La boda de Elena y Antonio en El Prat De Llobregat, Barcelona
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E&A
06 Jul, 2013El día de nuestra boda
Qué decir de un día tan especial como el día de tu boda y que no se haya dicho ya…Para mí fue mucho más especial y feliz de lo que nunca pude imaginar, todo fue perfecto.
El día antes fuimos a ver el salón y poner los nombres. Nos dejaron a solas en el salón y yo empecé a mandar con mis nervios a Antonio. “Ven”, “vamos”, “esto lo quitamos”, “esto lo movemos”… Vamos que desmonté el salón y apareció el dueño con una pareja para enseñarles el salón. Menos mal que el dueño es una gran persona y no se lo tomó a mal sino más bien lo entendió y me dijo que era un manojo de nervios y se rió mucho.
Dormí muy bien la noche antes y al día siguiente en la peluquería las peluqueras (amigas mías) abrieron una botella de champán que tenían para darme una sorpresa. Brindamos y reímos mucho. ¡Son geniales!
No fue una boda muy tradicional, fue civil y nada de algo roto, algo azul, algo viejo, algo prestado... No era nada de eso, incluyendo que el novio no esperaba en la iglesia sino más bien en la puerta de mi casa donde cogimos una limusina los dos, regalada por mis sobrinos y algún familiar más que nos llevó a la ermita, que está en el mismo restaurante.
Seguir leyendo »La limusina se perdió, estuvimos dos horas hasta que llegamos. Había champán y nos bebimos dos botellas al perdernos y tardar tanto. Vamos que llegamos muy, muy contentos los dos, pero eso sí lo pasamos de muerte los dos sentados en el coche y bajando y subiendo la ventana del conductor para preguntarle si hoy nos casábamos.
Antonio y yo nos moríamos de la risa pero el conductor con una preocupación que se moría, ya que la perdida era de una hora más. Yo le decía que menos mal que llevaba a los dos novios porque si no…
El restaurante se portó divino alargando el horario y haciendo que el coche de novios siguiente se perdiera también un poquito para podernos casar. Era el Restaurante Can Mont-Cad.
Luego todo perfecto. La música elegida nada tradicional, las palabras adecuadas, unas cuantas lágrimas, risas… En fin, maravilloso.
En el convite la entrada de los novios fue genial, todos los invitados sentados y entramos los novios con la típica música de ceremonia. Yo ramo arriba y con una cara de felicidad impresionante al igual que el novio, rebosábamos felicidad en todo momento y demostrable ya que se puede ver en todas las fotos.
La comida buena y la presentación fantástica. También el restaurante tuvo un detalle y una sorpresa muy agradable para todas las mujeres, una rosa roja preciosa. Cuando terminamos de comer yo le dediqué unas palabras al novio y algunos de los invitados, lloramos como tontos. Luego llamé a una persona para regalarle la liga y a tres más, cada una por separado, sentándolas en una silla en medio de la sala para regalarles una mariposa plateada que venía en el ramo. El ramo no lo podía regalar porque es para mi suegra y mi cuñado que por desgracia descansan en el cementerio.
Cuando terminaron los regalos comenzamos el baile los novios con un vals que luego se convertiría en un merengue muy especial para los novios. La gente no paró de bailar en toda la noche al igual que los novios. También teníamos barra libre y lo pasamos estupendo. El DJ era genial, nada caro y estuvo desde que empezamos la comida con música ambiente hasta que terminó todo en plan discoteca, luces de colores etc.
Cuando terminamos cogimos un autocar que tenían los invitados para el transporte y la verdad es que en el trayecto reímos muchísimo.
La gente todavía habla de lo bien que lo pasaron en mi boda y eso a mí me llena de satisfacción y orgullo ya que es lo quería, que todo el mundo compartiera un día de felicidad conmigo y mi ya marido.
Disfruté cada minuto y segundo del día.
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