La boda de Esmilin y Diana en Sant Cugat Del Valles, Barcelona
Elegantes Verano Dorado 9 profesionales
E&D
14 Ago, 2016El día de nuestra boda
Tú me preguntaste ¿Te gustaría casarte conmigo? Yo te decía el ¡Sí quiero! Pero no te tomaba en serio hasta ese momento que me lo pediste, ese 23 de septiembre del 2014 a las 23.00h junto al mar y la velada de unos músicos tocando para nosotros...
Llevábamos casi 10 años de noviazgo y 5 viviendo juntos, desde el primer día me dijiste que nunca nos íbamos a separar, al igual que yo te hice esa misma promesa el 6 de mayo del 2005 cuando me pediste ser tu novia.
Aun me acuerdo de los mensajes que recibí la noche anterior, pues el que es ahora mi marido y yo decidimos dormir separados en casas distintas y no pudimos casi dormir en toda la noche...
Y casi sin darnos cuenta, llegó el 14 de Agosto del 2016... ¡Nuestro gran día! ¡Nos casábamos!
Tal cual como desperté, lo primero que recuerdo fue el mensaje de la mujer de mi tío diciéndome que mirase por la ventana para que viese el día tan estupendo que nos estaba haciendo... Así que miré por la venta y... ¡sorpresa! Nos hacía un sol resplandeciente y sin nubes, y además no hacia ese calor insoportable, parecía que el tiempo nos quería regalar esa maravilla de día.
Seguir leyendo »A las 12 del mediodía mis padres y yo nos pusimos en marcha hacia el hotel donde tanto a mi madre como a mí nos maquilló y nos peinó la estilista Diana Galí, un encanto de mujer y profesional.
Y en este momento es cuando cambió todo. Se acabó mi tranquilidad…Y yo Dios mío mi estómago se llenó de mariposas y empezaba a notar que era verdad. ¡Me iba casar!
Junto a Diana llegaron los fotógrafos de Fotoclip los cuales me explicaron que tenía al novio muy emocionado, pues habían captado justo el momento donde mi suegra le dio el regalo que yo pedí que escondiese hasta ese momento (el reloj con una carta), a partir de ahí todo fue rodado...
Pero...no era la única con sorpresas escondidas, mi madre me sorprendió con unas palabras que me recordaban a mis difuntos abuelos y junto a esas palabras unos pendientes con un colgante para que los recordase por siempre.
Y en ese momento llegó mi padre. Para mí eso fue muy fuerte y muy emocionante… Él tan guapo y elegante como siempre; mi padre y padrino de mi boda me traía mi ramo de novia y era tal cual como pedí e imaginaba, un ramo de flores azules y blancas, muy original, fino y sencillo.
Llegó el momento de ponerme mi vestido. Diana, mi maquilladora, tuvo que intervenir porque mis padres no podían con los nervios, que preciosidad de vestido, mi sueño… Me probé tan solo tres o cuatro vestidos y me quedé con el último. El cual parecía estar esperándome, pues todavía nadie se lo había probado, supe que era el mío…. Que preciosidad de vestido, ¡me enamoré! Lo siguiente eran mis zapatos de princesa…luego mis pendientes y mi pulsera.
Bajamos por el ascensor del hotel, para que mi padre nos llevase hasta el lugar de la ceremonia y el banquete, la Masia Sant Cugat...en lo que llegábamos mi marido entró agarrado del brazo de su madre con la canción de Blaumut "Normal" y estaba hecho un mar de emociones...
En nada llegó la hora de mi entrada que fue con la base de "A thousand Years" interpretada por The piano Guys.
Mientras caminaba agarrada del brazo de mi padre y justo delante nuestro veía a mi primo pequeño llevando nuestras alianzas y delante de él a las primitas de mi marido tirando pétalos de rosas...sólo podía mirar a los invitados y saludarles de lejos de los nervios que tenía todavía y recuerdo que mientras me acercaba a mi marido, él me comía con la mirada, pues acabábamos de desvelarnos mutuamente nuestro secreto más guardado, el vestido y su traje! Nos gustamos tanto que nos tuvimos que cohibir en besarnos antes de la cereminía...
Pero al parecer no éramos los únicos con las emociones a flor de piel, pues yo tenía reservada una última sorpresa para mi marido, que era la lectura de mis sentimientos y acontecimientos vividos a lo largo de todos estos años. Se me emocionaron junto a mi marido la gran mayoría de invitados. Después de eso tocó dar el mutuo consentimiento, el intercambio de alianzas y el beso de, por fin, recién casados.
A la hora del banquete entramos con un remix de "danza kuduro" bailando de forma improvisada y animamos a nuestros invitados a bailar con nosotros, los cuales empezaron a aplaudir y hacer ambiente.
La cena estaba genial, malo que a mí se me empezó a cerrar el estómago en el segundo plato (otra vez los malditos nervios)...y todo porque le tenía preparada una sorpresa a mi madre... Dedicarle unas palabras junto a unos músicos (Recover) que contratamos para que le cantasen la canción de "Es mi madre" de Agustín Pantoja, pues también ella tenía algo que celebrar, su 53 cumpleaños.... Y justo cuando dejé el micro y cogí su ramo de flores, ella se levantó de su asiento mientras los músicos empezaron a cantarle.... Por un momento parecía que sólo estábamos ella y yo bailando en medio de la pista sin pensar en nada más (fue un momento que jamás olvidaremos).
A partir de ahí mis nervios desaparecieron y pude disfrutar de cada acontecimiento.
Después del pastel, hicimos varias entregas: La figurita de novios a la mujer y al mejor amigo de mi marido, con los cuales también somos compadres ya que fuimos padrinos del bautizo de su hija.
Además mi marido le dedicó unas palabras a su madre y su hermano... También tuvimos varias sorpresas de los invitados, juegos, bailes, palabras y un sin fin de emociones que vivimos en nuestro día inolvidable.
Luego lancé el ramo de novia y seguido dimos los recordatorios y obsequios de nuestra boda a cada uno de nuestros invitados.
Hasta que por último, abrimos el baile con la canción interpretada por Haley Reinhart "Can't help falling in love wiht you" de Elvis Presley. Todo muy ameno y romántico...pero sorpresa...de repente cambia drásticamente la canción y empieza a sonar un merengue de Juan Luis Guerra "ojalá que llueva café", lo cual fue un guiño para la familia de mi marido, que es de procedencia dominicana, y ahí se empezó a animar la cosa hasta que llamamos a nuestros invitados a la pista.
Sin duda volveríamos a repetirlo, pero jamás lo viviremos con la intensidad del primer día.
Siempre juntos. Diana & Esmilin.
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