decir nuestros votos, Fran, emocionado y conciso, me hizo saltar las lágrimas, y en mi turno de réplica, opté por decir mis votos cantando para él "Toda una vida", de los Panchos, como promesa del tiempo que quiero pasar con él. En este emotivo momento, en el que no sé cómo pude mantener el tipo, nuestros padres lloraban emocionados, y toda la sala mantuvo un silencio sepulcral para romper con un aplauso mientras nos dábamos un sentido beso. A continuación, tras declararnos marido y mujer (¡por fin!) otra de nuestras mejores amigas, cantaora flamenca profesional, nos deleitó con una milonga preciosa que hablaba de la amistad. Un verdadero broche de oro para una ceremonia perfecta.
Tiempo de besos y enhorabuenas, y a continuación un rato con nuestra increíble fotógrafa quien tomó unas fotos de exteriores en un parque de la periferia de nuestro querido pueblo. Para después unirnos a nuestros invitados en la copa de bienvenida, la cual nos recibía con una decoración increíble, muy acorde con nuestro estilo, y llena de detalles, en la que todo el mundo disfrutó y tuvieron la ocasión de asistir a un servicio fuera de lo habitual con muchas sorpresas gastronómicas y sabores para todos los gustos, sin olvidar los grandes clásicos: buen jamón y buen queso.
Nuestra entrada al salón fue con la canción de Queen "I was born to love you", que tanto nos gusta y tanto significa para nosotros, y nuestro brindis, dejando a un lado el clásico Champán, fue con una pinta de cerveza Guiness, un guiño a nuestros años en Irlanda del Norte, donde tantas cosas bonitas vivimos. La comida en sí fue estupenda, aunque hay que decir que es cierto ese mito de que los novios no comen casi nada en su boda, no parábamos de acercarnos a unos y otros para charlar y recibir sus comentarios y felicitaciones. Otro gran momento que tuvo lugar en la comida, fue cuando entregué a mi hermana mi ramo de novia... ¡Ojalá sea la siguiente!
Llegó el momento de dar un regalito a nuestros invitados, y nosotros elegimos hacer un donativo a una causa que nos conmovió en su día. Tuvimos la suerte de conocer a una niña preciosa de Jaén, Celia, con una rara enfermedad que no tiene cura ni tratamiento, y quisimos que nuestro donativo fuera destinado para investigar su causa. A esto añadimos, como símbolo de vida y crecimiento, un pequeño cactus para las señoras, y un clásico puro para los hombres. A nuestras invitadas embarazadas, las obsequiamos con un babero bordado por las laboriosas manos de mi madre, en el que se leía "Yo también estuve en la boda de Ana y Fran".
Llegó el baile, y pusimos a la vista nuestros dotes de bailarines de bachata, bachata que no hubiera sido posible aprender sin la ayuda de una amiga con mucha experiencia, que, durante los meses anteriores a la boda, nos dedicó su escaso tiempo libre, y así conseguir que nuestro baile fuera elegante y bonito.
Como última sorpresa, esta vino de mi cosecha, unas semanas antes de la boda, junto con nuestras invitadas más pequeñas, cinco niñas desde ocho hasta los once años, montamos una coreografía con varias canciones de todos los tiempos. Esta coreo hizo las delicias de los invitados, en las que nuestras niñas pudieron demostrar sus dotes de bailarinas, terminando con un fragmento del típico "Saturday Night" que hizo a todos los invitados animarse a bailar, dando así un fin de fiesta inolvidable.
Así que, esta ha sido nuestra boda, nuestra boda perfecta en tres meses. Con algunos momentos de dudas con respecto a la forma y los tiempos, pero supongo que en todo gran proyecto existen algunos de estos momentos de replantearse las decisiones. A día de hoy, habiendo pasado todo, no hay nada que lamentar y nada que cambiar. Todo lo contrario. Somos felices por haber tenido la suerte de tener a todos nuestros seres queridos a nuestro lado al menos por una vez. Viendo sus caras de felicidad y dándonos todo el cariño del mundo. Eso, unido al hecho de habernos convertido en nuestra propia familia después de haber compartido tantas cosas, hace que podamos decir a boca llena, que fue el día más increíble de nuestras vidas... ¡Happly ever after!
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