La boda de Dimi y Loli en S'Agaró, Girona

La noche del viernes 30 de septiembre, mi futuro marido en ese momento, junto a nuestras madres, nos fuimos hacia el hotel donde nos casamos. En el mismo hotel tuvimos la boda civil y el banquete. En ese sentido era todo muy cómodo, porque ya teníamos a más de la mitad de los invitados alojados en el hotel.

Mi marido durmió junto a su madre y yo en otra habitación junto a la mía. Era nuestra última noche de solteros. Cuando amanecimos, cada uno desayunó en la habitación con su madre. Bueno, eso de amanecimos… Yo casi que no dormí, se me pasaban tantas emociones por la mente… Lo primero que hice cuando salté de la cama fue abrir las cortinas y mirar por la ventana para ver cómo se presentaba el día. Ya que toda la ceremonia era exterior con vistas al mar. Cuando vi el amanecer y los colores del cielo, solo miré arriba y le agradecí a Dios por todo lo que iba a venir.

A las 7 de la mañana llegó mi maquilladora, la misma chica también me arreglaba el cabello. ¡Algo ideal! Yo estaba muy tranquila hasta ese momento. A las 10 llegó el fotógrafo y allí mis nervios comenzaron a salir. Hubo risas, ansiedad y locura todo al mismo tiempo. En la habitación además de los fotógrafos, la maquilladora y yo, estaban: mi madre y dos de mis amigas. Una de ella mi dama de honor y la otra una de mis testigos. Ellas me ayudaron a ponerme el vestido de los nervios que teníamos todas, no podían ni prenderme los botones. ¡Yo las quería matar!

Luego de las fotos y ultimar los detalles, llegó el momento. El corazón se me salía y casi no recuerdo todo lo que se me pasaba por la mente. Yo estaba esperando en el lobby del hotel junto a mi cortejo. Escuché que sonaba Beautiful Day de U2 y sabía que mi futuro marido estaba entrando junto a mi suegra.

Nos avisaron, y poco a poco comenzamos a caminar hacia el altar. Primero mi dama de honor y gran amiga, abriendo el paso; luego mi niñita del cortejo tirando pétalos de rosa en el camino. Finalmente, mi madre y yo de la mano, guiadas desde el cielo por mi padre. Ambas nos cogimos de la mano muy fuerte y llenas de emoción, escuchando de fondo A Thousand Years de Christina Perri, íbamos avanzando.

Yo en ese momento dirigía la mirada solo a los ojos de mi amor... el hombre que elegí para compartir el resto de mi vida. Una vez allí, nos deleitamos con las palabras de nuestros amigos, de mi suegra, con una canción preciosa cantada en vivo por la prima hermana de mi marido. Fue hermoso, cálido, cercano y lleno de amor.

Finalmente, llegó el tan esperado: "los declaro marido y mujer". Sellamos el momento con un beso, mucha alegría y aplausos. El sol era radiante, se escuchaban las olas del mar, comencé a contemplar lentamente, todo a mi alrededor. Tenía todo lo que quería concentrado en un mismo lugar: mi marido, mi familia, mis amigos. ¿Qué más se le puede pedir a la vida?

Mientras los invitados disfrutaban el aperitivo al aire libre, nosotros hacíamos las fotos.

La entrada al banquete fue acompañada por Marry Me de Jason Derulo, la misma canción con la que hicimos el video de Save the date, para anunciarles a nuestros amigos que nos casábamos. A lo largo del banquete hubo muchos momentos emotivos, juntamos tradiciones de nuestras culturas, nos reímos, lloramos de emoción, bailamos. ¡Todo! Nuestro primer baile fue iluminado por bengalitas.

Ya sobre el final, los invitamos a todos a la playa y allí de manera espontánea, cada uno pensaba un deseo y a la cuenta de 3 hicimos una suelta de globos con led, que marcaron el final de la fiesta. Los invitados con globos blancos con frases como: Viva los novios, qué se besen, qué se besen, y mi marido y yo cada uno con un corazón rojo. Fue increíble el espectáculo que pudimos ver en el cielo.

Muchas veces nos detenemos en detalles que solo para nosotras son importantes, pero luego te das cuenta de que son meramente efímeros frente a lo verdaderamente válido.

¡No dejéis de soñar! ¡Los sueños sí se hacen realidad, si los deseamos de corazón con mucha fuerza! ¡El nuestro se cumplió!

No os detengáis en pequeñas tonterías que nadie recordará, deteneros sí, en compartir el día con nuestros seres queridos y disfrutar. Eso es lo verdaderamente importante y lo que siempre recordaremos. Les deseo a los futuros esposos toda la dicha del mundo. Qué sus corazones sean alegres y sus vidas felices.

Gracias, Bodas.net, por ayudarme a lo largo de estos años a preparar nuestro día "B" y por guiarme en el camino.