La boda de Dany y Raquel en Terrassa, Barcelona
Vintage Verano Blanco 5 profesionales
D&R
10 Jul, 2015El día de nuestra boda
Han pasado ya algo más de dos meses de mi gran día y aún lo recuerdo como si fuera hoy mismo.
Nos casábamos un viernes a las 20:00 horas en el ayuntamiento de Terrassa (Barcelona). Como la boda era tan tarde, no nos quisimos despertar muy temprano. Nos levantamos a las 9:15 de la mañana aproximadamente, nos duchamos tranquilamente y preparamos la cama con las sábanas que queríamos que salieran en las fotos que el fotógrafo me iba a hacer a mí en casa mientras me cambiaba. A las 9.30h mi ya marido recibió una llamada sorpresa (que yo había encargado) de una cadena de radio catalana a través de la cual nos conocimos. La sorpresa también fue mía cuando nos regalaron una entrada doble a "les nits màgiques de la casa batlló". Después de eso nos fuimos a desayunar juntos como unos verdaderos reyes: dos croissants, dos flautas, tres fartons y dos cafés con leche... ¡para empezar el día con energía! Cuando conseguimos terminárnoslo todo nos volvimos para casa, ya era hora de repasar nuestro kit de supervivencia y nos venían a buscar.
Seguir leyendo »Él se fue con sus padres y yo con el mío, comimos por separado, cada uno con su familia... ¡lo primero que hacíamos por separado en todo el día! que nervios solo pensar que en unas horas ya nos estaríamos vistiendo para casarnos.
Yo comí antes de las 12 de la mañana, ya que a la una tenía que estar en la peluquería para peinarme y maquillarme. Además, la pareja de mi padre se peinaba en el mismo lugar que yo, así que teníamos que ir con tiempo. Mientras tanto, mi ahora ya marido recibía en casa de sus padres una flor con una nota de mi parte, para que de algún modo también se sintiera protagonista.
Salí del sitio sobre las tres y media cuatro, junto con mi padre nos fuimos a Sabadell a buscar a mi dama de honor. A las 16:30 o 16:45 horas ya estábamos en mi casa, en Barcelona. Le encargué a mi padre que se fuera a buscar mi ramo de novia (la chica, muy amable la verdad, me llamó dos días antes para decirme que con el calor que estaba haciendo ella prefería que no me pasara hasta la tarde a por él, así me lo podía guardar ella en frío) y yo me quedé con mis dos damas de honor colgando el vestido para que el fotógrafo le pudiera hacer una foto y ayudándolas a arreglarse.
Mientras esperaba al fotógrafo, alguien picó a la puerta diciendo que me traían una sorpresa. Cuando abrí me encontré con el florista que había hecho mi ramo (que además es el padre de un amigo de la infancia de mi marido). Resulta que él también me había mandado flores... ¡y con el mismo mensaje que el mío!, pero además, me decía que mirara debajo del sofá, lo cual me dejó muy descolocada, ya que todas las sorpresas que me ha intentado hacer en estos casi 10 años, siempre se las he pillado. Cuando miré, me había dejado un cuento hecho por él en el que se contaba toda nuestra historia (desde hace años yo tenía la costumbre de regalarle un capítulo de nuestro "cuento de hadas" y el tuvo el detalle de acabarlo) - de hecho así fue como se me declaró-. ¡Me emocionó tantísimo! Al cabo del rato por fin llegó el fotógrafo (se retrasó casi un cuarto de hora y a mí me iba a dar algo ya, puesto eran las 18:20 y a las 19:00h yo tenía que salir).
Lo recibí con unas pintas dignas de admirar: con una blusa roja, unos shorts, el liguero y las medias y unas manoletinas. Así que lo primero que hizo fue hacerme fotos con mi padre y mis amigas con esas pintas. Luego vinieron las fotos de rigor: foto al vestido colgado y las fotos mientras me cambiaban. El cambio fue un show. Mis damas de honor estaban un poco nerviosas y no se acordaban muy bien de cómo poner el vestido y... ¡pretendían ponérmelo por arriba! Pero bueno, a la tercera va la vencida y lograron ponérmelo bien y, con paciencia abrochar todos los botones de la espalda.
Como el fotógrafo no había podido venir a la peluquería a hacerme un par de fotos, simulamos que mis damas de honor me daban unos retoques, la verdad es que salieron fotos muy divertidas y luego hicimos las fotos de rigor más serios. En las últimas fotos los nervios ya se iban notando. No podría parar de pensar en cómo iría él vestido, si estaría muy nervioso,...
Al final salí de casa 15 minutos más tarde, pero no había tráfico. Pero... en mitad del camino me llamaron mis damas de honor. Al oír sonar el teléfono y ver que eran ellas recuerdo que me dio un vuelco el corazón ¿qué estaría pasando ya? - y si, tal cual lo pensé, yo ya estaba atacada de los nervios-. Nada que no se pudiese solucionar (aunque en ese momento las hubiese matado), se habían dejado en mi casa dos cestas que les tenía preparadas con arroz en sobrecitos tipo craft (dónde ponía a mano "arroz" en cada uno de ellos) y pétalos (todos del mismo color). Así que tuvieron que buscar por Terrassa un todo a cien para comprarlo.
