La boda de Diego y Angélica en Valladolid, Valladolid
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D&A
17 Jun, 2016El día de nuestra boda
He de decir que mi día empezó siendo un completo caos, y continuó así hasta montar en el coche de boda que llevamos de Select cars, llegué tarde a la peluquería y al maquillaje. Cuando el coche llegó aún no estaba vestida, perdí los zapatos por casa y no era capaz de encontrarlos aunque estuvieran en frente. Con todo el lío me dio un ataque de ansiedad y apenas podía respirar, mi madre aplacó mis nervios con dulces palabras, ya en el coche el chófer fue de lo más amable, intentaba calmarme como mejor podía, la presión de que todo saliese perfecto no me dejó disfrutar del momento antes de la boda, pero todo pasa. Cuando llegué al Bohio mis damas de honor vinieron a buscarme para poder ayudarme con la larga cola que tiene mi vestido, estaba nerviosa, muy, muy nerviosa, el ramo lo llevaba casi destrozado de tanto apretar. Cuando comencé a bajar la escalera se me cayó la liga delante de los encargados del restaurante, que hacían un esfuerzo por no soltar la risa, a mí se me escapó una gran carcajada que ni yo ni mis dama de honor podíamos controlar.
Seguir leyendo »Mi mejor amiga (y dama de honor) tuvo que meterse bajo el vestido para poder ponérmela, las risas no nos dejaban, y de repente los nervios se esfumaron, empecé a caminar hacia la entrada de la ceremonia, tenía que subir escaleras y se me complicó un poco, pero no importaba, ya estaba allí, con un montón de retraso pero estaba, como dijo el chófer: toda novia que se respete llega tarde, ¿sino que clase de novia sería? La música sonaba, elegí para ese momento I dont want to mis a thing, en versión violín, las niñas comenzaron a caminar con sus cestas y vestidos a juego, lanzaban los pétalos por la alfombra, mi madre me llevaba del brazo, y él me esperaba ahí, frente al arcón de flores que habíamos preparado, emocionado, sin poder contener las lágrimas me esperaba nervioso, tanto como yo, aunque hace ya 10 años que estamos juntos, caminé pasito a pasito tras las niñas y las damas de honor colocaban la cola y caminaban detrás nuestro, la gente sonreía, a algunos ya se les escapaba la lágrima, mi suegra lloraba.
Llegué frente al amor de mi vida, mi suegra me cedió su mano, el me abrazó, suspiré, cientos de emociones se desataban en mí, mi madre y mi suegra se sentaron, el maestro comenzó la ceremonia, fue precioso. Las lecturas, la de mi mejor amiga que rememoraban tiempos de clases, y sueños cumplidos, las de mis primas que me transportaron a mi niñez y que nos dijeron cuanto les importamos, la de mi cuñada que nos dedicó grandes y bellos deseos para nuestro matrimonio, y el discurso de mi madre que nos hizo llorar a todos, dimos el sí quiero, leímos nuestros votos, hicimos la ceremonia de la arena, y se acabó la ceremonia, salimos y nos bañaron en confeti, en besos, abrazos y cientos de buenos deseos. El resto de la celebración fue espléndido, la gente comió hasta reventar, les gustó la tarta que elegimos, bailó hasta caer y rieron hasta que les dolió la cara, les encantó el photocall que preparamos, fue un puntazo esa noche, se nos acabaron los carretes de instantáneas y seguimos con los móviles, fue maravilloso. Ahora estoy como loca por poder ver las fotos, y marcharnos de viaje.
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