La boda de Diego y Yenmari en Pinto, Madrid

El día de nuestra boda

Nos casamos un viernes, 12 de julio. Los nervios y la preocupación invadían mi ser. Quería que todo saliera perfecto. Pasaron las horas y llegó el gran momento. 19:00 p.m, la mayoría de los invitados ocupaban ya su sitio. Mi novio (actual esposo) me esperaba con los ojos brillantes, mi madre fue quien me acompañó hasta el altar. Llorábamos de alegría y temblábamos de nervios. Todos los invitados estaban conmovidos. Mi madre compuso una canción que provocó que llorara un mar de lágrimas, los primos de mi marido tocaron dos canciones y su padre pronunció unas preciosas palabras sobre cuán grande es el amor que mueve montañas. La ceremonia fue perfecta, mágica y memorable, y la decoración y el lugar proporcionado por el Hotel Princesa de Éboli no podría haber sido más acertados. ¡Y qué decir de la comida! Pues acabamos hasta reventar. Una delicia gastronómica que dio lugar a la enhorabuena por parte de todos nuestros invitados.

¡Un brindis emocionante! Llegado el momento de nuestro baile, bajo el son de “You are the reason” con nuestra coreografía (un tanto improvisada) deleitó a los invitados. Todos nos grababan, todos nos miraban, éramos los protagonistas de esta historia. Momentos de risas, bailes de todo tipo y un sinfín de bebidas y cócteles dieron fin a nuestra maravillosa boda. Gracias a Sonia, la organizadora del Hotel Princesa de Éboli, que se portó como toda una profesional y al mismo tiempo, como una amiga consejera. Gracias al maïtre, que estuvo pendiente de cada detalle y de que no se encontrara ni una copa vacía. Gracias a la florista, que acertó totalmente con nuestros gustos. ¡Y gracias a todos los que fueron partícipes para hacer de nuestro día, un momento memorable!