La boda de Diego y Laura en Granada, Granada
Rústicas Otoño Granate 7 profesionales
D&L
21 Sep, 2019El día de nuestra boda
El día comenzó con muchos nervios, pero también con mucha ilusión. No puedo decir que no dormí porque terminamos de la preboda (Cervecería La Hermosa, superrecomendable) bastante tarde y después de ultimar todos los preparativos estaba cansadísima. Llevábamos dos semanas mirando la previsión del tiempo cada media hora porque hasta poquitos días antes de la boda daban tormentas y yo solo pensaba en mi supercola de tul de Rosa Clará empapadísima y mis zapatos de terciopelo (JustEne) echados a perder.
Tras el corre que te pillo de peluquería (José Cobos), maquillaje (Alicia Herráiz) y algunas fotografías en casa (Love Wanderers), mi amiga y compi de piso durante muchos años, Natalia, y su futuro marido, Miguel, nos recogieron a mí y a mi padre en su casi recién estrenado Mercedes GLC (hay que tener buenas amistades jaja) decorado a juego con mi ramo por Atrezo Floristas.
La verdad es que el camino hacia la iglesia se me hizo superameno ya que no paré de reír con las anécdotas de Natalia y viendo a mi padre supernervioso. En la puerta de la iglesia de San Pedro y San Pablo me esperaban mis cuñadas, encargadas de colocarme el vestido, y mis damitas preciosas vestidas de Puri Legaza y con coronas de haditas de Ayquearte. Candela llevaba los anillos en un bastidor bordado por mi suegra, y Alba las arras en una cajita de madera que encontré en la Alcaicería.
Seguir leyendo »Mi entrada en el templo, del brazo de mi padre, los bancos rebosando de todos nuestros invitados, guapísimos, emocionados, algunos de ellos desplazados desde muy lejos, solo para estar allí acompañándonos, fue uno de los momentos más emocionantes. Al llegar al altar y al saludar a Diego con un beso, que no podía estar más guapo (Gracias a Miguel Olmedo y a mis suegros por darme un marido tan radiante jaja) me di cuenta de lo realmente nerviosa que estaba. La ceremonia trascurrió tranquila, guiada por Manolo, el sacerdote, que es un encanto y poquito a poco me fui relajando.
Tras las firmas y algunas fotos tocó salir de la iglesia y recibir los aplausos y el arroz que con tanto mimo preparó nuestra amiga Tania. Brindamos con champán y nos deshicimos en besos y abrazos con nuestros invitados.
Llegamos los primeros al Señorío de Nevada, la mayoría de nuestros invitados venían en el autobús que dispusimos con la ayuda de mi cuñado, Sergio, que contactó con Pepe Palma. Isabel y Ana, las fotógrafas (Love Wanderers) y Javi, el vídeo (Indie Filmmaker) nos secuestraron durante unos minutos para hacerlos las fotos y las tomas de pareja, tenemos que decir que ambos hicieron un trabajo encomiable con el poco tiempo que tuvieron y las ganas que teníamos nosotros de irnos a la copa de bienvenida con nuestros invitados.
A la copa entramos con una Alhambra 1925 como buenos granadinos y aunque se nos pasó rapidísimo, pudimos degustar algunos de los aperitivos y saludar a prácticamente todo el mundo. Había cantidad de cosas exquisitas, rincón de quesos, bandeja de sushi, rincón de snacks...
Dejándonos guiar en todo momento por Dámaris, la encargada de eventos de El Señorío y la que nos iba marcando los tiempos, entramos al Salón Romano al son de una de nuestras canciones favoritas, Baile de ilusiones, de Fito y Ariel Rot, que la gente recibió súper animada mientras bailábamos alrededor de las mesas hasta llegar a la nuestra, justo frente a la cristalera y con todos nuestros amigos más íntimos.
Leandro, nuestro cortador, nos había guardado un platito de jamón que los dos atacamos con muchas ganas y nos tomamos el primer plato enterito (canelón de marisco exquisito), y casi todo el segundo (elegimos la pluma ibérica que estaba aún más espectacular que el día de la prueba del menú). Todavía no sabemos porqué la gente dice que no comieron en su boda jajaja.
Aprovechamos los ratitos entre platos para saludar a todas las mesas y para entregar algunos detallitos a nuestras familias. Mi hermanita del alma recibió una réplica de mi ramo al ritmo de "Te quiero un poco" de Carlos Sadness, los marchosos de mis cuñados bailaron entre lágrimas "Mari Madalenas", los papás de Diego también se emocionaron con nuestra carta mientras los Bee Gees le quitaban hierro al asunto y la "Mamma mia" recibió mi ramo un poco nerviosa.
Antes del postre llegó un momento muy emocionante, y es que el padrino cumplía 60 años y con la cosa de la boda, nadie lo había felicitado. Ya pensaba que nos habíamos olvidado de él cuando mi hermano, guapísimo como nunca, se acercó a su mesa mientras todo el salón cantaba “Cumpleaños feliz”. No olvidaré nunca sus pucheros de niño pequeño. Al terminar de comer, Dama fue animando a la gente a salir a la explanada donde se desarrollaría la barra libre. Yo aproveché ese momento para subir a la habitación y con ayuda de mi madre y mi amiga del alma, Estefanía, retocarme los labios y cambiarme los zapatos para el momento del baile.
La gente nos rodeó durante un momento que se hizo eterno porque los dos somos muy vergonzosos, pero que con ayuda de los Beetles y de su Let it be, disfrutamos muchísimo. Después de esto la banda de Jose (La Jaula) se puso manos a la obra y nos hizo disfrutar de su directo y de su buen rollo durante más de dos horas. Sonaron canciones cañeras, de todos los tiempos, que todo el mundo coreó y bailó hasta decir basta.
Tras hacerse cargo el DJ de Musikayser de la música, se sirvió la recena (hamburguesas y perritos) que la gente devoró y cuando llegó la hora del autobús de vuelta, los invitados estaban tan animados que siguieron con la fiesta en otra parte. Diego y yo nos alojamos esa noche en la habitación que el Señorío de Nevada dispuso para nosotros y a la mañana siguiente disfrutamos de un desayuno exquisito mientras seguíamos en una nube, rememorando momentos del día anterior y con una sonrisa que aún no se nos ha borrado de la cara.
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