La boda de Diego y Raquel en Quintueles, Asturias

El día de nuestra boda

Empezamos el día muy nerviosos los dos. Yo, la verdad que los días previos y hasta unas horas antes de la ceremonia, estaba tranquila; con todo lo que habíamos pasado para llegar a ese momento, solo quería disfrutarlo al máximo. Pero unas horas antes de la ceremonia, los nervios de mis amigas empezaron a pegárseme.

Entré en la iglesia temblando de la mano de mi hermano, y ver a Diego llorar hizo que no viese a nadie más que a él. Dos de nuestros amigos nos cantaron una canción especial para nosotros en mi entrada, y juro que ni la escuché de lo atacada que estaba. La ceremonia fue preciosa, a pesar de las mascarillas de los invitados. Hubo momentos de risas, unas cuantas lágrimas con las palabras de mi mejor amiga y de su amigo de siempre, y muchos momentos emotivos.

En cuanto salimos, nos relajamos y nos dedicamos únicamente a disfrutar. Mi tocado, al salir de la iglesia ya se había movido, por los mil millones de abrazos y cariño de todos los que nos acompañaban.

Hicimos las fotos cerquita de la iglesia, en mi lugar favorito en el mundo; un mirador precioso en la playa de mi pueblo, donde vivimos.