La boda de Enrique y María del Rocío en La Linea De La Concepcion, Cádiz
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E&M
07 Dic, 2019El día de nuestra boda
Maravilloso. Es la única palabra que me viene a la mente cuando recuerdo ese día, mi día. Empezamos muy tempranito, a las 7 ya estaba despierta y a las 8 estaba la peluquera dándome los buenos días. Mi peluquera ese día se superó la verdad, el moño mil veces mejor que en la prueba y eso que era difícil. A las 9 y media empezó a hacer magia la maquilladora, vaya magia... Me veía increíble. Entre tanto se habló con una cafetería de la zona para que nos trajese el desayuno, que otra cosa no, ¡pero esa mañana creo que fue la mañana con más hambre de mi vida! Sobre las 11 llegaron el fotógrafo y videógrafo y me encantó la reacción que tuvieron con mi vestido y con cómo lo habíamos dispuesto todo. También llegó entre medias una amiga de la familia que es profesional de trajes de novia para ayudarme a vestirme y que saliese de casa perfecta. Ya estuvimos en casa haciendo algunas fotos y poco a poco se fueron yendo para la iglesia porque se acercaba la hora... Me tocó bajar por el ascensor con mi mega cola de tul, en ese momento me sentí más algodón de azúcar que nunca. Abajo ya estaba mi tío (que fue quien me llevó hasta la puerta de la iglesia) esperándome junto con el coche de época que habíamos contratado para la ocasión. La calle estaba llena de gente y muchísimas personas esperando que saliese... ¡Qué sensación más extraña!
Seguir leyendo »Nos montamos en el coche y llegamos a la plaza de la iglesia donde se oficiaría la ceremonia. Hacía un sol y una temperatura propias del mes de mayo en lugar de diciembre, los huevos a Santa Clara surtieron efecto. La plaza estaba rebosando de gente, invitados y curiosos, esperando mi llegada y yo alucinando de ver que todos estaban allí por mí. Cuando me bajé del coche sólo oía gritos y aplausos de las personas allí congregadas, increíble. Me ayudaron a ponerme bien la cola del vestido y el velo y poco a poco del brazo de mi tío me acerqué hasta el dintel de la puerta de la iglesia. Madre mía qué de gente... Vaya la decoración de flores que me habían preparado... El coro comenzó a cantar y en ese momento le di un beso a mi tío y mi hermano fue el encargado de llevarme al altar. Cuando di los primeros pasos dentro de la iglesia me emocioné muchísimo de ver a tantas personas que nos querían arropándonos en ese día tan especial y los cantos del coro propiciaban esa emoción que envolvía todo. De lejos ya veía al novio, un poco nervioso, junto a su padre que era el padrino oficial. Mi madre, que fue la madrina, estaba también allí esperándome superemocionada. Llegué al altar, le di un beso al novio y ya me pusieron bien la enorme cola del vestido. El cura, que es amigo, con el micro apagado empezó a hacer bromas para relajarnos y que fuese todo más fluido. La ceremonia fue preciosa y amena, las lecturas las hicieron nuestros amigos y mis sobrinos pequeños que llevaban las arras y anillos se portaron genial. Al final se cantó el himno a la patrona de mi pueblo y el himno de la virgen de la cofradía del novio, que fue una completa sorpresa para él y para todos sus amigos y familiares. Momentos de mucha emoción por diversas circunstancias.
