La boda de David y Vero en San Agustin De Guadalix, Madrid
Al aire libre Verano Rosa
D&V
15 Ago, 2020El día de nuestra boda
El 15 de agosto me levanté tranquila y feliz junto a mi maravilloso novio. El día anterior fue realmente angustiante debido a los cambios que se estaban produciendo por el dichoso virus. Al final, esa misma noche, decidimos que pasara lo que pasara, lo viviríamos a tope y sin pensar en nada más. Desayunamos y fuimos a la finca juntos. Allí comimos con nuestros padres y disfrutamos de la piscina un rato. Poco después comenzamos la preparación. Estuve todo el tiempo como en una nube, cuidada y tranquila, pensando únicamente en mí. Llegó la hora de comenzar y los invitados fueron llegando para tomar una limonada fresquita antes de la ceremonia. Mientras tanto, yo me hacía fotos con mis padres y con las damas, en otra zona de la finca donde no se me podía ver.
Comenzó la ceremonia, y al ritmo de Thousand Years hice la entrada con mi padre, mientras que nuestros invitados nos recibían con sus sombreros de paja y sus sombrillas blancas. La ceremonia fue preciosa, con lecturas de invitados, que hicieron llorar a todo el mundo, y con nuestros votos, que todavía me hacen emocionarme. Salimos bajo una lluvia de hojas de olivo y pasamos al cóctel. Una cosa que teníamos clara es que no queríamos estar toda la boda saludando personas, haciendo fotos y sin comer ni disfrutar. Por lo que hicimos 15 minutos de fotos a solas y luego fuimos directamente a disfrutar con todos los invitados.
Seguir leyendo »Durante el cóctel tuvimos música en directo de dos familiares que compusieron dos canciones para nosotros. Disfrutamos de toda la comida y vimos atardecer desde el estanque, en nuestras mesas y alpacas (toda la boda es de estilo boho-rústico). Pasamos después a la cena, iluminada por velas, farolillos y con miles de flores silvestres. Fue un éxito, toda la gente quedó satisfecha y gustó muchísimo. Dimos de regalo botecitos de miel, que dejamos sobre cada plato, de esa forma nos evitamos ir de mesa en mesa y perder tanto tiempo. Del mismo modo, no dimos regalos especiales.
Rato después pasamos al baile, donde hicimos nuestro baile nupcial (Stand by me) y un baile con el padrino y la madrina (Yesterday). Una vez terminado comenzó la verdadera fiesta. El DJ hizo un increíble trabajo y animó la fiesta tanto que, hasta la abuela, que nunca se levanta de la silla de ruedas, no quería sentarse. Tuvimos un photocall preparado por nosotros con disfraces, pulseras luminosas y carteles. ¡Encantó a todo el mundo! Sirvieron la recena (pared de donuts y mesa de perritos calientes con patatas fritas) y al terminar la fiesta, de acuerdo a la normativa vigente, pudimos quedarnos tomando unas copas ya tranquilos durante un rato más. Por supuesto tomamos las medidas sanitarias necesarias. Al llegar tomamos la temperatura a todos los invitados y cogimos sus datos, había botes de gel en varios puntos, la mascarilla la llevaron aquellos que quisieron (al ser en un espacio natural lejos del núcleo urbano no era obligatoria), respetamos las distancias en todo momento, con mesas de 6-8 personas y fomentamos la responsabilidad individual.
Fue una boda increíble, repetiría mil veces más. Fue muy duro llegar hasta ese momento, pero no me arrepiento en absoluto de haber resistido y sé que tomamos la decisión correcta. Todo llega, y cuando pasa, es maravilloso.
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