La boda de David y Davinia en Peñiscola, Castellón
De noche Otoño Fucsia 3 profesionales
D&D
03 Oct, 2015El día de nuestra boda
Abro los ojos, ¿qué hora será? Miro el reloj, ¡son las 9 horas! Se me olvidó comprar los rotuladores que quería para el libro de firmas. Ese fue mi despertar del día b, pero pese a que por el comienzo del día puede que parezca que fue estresante, realmente no lo fue. Fui a comprar los rotuladores y ya tranquila, sabiendo que tenía todo lo que había planificado fui a despertar a mis amigos que se habían quedado a dormir en casa (algunos de fuera, ya que la noche previa habíamos organizado una cenita de picoteo para los más allegados). A las 11h más o menos nos íbamos a almorzar, la boda era por la tarde, así que a horas de comer había peluquería, maquillaje y todas esas parafernalias que no había hecho nunca y que, bueno, por ser el día que era pues aprovecharía a que me maquillara alguien que no era yo, para variar. Después de un almuerzo espectacular con café y tertulia incluida me fui con mi mejor amiga/testigo de boda a maquillarnos, a continuación peluquería y para rematar puesta de blanco. A estas alturas la casa ya estaba llena de gente, familia, amigos, fotógrafos, damitas con sus mamás. Y tú a obedecer foto aquí, foto allá, con este, con esta, sonríe, mira aquí. Lo mejor es que como estás en una nube ni te enteras, y si te dan a firmar un cheque en blanco, lo firmas sin preguntar (que no fue el caso, claro). Cierro la puerta, le doy las llaves a alguien y "tracatrá" suena la traca y todas las vecinas marujas sin excepción salen a la calle, pienso, con lo a gustito que se estará en el sofá un sábado por la tarde, nublado, viendo la peli, en chándal. En fin. A pesar de que el recorrido en coche desde casa hasta lo alto del castillo es de unos 10 minutos como mucho tardo una hora en llegar, casualidades de la vida es que justo hoy están rodando donde yo me caso una famosa serie de espadas y dragones y hay unas tres mil personas más de lo habitual, pero al final llegó. El alcalde sudando la gota gorda (debía de tener otros compromisos) todo el mundo sonríe y aplaude, pienso, qué bonito. Y sigo con la sonrisa tonta/nerviosa que llevo todo el día, después de no se cuántos escalones (los conté pero ya no me acuerdo) sufriendo por no pisarme el vestido o pensando que ojalá no se salgan las tiritas de silicona que he metido en el zapato para que no se me salga porque las medias tan finitas y caras que llevo hacen que se salgan y por fin, le veo, de repente emoción y ganas de llorar, pero no, la maquilladora me ha dado un ultimatum. Esperamos a que todos entren al salón gótico del castillo, suena la música de braveheart, es el momento, entramos y todos aplauden, no puedo explicarlo es una sensación maravillosa. Después de unos pocos minutos de ceremonia, unas palabras preciosas de mi mejor amiga, los anillos (sin contratiempos, ya que una damita solo tenía once meses y se portó como una señorita) nos damos el sí quiero y canta el tenor, pelos de punta, piel de gallina, los invitados con la boca abierta y el alcalde grabando con el móvil, tuve la suerte de tener un gran profesional cantando y además que trajera consigo al pianista de la ópera de Valencia. ¡Brutal! De ahí, a las fotos y de las fotos en coche de caballos al restaurante (3 de octubre, 21 horas, nublado, en calesa y en palabra de honor pero todavía estoy de subidón y ni me entero del frío). En el restaurante todos están ya más que sonrientes, algunas ya han cambiado los tacones por bailarinas y eso te deja una cara de gusto que no veas y si sumamos los aperitivos que estaban riquísimos (aunque ni los probamos ese día) y el "cóctel de la casa" pues es el sumun. Antes de entrar al salón (estamos en el jardín, menos mal que han caído sólo unas gotitas y ha aguantado el día) el grupo sexagenario de mi suegro nos ha cantado y tocado algunos de sus éxitos. Como colofón un castillo de fuegos artificiales y a cenar. Entrada triunfal al restaurante, todos nos reciben como si hubiéramos ganado La Champions, la música que hemos elegido también ayuda (es la canción con la que entran al campo los jugadores de rugby de Escocia, sí, estuvimos viviendo en Escocia y queríamos que formara parte de este día tan especial) La cena estupenda, una de las pocas bodas que trae los platos al momento justo, ¡ah! Claro. Que somos los novios… Entre plato y plato regalitos. El ramo, detalles a nuestros padres, más regalos... La cuestión es bajar la cena plato a plato y no va mal porque el corsé no ayuda a una digestión fácil. Llega la tarta, que bonita y qué sensación, suena "Angels" de Robiee Williams (un recuerdo de adolescente también incluido) me emociono. Terminando la cena, le doy la sorpresa que tenía guardada a mi marido (como suena eh, mi marido) es el famoso vídeo de fotos por el mundo que te lleva loca durante los meses previos, pero vale la pena, consigo que se emocione. Prueba superada. A continuación otra sorpresa, pero de esta yo no sé nada. Nos han preparado un vídeo de fotos nuestras desde niños hasta ahora, fotos tiernas y fotos que te dan ganas de estrangular al que ha elegido esa foto en la que pones los ojos vizcos o vas con el peor pijama que tienes. Suena la música del baile, creo que ya se han repartido los detallitos, es el momento café y copa y nosotros ahí, al medio de todos, pensando "1, 2, 3, 1, 2, 3..." si se tiene arte para bailar no hay problema, pero si es mi caso, cuidado. Parece que va bien y podemos hasta hablar. "Qué día tan perfecto, te quiero" a la gente le cuesta, pero ya hay algunos que se van animando y entran a bailar, menos mal. A partir de aquí los músicos dan el "pistoletazo de salida" empieza la fiesta y la barra libre y todos corren a la barra, primero los inhibidores luego ya no importa la música que haya porque lo van a dar todo por las mesas, corre el libro de firmas (menos mal que esta mañana he comprado los rotuladores) gente disfrazada en el photocall y grabándose en una cámara que hemos puesto a disposición de quien quiera para que nos cuente lo que quiera. (Los mejores videos, nos reímos un montón viéndolos). Terminamos la noche en la discoteca y nos dirigimos a la habitación del hotel, rendidos, con los zapatos en la mano y deseando quitarme el vestido, más que nada para que termine de bajar el resopón, que se ha quedado a mitad de camino por culpa del corsé. Terminó el día, que razón tenían al decir "disfruta del día que pasa y no te das cuenta". Si te das cuenta, sí, pero pasa muy rápido. Lo mejor es que es un día que jamás se olvida y luego tienes un álbum de fotos precioso que aparte de ayudarte los días de nostalgia, también te pone en forma porque hay que estar fuerte para cogerlo. Esta es mi crónica, hay mil detalles que faltan por contar y están en mi cabecita, igual un día se lo cuento a mis hijos. Espero que os haya gustado. Por cierto, no dejéis de aprovechar la luna de miel, es un viaje genial, nosotros hicimos la ruta 66 al completo.
Servicios y Profesionales de la Boda de David y Davinia



Otras bodas en Hostería del Mar
Ver todas
Otras bodas en Castellón
Ver todas
Inspírate con estas bodas
Deja tu comentario