La boda de David y Vicky en Zaragoza, Zaragoza
Elegantes Verano Dorado 12 profesionales
D&V
12 Sep, 2020El día de nuestra boda
Llevábamos más de un año con la fecha de la boda elegida, contratados tanto el lugar del blanquete en el Palacio de Larrinaga, maestro de ceremonias... Las cosas básicas.
Pero llega marzo con su correspondiente pandemia mundial y, si ya los preparativos de una boda son difíciles, con un encierro de dos meses en casa y con la incertidumbre de si podremos celebrar la boda, la situación se volvió complicada. En todo momento nosotros no nos planteamos modificar el día de la boda, pero como todos los novios que hemos vivido esta pandemia preparando nuestras bodas, hemos tenido nuestros días de ilusión y nuestros días de derrota.
Conforme se iba acercando el día y quedaban dos meses, decidimos que la boda seguiría su curso aun no celebrándola como habíamos pensado. Incluso tuvimos que cambiar la hora de la boda, para celebrarla por la mañana (aunque ya teníamos las invitaciones con la hora de tarde). Nos iban surgiendo problemas con las horas, con el aforo, con las prohibiciones de celebraciones... Pero intentamos no perder la ilusión.
Seguir leyendo »El tiempo pasó muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos, yo ya estaba de vacaciones en el trabajo y ya me vi inmersa en las dos semanas anteriores a la boda, donde no tenía tiempo de nada, salvo para cosas de la boda. Que si prueba de vestido, que si prueba de peinado, que si flores, detalles... Un caos. Menos mal que contraté una wedding planner... ¡O me hubiera vuelto loca!
Fueron dos semanas de muchos momentos de incertidumbre, faltas de asistencia de familiares cercanos por las circunstancias en las que vivimos... Pero a lo que quería darme cuenta, ya era viernes 11 de septiembre y estábamos a las 12h en el juzgado para que una jueza nos leyera nuestros deberes y obligaciones matrimoniales y dándonos el “sí, quiero”.
¡Oficialmente ya estábamos casados! Pero quedaba el día importante, el día que habíamos estado preparando durante un año con mimo y cariño.
Esa misma tarde de viernes, tras una comida en familia, tuvimos un ensayo general de la boda, para saber los últimos detalles de donde se sienta el novio, la novia, como andar hasta el altar... ¡Y a lo que volví a darme cuenta, ya me estaba levantando el día siguiente a las 6 de la mañana para ir a la peluquería!
A partir de ahí todo fue muy rápido, peluquería, maquillaje, taxi a casa de mis padres... Ya me estaban esperando a las 10 el fotógrafo y los chicos del video. Mis padres de lado a lado nerviosos... ¡Casi tuve que darles órdenes para que se relajasen! Pero todo iba según lo previsto.
Mis nervios empezaron a aflorar cuando me cerraban el vestido mi madre y mi hermana. Y en cuanto mis padres ya salieron para el Palacio de Larrinaga y mi hermano (padrino) y yo esperamos al coche, ya no sabía si quería reír, llorar o salir corriendo. Pero todo era por los nervios. Tenía segundos de tranquilidad absoluta, como si estuviera viviendo todo desde fuera, y momentos de histeria total. ¡Me temblaban las piernas al subirme al coche! Solo pensaba en que no quería tropezarme con el vestido.
Pero enseguida llegamos al Palacio y allí estaba el novio con una sonrisa en la cara, esperándome en el altar. Los invitados se quedaron maravillados de verme llegar en un Rolls Royce y el novio alucinó porque le encantan los clásicos.
Me colocaron el vestido y el velo y en cuanto empezó la música, cogida del brazo de mi hermano pequeño andamos hasta el altar. No tuve tiempo de ver a los invitados que me miraban todos atentos, ni de fijarme en la decoración, ni en las flores... Fueron momentos de alegría, de emoción, de carcajadas y de lágrimas.
La ceremonia fue amena, distinta a lo visto en otras bodas, divertida, muy nuestra. Leímos unos votos atípicos, intercambiamos anillos, en vez arras o arena, brindamos con un vino mezcla de un Somontano en representación del novio, y un Cariñena en representación mía. Y tras esto hicimos una capsula del tiempo guardando estos vinos con nuestros votos.
Todo fue muy especial hasta que el maestro de ceremonias dijo... David, ¡puedes besar a la novia!
Hicimos unas fotos con los familiares, el cóctel fue maravilloso en el jardín del Palacio. Todos los invitados quedaron maravillados con la comida, tanto por lo exquisita que estaba como por la cantidad. Y. tras unas cuantas fotos dentro del Palacio para nuestro reportaje fotográfico, llegó el banquete.
Una videoproyección fue nuestra entrada al banquete, un vídeo muy divertido de lo que hemos vivido estos meses atrás, para dar paso a los aplausos y a nuestra entrada.
El banquete fue espectacular, se notaba que los invitados estuvieron muy a gusto en todo momento y los regalitos que les dimos les hicieron mucha ilusión.
¡El resto del día pasó volando! Aun con restricciones, pudimos bailar separados, celebrar una boda en tiempos de pandemia es lo que tiene.
Pero, sin duda, no nos arrepentimos de haberla celebrado. Fue, sin duda, uno de los días más importantes en nuestras vidas y agradecemos a todos los que lo hicieron posible tanto proveedores como familiares y amigos que estuvieron compartiendo con nosotros nuestra unión.
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