La boda de Ferran y Lucía en Olot, Girona
En el campo Verano Rosa 4 profesionales
F&L
23 Jun, 2018El día de nuestra boda
Tras los eternos preparativos, la noche antes de la boda no nos podíamos creer que al día siguiente todo lo que habíamos estado preparando durante año y medio iba a tomar forma y se haría realidad.
Empezaron a llegar los invitados que venían de fuera el viernes y el sábado por la mañana, los nervios parecían que iban desapareciendo invadidos por la ilusión del momento.
Todo pasó demasiado rápido, mi marido y yo (qué raro suena) nos levantamos temprano para ir a buscar mi ramo de novia, el de las damas y los ramilletes del novio y de los padrinos a la floristería Jummel de Girona, un momento muy emocionante, ya que no había visto mi ramo de novia antes y fue toda una sorpresa. La combinación de colores y la frescura de las flores me hizo dar una de las carcajadas más bonitas con las que empecé un día de ensueño.
Aunque estuvimos sufriendo mucho por el tiempo, ya que daba lluvia, parecía que el sol también quería formar parte de nuestro día, y poco a poco hacía acto de presencia con esos rayos tan cálidos y bonitos que desprendía.
Seguir leyendo »Nos pusimos camino a Olot, un pueblecito de la Garrotxa que enamora por su verde intenso, sus maravillosos volcanes y la frescura de La Fageda.
Al llegar la gente corría de un lado para otro, toda mi familia, que estaba ya alojada en el hotel Can Blanc, parecía sacada de un manicomio, y mi hermano, al que le tocó hacer de chófer de todos ellos, acabó agotado: que si llévame a la peluquería, ven a buscarme, ven a ayudarme a colgar no sé qué en los árboles... Un hermano de los de verdad, ¡vamos!
Cuando llegué a la peluquería estaban peinando a mi madre, y mientras que ellos estaban todos nerviosos, yo me comía un super croissant de chocolate buenísimo y hacía bromas. Era el día que había estado esperando durante mucho tiempo y lo quería vivir intensamente pero con alegría.
Al llegar ya al hotel, llegó la maquilladora, el del vídeo, el fotógrafo, mis damas... Y empezó la acción.
Recuerdo con especial cariño cuando me puse el vestido y vi la cara de todas, sus ojos brillaban de emoción, imagen imposible de olvidar.
De ahí en adelante todo fue demasiado rápido, cuando me quise dar cuenta ya estaba en el coche camino a la ceremonia. Os he de reconocer que se me olvidaron los votos en el trayecto y me quedé sin batería en el móvil, así que mi hermano tuvo que dejarme el suyo y volver a reescribir los míos... Soy un desastre con patas.
Aunque pensaba llegar un poco tarde, ya que tengo el título oficial de tardona, a las 18:30 en punto estaba ya allí, llegué antes que algunos invitados y nos tuvimos que esperar en el coche. En ese momento se vivieron momentos graciosos, la gente pasaba y se tapada para no mirar, mi marido se puso nervioso antes de bajar y tuvieron que ir corriendo a buscarle agua... Vamos, un poema.
Cuando el coche se volvió a mover para dejarme cerca de mi bajada, no podía dejar de reír, estaba muy pero que muy feliz. Al bajar del coche se me cayó la liga y la pobre Montse del restaurant La Deu, que fue como nuestra wedding planner, tuvo que hurgar entre las infinitas capas de mi vestido y el cancán para buscar mi trocillo de pierna y volverla a subir...
Empezó a sonar mi canción, la canción que tantas veces había escuchado para evitar bajar llorando, una canción que me sigue poniendo los pelos de punta desde que la oí por primera vez en mi querida película de Crepúsculo: A thousand years de Christina Perri (soy una romántica empedernida fan de Crepúsculo , sí, qué le vamos a hacer), y seguían los nervios sin aparecer, sólo quería verle, ver su cara. Las damas empezaron a bajar y me quedé yo sola con mi padre, dimos nuestros primeros pasos, giramos y empezamos a bajar. Impresiona muchísimo cuando la gente se levanta y te mira, no ves a casi nadie en ese momento, ya que tú sólo buscas una mirada. Entre aplausos y gritos de guapa llegué delante de Ferran, y hay una foto de ya estoy aquí, vaya lío en el que te he metido, que me pirra.
De la ceremonia me quedo con sus infinitos momentos, pero si tuviese que describirlo en palabras cortas diría: lágrimas, felicidad, miradas, abrazos, palabras, anécdotas y besos.
No esperéis planear al 100% vuestra ceremonia civil, hay momentos supergraciosos espontáneos que hacen que el recuerdo de ese día sea mucho mejor de lo que esperabas, si algo no sale bien, tomároslo con humor, que nadie ni nada os amargue esa felicidad.
Después de la ceremonia, fuimos a hacernos las fotos con Dami Sáez, el cual nos secuestró al ver que el cielo y el sol querían celebrar con nosotros ese día tan esperado, y compensarnos con creces por las lágrimas derramadas al ver que todo apuntaba que sería un día de fuertes lluvias y tormentas. Tan sólo estuvimos 45 m o 1 hora pero fue una sesión de fotos muy amena, natural y divertida. Dedicad poco tiempo a vuestras fotos y más tiempo a vivirlo con vuestros invitados, es un consejo muy valioso que os damos.
A partir de ahí, ya todo fue fiesta. La entrada al restaurante, el poco picapica que pudimos comer porque todo el mundo se acercaba a abrazarnos, felicitarnos y a darnos la enhorabuena (decidles al restaurante que os preparen una bandeja variada con todo lo que os habéis perdido del picapica), la entrada al salón, la comida, las sorpresas, el baile...
Una boda es mucho más de lo que te cuentan, es una emoción que no se olvida pero que dura poco, es un día en el que tendría que estar permitido ralentizar el tiempo y vivirlo a cámara lenta; observando cada mirada, sintiendo cada abrazo y sonrisa sincera, cada beso...
Muchas gracias a todas las personas que formaron parte de ese maravilloso día, el cual sin duda podríamos definir como unos de los mejores momentos con los que empezamos Ferran y yo nuestra nueva vida.
Gracias y mil gracias también a todos los servicios contratados (Dami Sáez, Catxalot Studio, Maria Roca, Iman perruqueria, floristería Can Carlicus i Jummel, restaurant La Deu....) y a bodas.net por el maravilloso trabajo que hace poniéndonos muy fácil organizar un día de ensueño de la mejor manera posible.
Ferran y Lucía.
PD.: pongo más fotos mías que de Ferran porque es vergonzoso y no quiere ver fotos suyas.
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