La boda de Eduardo y Emma en Villaviciosa, Asturias

A las 11 y media yo estaba lista, a menos cuarto en la puerta esperando que llegasen a recogerme. Y a las 12 estaba muy puntual entrando por la puerta de la iglesia. ¡Qué sensación! Vecinas de otras tiendas de al lado, alguna que otra clienta, amigos y familiares... Todos esperando a verme, mi pobre novio entró solo. En cuanto me puse a entrar por la Iglesia y escuché el tono de la canción de “Hasta mi final”, empecé a llorar. Estaba muy tranquila, pero emocionadísima. Las arras las llevaba mi sobrina y el hijo de una prima de mi marido, y el marido de ésta era nuestro chófer. A la hora de los votos volví a llorar; no se me entendía lo que decía, y también me enfadé porque el cura no dejó leer a nuestros invitados, como teníamos preparado y requetehablado con él. Lloré con las arras, con los anillos... Nos pusieron por sorpresa un gaitero para la comunión y la salida, y sidra que nos escanciaron para brindar al salir. Fue precioso. Realmente indescriptible y de pensarlo es que me cae la lagrimilla de nuevo.

Mientras los invitados degustaban el cóctel aprovechamos para hacernos las fotos primero algunas solos y luego con ellos, y aprovechando las letras gigantes que habíamos comprado para decorar.

La verdad que a los invitados les encantó todo y es que el Restaurante Peña Mea no defrauda nunca. Mientras los invitados se acomodaban les pusieron el video que habíamos grabado durante un año dando las gracias a todos ellos por haber formado parte de nuestra vida y estar allí, luego entramos nosotros y varios seguían llorando. La comida fue muy animada, unos amigos nos tenían un baile a mitad de comida con caretas con nuestras caras, la gente cantó con los nombres de las mesas... ¡Muy animado! Después, cuando cortamos la tarta, nos regalaron un cojín la pandilla por parte de mi marido con nuestros nombres y fotos de todos juntos y los nombres de todos, y unos amigos míos un álbum nuestro. Nosotros regalamos a los próximos en casarse unos cuadros de playmobil y las ligas que llevaban puestas en la iglesia para regalárselas. Y cuando regalamos a los padres y la tía de mi novio las flores y el vino otra vez a llorar todo el mundo.

También encantaron los detalles (bailarinas para chicas y bombones, y puros y cerveza artesana a los hombres). Y la mesa de candy de shrek que nos montó mi hermana, y los meseros que nos hizo una amiga de cantantes, y los pomperos y conos que me preparó otra amiga.

Antes del baile le regalé a mi hermana una esclava de plata y otra vez a llorar la gente, menos mal que luego con la coreo cambió. Nos confundimos dos veces pero no pasó nada, estábamos con los nuestros.

Se usó mogollón el fotomatón que habíamos contratado con nuestro DJ JaviBodas, en nuestro caso Ángel estaba a tope y todo el mundo lo disfrutó muchísimo, siguen dándonos la enhorabuena, y luego nuestros fotógrafos les entrevistaron, nada más que cosas buenas nos dijeron.

No paramos de reír, de bailar, de hacer fotos... Así hasta las 10 y media que se paró para cenar. ¡La gente aún estaba llena pero estaba todo buenísimo! La verdad que cada vez que veo a algún invitado me hablan de la boda diciendo que la mejor que fueron, alabando todo, la verdad que estoy en una nube y encantada de que todo el sacrificio mereciese la pena.

La gente que tenía que irse en el primer bus porque el segundo era muy tarde se iban quejándose de que no hubiera uno por el medio a otra hora porque se lo estaban pasando genial para irse ya (a las 12 y media). Quedamos unos 15 solo hasta las 3, pero nos lo pasamos muy bien también, como éramos pocos se relajó más la cosa y Ángel les animaba a pedirle música y subir a cantar y tal.

A los dos días nos fuimos a NY y Riviera Maya, y a los dos días de volver el postboda en la playa. ¡También indescriptible! (pero con el post abriré un debate).

Bueno, espero no haberme dejado nada en el tintero. Añadiré unas fotos, espero que os guste y ayude a los que aún no lo hayan vivido.