La boda de Enrique y Maria en Corralejo, Las Palmas

Llega el momento de ir a la ceremonia... ¡chan chan! Mi chico no encuentra el prendido. Lo tenía el encargado del restaurante y una vez solucionado íbamos a la carga. Él ya estaba allí cuando llegué, tan guapo y esperándome con cara de ilusión y muy nervioso; yo, la verdad, que no me puse nada nerviosa hasta que llegué a la ceremonia. Me temblaban hasta las rodillas. Cuando lo vi me emocioné muchísimo, todo estaba tan bonito, con las flores, la gente muy guapa, la playa tan bonita... Todo salió perfecto. Los votos que dijo mi ahora marido fueron los más maravillosos del mundo, hablaron mi cuñada y una amiga y yo también dije mis votos, después del Sí, quiero. Qué emoción más grande, qué beso más dulce. Después sonó la canción favorita de mi padre, que murió hace muy poquito y levanté las manos al cielo porque sé que la estaba escuchando y que él estaba con nosotros.

Cruzamos el pasillo para el momento del arroz, emocionadísimos. Nos felicitó todo el mundo y después de millones de besos y muchos coreos nos fuimos para hacernos fotos y nuestros invitados al cóctel. Cuando llegamos nosotros al cóctel, nuestros amigos habían comprado montones de cañones de pétalos y nos los tiraron todos. Un detallazo muy chulo, y ya nos fuimos para el banquete.

Entramos con la canción happy, bailando y haciendo el bobo, y empezó la cena. Tengo que decir que estaba todo riquísimo y que tanto los camareros como el restaurante se portó de 10. El restaurante "el chiringuito" llegado el momento tarta, pusieron la banda sonora de star wars y con una espada laser cortamos la tarta. Nuestros amigos y familia fliparon literalmente, como se vino arriba todo el mundo gritando y aplaudiendo. La tarta nos la hizo corazón de azúcar, aquí en Corralejo, y estaba espectacular y deliciosa.

Y ahora al waikiki para el baile y la fiesta. Entramos directamente abriendo con nuestro baile, la banda sonora de Armagedón nos salió genial. Todo el mundo aplaudió y después bailó, bebió, comieron todo el candy bar y disfrutamos como niños.

A las 5 de la mañana llegamos al hotel con unas sonrisas enormes y felices, con la sensación de que no podía haber salido mejor. Mi chico te tomó en brazos para entrar a la habitación, como manda la tradición, y que nunca nos olvidaremos de este maravilloso día, más enamorados que el día que empezamos hace 14 años y después de 1 año preparando la boda... La volveríamos a preparar con el mismo cariño o más, ya que ha merecido la pena hasta el último esfuerzo. Nos guardamos este día en nuestros corazones.