La boda de David y Arancha en Valencia, Valencia

El día de nuestra boda

Madre mía, ese día fue el día que más nervios pasé en toda mi vida y a la vez, el que más rápido se me pasó. Empecé el día yendo a la peluquería a hacerme el peinado. Vaya, ese día decidió ser el más caluroso de la semana, o sea, imaginaos, sudando a borbotones.

A la una fuimos a decorar el coche y a recoger mi ramo de novia. Después, la madrina (o sea, mi madre), la dama de honor (la hija del novio) y yo nos dimos el gusto de hacer una comida de chicas en un japonés.

Por la tarde vinieron mis dos mejores amigas; una era mi esteticista y me pintó con un gusto exquisito; la otra era la fotógrafa de la boda, menuda sesión de fotos me hizo.

Una vez peinada y pintada, mi madre me ayudó a vestirme, otra vez sudando a mares, que si no respires, que si aprieta la barriga. Me quería morir del calor que tenía. Ya a partir de ahí, ya fue como si estuviese en una nube que corría muy deprisa.

La ceremonia fue preciosa, tanto por el entorno (Wakaya Lounge) como por la boda en sí.