Terminó la ceremonia y tocaba el momento fotos. Una vez terminamos, nos estaban esperando todos en la puerta con el arroz, qué momento más divertido fue ese. Recibimos felicitaciones en ese momento y poco a poco se fueron dispersando los invitados, momento que aprovechamos para recorrer la calle principal del pueblo hasta llegar a una cafetería de primeros del siglo XX donde mis abuelos tenían una foto preciosa el día de su boda y a mí me hacía muchísima ilusión tener la misma instantánea casi 70 años después. Volvimos de nuevo a la plaza de la iglesia donde nos esperaba el coche para ir camino de la hacienda donde se celebraba la boda. En el coche no paramos de hablar de lo guapos que iban los invitados, de lo emocionante que había sido y de la calor que hacía... ¡Santa Clara, parece que estamos en verano! Llegamos a la hacienda y allí estaban ya el fotógrafo y videógrafo esperándonos para hacernos el reportaje antes que llegasen los invitados. Entramos, nos tomamos una cervecita que nos merecíamos y comenzamos con una divertida sesión de fotos. Cabe decir que nosotros no servimos para esto, pero que no sé cómo el fotógrafo ha sacado unas fotos geniales.
Cuando acabamos, la mayoría de invitados estaban ya allí en la entrada. Nos colocamos en la puerta y empezamos a recibirlos y a darles la bienvenida uno a uno y esto fue una de las cosas que más me gustó porque saludamos a todos y cada uno de ellos. Cuando ya estaban todos en el patio donde se celebraba el cóctel, entramos nosotros dos con el himno de España siendo un momento muy divertido y aplaudido por todos. Ya empezó la música y el aperitivo, que duró casi dos horas y donde hubo muchísima comida, bebida y muy buen tiempo, un conjunto que hacía que se respirase un gran ambiente. Cuando acabó entraron todos al salón. Nosotros nos dimos un respiro de varios minutos y entramos. En lo alto de la escalera antes de bajar al salón hicimos el brindis, con las copas con las que brindó mi madre el día de su boda hacía más de 30 años. Todos de pie, brindaron con nosotros y comenzaron a agitar las servilletas en el aire al son de la canción "Amigos para siempre", fue genial, como en una película, todo el mundo bailando y divirtiéndose. Llegamos a la mesa nupcial, comimos, bebimos... Todo genial.
Toda la decoración era con motivos navideños debido a la fecha del enlace, quedando chulísimos algunos detalles como el seating plan, el postre o la mesa dulce. Al terminar de cortar la tarta pasamos por las mesas a dar los detallitos de la boda, así como un par de regalos para personas especiales que habían estado muy cerca de nosotros durante la preparación de la boda. Tras esto, todos los invitados pasaron a otro salón donde se haría la barra libre y el baile, mientras yo me quitaba la sobrefalda de tul de tres metros y me quedaba con mi vestido final que era un dos piezas, body y falda, mucho más cómodo para todo lo que quedaba de día. Entré en el salón y el novio me estaba esperando para hacer el baile. Habíamos decidido que no sería nada espectacular ni preparado, como saliese, y bailamos pegaditos la canción de los Ronaldos "No puedo vivir sin ti" en versión lenta, un momento muy especial. Nada más terminar empezó a cantar un grupo flamenco que llevamos y ya todos los invitados empezaron a darlo todo. El grupo estuvo genial, cantando bulerías, sevillanas... Y la gente bailando muchísimo. Estuvieron una hora y media cantando en directo. Después empezó el DJ, que estuvo superbien, teniendo a la gente bailando todo el tiempo sin parar hasta que terminamos. Entre medias, tuvimos recena, mesa dulce y puesto de castañas. A las 2 de la mañana después de 7 horas de barra libre. Pusimos varios autobuses tanto para la ida como para la vuelta. Para la vuelta había varias salidas de forma escalonada, pero los dos últimos estaban llenos, lo que fue una gran señal que más de 100 personas aguantaron hasta el final porque se lo estaban pasando genial. Cuando nos dejó el autobús algunos nos fuimos a los pubs del centro para continuar la fiesta. Llegué a casa a las 4 de la mañana muerta de cansancio, llena de arroz, porque cuando me quité el vestido salían granitos de todos sitios, pero sobre todo feliz por todo lo que había ocurrido ese día. Había salido todo perfecto, tal y como lo había soñado. No tengo palabras para describirlo. Maravilloso.
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