La boda de David y Mari en Medellin, Badajoz
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D&M
06 Oct, 2018El día de nuestra boda
Recuerdo la tarde noche previa, con la cabeza en ebullición constante como también aquellas últimas semanas, con una sensación de nervios y emoción en todo el cuerpo. Y de repente ahí estábamos poniendo lacitos y flores a los coches que nos iban a llevar a la ceremonia, ya habíamos pasado las discusiones típicas previas de: no me has ayudado, de esto te encargabas tú y a mí me gustaba más el color verde, etc. Nosotros dos que habíamos dicho mil y una veces que no íbamos a casarnos nunca, que cuando lo dijimos todo el mundo pensó que estábamos bromeando, porque decíamos que no nos hacía falta, ni ilusión una boda, ¡qué ilusos! Una boda expres organizada en tres meses, pues surgió tranquilamente de una tarde de sofá y pelis. Yo no quería esperar un año y mi respuesta fue un: sí, pero ya, jaja. Y siguiendo con el recuerdo de esa tarde noche previa de repente y a pesar de que no íbamos a hacer serenata, los amigos de él se presentaron de sorpresa con bebidas y ganas de fiesta. Yo pensé: tíos, que mañana tengo la peluquería a las 8, salí escopetada para casa cuando menos se dieron cuenta, pero tonta de mí pensando que iba a dormir, mis queridos amigos por otro lado se dedicaron a llamar al timbre a la 01:30 de la madrugada, pues habían estado hasta esa hora ultimando las sorpresas que nos tenían preparadas para la boda y poniéndose finos de pizza en casa de una de ellos, por lo que vi posteriormente en la boda.
Seguir leyendo »Y de repente sonó el despertador y allí estaba yo en mi cuarto sin sueño pero sin haber dormido, con mi pijama de los osos amorosos, no desayuné nada porque los nervios se me agarran al estómago como las manos de un niño envolviéndote la pierna cuando no quiere que te vayas de su lado. Peluquería, maquillaje, peluquería otra vez… La verdad que fueron mis únicos momentos de relax y silencio en el día, después el fotógrafo se pasó a recogerme a la peluquería, fotos por aquí y allá, todo el mundo diciéndome lo guapa que iba y zas, ya estaba en casa poniéndome el traje de novia de Rosa Clará con pedrería, más fotos y aparición de mis dos mejores amigas para abotonar, ayudarme a ponerme zapatos medias... Ponerme los pendientes, más fotos con mi hermana y su superbarriga de casi 9 meses, con mi madre, mi padre... Y, ¿no se me olvida algo? Venga que es la hora y ya me veo en el coche camino al restaurante para mi boda civil y mientras el coche iba subiendo la cuesta hacia el restaurante Quiento Cecilio los nervios iban a más, mis padres preguntándome si estaba nerviosa, mi y tío, que conducía el coche, igual, contesté un poco. ¡¿Un poco?! No sé a quién quería engañar. Me bajé, estaban esperándome mis niños de las flores y alianzas, Luciano, el encargado del restaurante, me dijo: ahí le tienes todo nerviosito al pobre, que no sabe dónde meterse ya, y es que llegué 25 minutos tarde (muy propio de mí), me cogí del brazo de mi padre y otra vez de repente música River Flows in You de Yiruma, que escogí para mi entrada. Sentí como todo el mundo me observaba pero yo solo le observaba a él al fondo con su cara de felicidad.
La ceremonia fue preciosa con una alfombra roja, palabras emocionantes de seres queridos y después miles de abrazos, besos y felicitaciones. Sesión de fotos a orillas del río Guadiana, vuelta al restaurante, brindis para entrar en el cóctel, un poquito de violín, más felicitaciones y abrazos y antes de que te des cuenta estas en el salón comiendo o intentándolo, con muchas emociones, más sorpresas (las que tú das y las que te dan), y miras a la persona que tienes al lado y piensas ya he dado el paso, es para siempre, ahora a cumplir las promesa de seguir cuidándonos en esta vida el uno al otro, a ser compañeros ante las dificultades y compartir las alegrías.
En el baile nupcial tuvimos el atrevimiento de elegir un tango "Por una cabeza”, de Carlos Gardel, qué nervios después de tantos días de ensayo, todo salió estupendo, diversión, la música genial, haciendo el payaso en el fotomatón con todos y con miles de sensaciones nuevas y emociones vividas. Un día excepcional y maravilloso. La fiesta no finalizó tras la barra libre y fuimos con los más marchosos a un pub de la localidad, después a dormir en la pedazo de suite nupcial que nos ofrecieron en el hotel restaurante Quinto Cecilio. Un día intenso en el que todo pasa rápido pero te deja un gran sabor de vida.
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