La boda de David y María en El Rompido, Huelva
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D&M
26 Ago, 2017El día de nuestra boda
El día de nuestra boda fue un cuento de hadas hecho realidad. Todo empezó la tarde anterior. Mi madre me arregló el salón de su casa para que al día siguiente todo se cociera allí. Dejamos listos los vestidos con las perchas que elaboré para el día B y dejamos todos los complementos mostrados en la mesa. Esa noche apenas dormimos ninguno, los nervios nos tuvieron despiertos.
Al día siguiente, mi madre y yo pasamos el día en la Peluquería Reyes con Reyes y Yolanda, las cuales nos prepararon con mucho cariño para la ocasión. Pasamos una fantástica tarde con ellas y salimos de allí preciosas. A las 5 y media estábamos en casa de los padres de la novia, con dos de las tres damas de honor, preparándome yo y todos los que venían en comitiva. Allí nos hicimos unas maravillosas fotos tras vestirme en los momentos antes de salir. Se fueron primero mi madre y mi hermano con mis dos primas, para encontrarse en Aguas del Pino con Carmen, la otra dama de honor, y dejarlo todo listo para la llegada de los invitados.
Seguir leyendo »Mientras, en El Rompido, el novio David junto con su padre y su cuñado prepararon la decoración que con tanto cariño habíamos preparado David y yo para nuestro día especial. Tras esto, fueron a la habitación del Hotel Garden Playanatural, donde pasaríamos la Noche de Bodas, a vestirse el novio con la madrina y su hermano.
Conforme se acercaba la hora, los invitados fueron llegando a Aguas del Pino, disfrutando de las maravillosas vistas y admirando la decoración del evento hasta que unos minutos después de las 7 y media llegó el novio. La madrina no podía contener los nervios y la emoción. Algunos invitados no reconocían al novio de lo guapo y elegante que vestía. Primero, se aproximaron al altar la madre de la novia junto con el padre del novio y, seguidamente, con la preciosa canción de La Princesa Prometida interpretada por Mark Knopfler de fondo, desfilaron David y su madre. Allí me esperaron a mí, la novia, que había salido desde casa de sus padres con su padrino y su tío y habían paseado por El Portil para que los veraneantes contemplaran a la novia radiante y feliz en su coche.
Al llegar yo, todos los pajes y las damas de honor me esperaban a la entrada y todos los invitados observaban expectantes. Abrieron el cortejo los pajes de los anillos y de la caja de arena, seguidos por las tres damas de honor, la niña de las flores y el niño del cartel. Tras ellos, entramos el padrino y yo, emocionados mientras se escuchaba de fondo la canción de La Bella y la Bestia. Detrás de mí, la damita del vestido observaba que no hubiera ningún problema con la larga cola de mi vestido de novia. El cielo estaba algo cubierto y cayeron algunas gotas de lluvia, pero pronto paró y el clima dio tregua hasta la noche, pudiendo verse algunos rayos de sol. Por fin, el novio y yo pudimos ver nuestras elecciones para este día y nos maravillamos el uno del otro.
La ceremonia fue espectacular, no muy larga, y llena de emoción. Comenzaron leyendo unas palabras el hermano del novio, las primas de la novia y el padrino, que dejó a todos los invitados con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos. La felicidad inundaba aquel mágico momento. Posteriormente, realizamos un ritual de la arena en símbolo de la unión matrimonial: primero la madrina y el padrino vertieron arenas de nuestros lugares de origen, en símbolo de la importancia de nuestras familias para el matrimonio, y luego los novios vertimos arenas coloreadas, mezclándolas y uniéndolas en una nueva forma, símbolo de la unión de nuestras personalidades individuales. Finalmente, nos dimos el "Sí Quiero", intercambiamos nuestros anillos y nos dedicamos unas palabras, dichas desde el corazón. Al terminar la ceremonia, sonando el "Love is all around", firmamos el acta matrimonial con bolígrafos para la ocasión.
Luego, mientras los novios nos hacíamos un reportaje fotográfico con Photonuba en este entorno tan maravilloso, nuestros invitados disfrutaban de una copa de encuentro. Habíamos seleccionado algunas canciones románticas para amenizar el ambiente, mientras los invitados también se hacían fotos con un atípico paisaje de atardecer.
Si la ceremonia fue emotiva, la cena estuvo también llena de sorpresas. En cada mesa habíamos puesto una imagen Disney con un mensaje de amor de cada película y en nuestra mesa teníamos la rosa de La Bella y la Bestia. Los novios entramos con el brindis entre vítores y abrimos así el banquete. Tras la espectacular cena, abrimos la barra libre con un concierto del grupo onubense The Dreamers, con su estilo doo wop, que a tantos invitados gustó. Pudimos bailar al ritmo de canciones de los 50 americanas mientras nos divertíamos en el fotomatón de Fotovitón. Tras el concierto, seguimos la fiesta hasta las 7 de la mañana.
Nos sentíamos pletóricos: a la felicidad de nuestro recién estrenado matrimonio, se le sumaba la emoción de los momentos vividos y el agradecimiento con los invitados. Todos vivimos un día fantástico y maravilloso y todos nos transmitieron su bienestar a lo largo del día y sus mejores deseos de felicidad para nosotros.
Fue un cuento de hadas y nos sentimos como príncipes. Desde luego, fue nuestro día único.
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