Llegamos bien de tiempo pero por lo visto "ve despacio" no significa lo mismo para todo el mundo. Eso fue lo que le dije a mi padre puesto la entrada al ayuntamiento es una calle bastante escondida (el coche de los novios entra por detrás) y, paso a toda mecha por la calle, así que tuvimos que dar la vuelta a todo el pueblo. Cuando volvimos dónde era, tuvimos que llamar "al novio" porque no sabíamos seguir y, mi señor padre, en vez de hacerme caso a mí o al "novio" decidió que un señor de la calle lo sabría mejor. A mí me iba a dar un soponcio ya, eran las 20:07 horas, ¡y todavía no había aparcado el coche! A punto estuve de decirle que parara el coche, que entraba yo sola e iba andando, que llegaría antes. Al verme así entró en razón y por fin escucho nuestras indicaciones, ¡así llegamos al ayuntamiento!
Cuando se paró la música de fondo y escuché las primeras notas de "All of me" me temblaron hasta las pestañas. Ya está, tienes que subir Raquel. Pasito a pasito, con una mano, coge la cola, la otra, pásala por el brazo de él y agarra el ramo. Eso es lo que me dije a mi misma. Recuerdo mirar hacia arriba desde abajo de la escalera y ver a mis dos damas sonreírme. Al llegar arriba, me pusieron bien la cola, cogí el ramo con la otra mano y lo coloqué a la altura de la pelvis. Respire muy hondo... y entre. Allí estaba él, mirándome absorto. Estaba tan, pero tan ¡guapo! Casi no pude contener las lágrimas. Tenía intención de mirar a los invitados, pero no pude, sino, sabía que iba a llorar. Pasó la ceremonia, y llegó el momento de los anillos. Nos los trajo el ahijado de él de un añito y pocos meses. Todo bien, hasta el momento de ponerle yo el anillo, hacía tanto calor que se la había hinchado la mano bastante y no le entraba, ¡no había manera! Al final, con maña, se lo pude poner, no lo pudimos evitar y nos echamos a reír los dos. La risa se contagió y acabó riendo toda la sala.
Al salir nos tiraron toneladas de arroz, ¡madre mía, que locura! y alguien, no entendió que los sobres de arroz (menos mal que mi cuñada sí que cogió la suya) se tenían que abrir y echar el arroz, así que me dio un paquete de arroz en toda la cabeza... ¡ay! Recuerdo que tenía arroz por todos lados aunque me tapé la zona del escote con el ramo... y lo peor, unos cuantos se me quedaron pegados en el pelo y fueron protagonistas de algunas fotos.
Les dijimos a los invitados que fueran camino al restaurante y mientras, nosotros nos dimos "un paseito" por el centro de Terrassa mientras ee fotógrafo nos hacía algunas fotos.
Cuando llegamos al restaurante Els 4 Vents de Terrassa, nos recibió el dueño y el maître. Hicieron pasar a todos los invitados a hacer el pica pica mientras nosotros nos hacíamos la sesión de fotos. Estaba todo precioso. Nos pusieron un montón de velas por los jardines dando una luz de fondo maravillosa y romántica, y nos ofrecieron a los dos una copa de lambrusco para brindar durante la sesión. Cuando terminamos, fuimos hacía el jardín principal dónde fuimos llamando a los invitados para hacer las fotos más tradicionales. Para las mujeres fue una aventura ya que era césped y, para algunas, los tablones de piedra quedaban lejos para pisarlos. En la última foto con la familia recuerdo que ya estábamos hambrientos y un poco saturados. Así que el maître nos bajó a la bodega, donde nos esperaba nuestro pica pica y nos hicimos un par de fotos más. En ese momento aprovechó para explicarnos como iba a transcurrir la noche y, adelantarnos, que teníamos algunas sorpresas de parte de nuestros amigos. Recuerdo que en el momento le escuché muy atenta y lo entendí todo, pero en cuanto subí y tuve que hacer la entrada al salón, ¡se me olvidó la mayoría de cosas que me había dicho!
Mi ahora marido no había querido que preparásemos nada para la entrada. Quería ser espontáneo. Yo ya le dije que no era una buena idea porque él no sabe bailar, pero el insistió y mucho... Así que, ¿qué creéis que sucedió? Pues que la novia "se vino arriba" - hasta se me salió un zapato- y el novio al final se limitó a "perseguirla" por la sala. Pero bueno, eso también muestra un poco como somos nosotros, ¿no?
La comida fue perfecta. Los camareros eran super atentos y estaba todo riquísimo. Mientras cenábamos se iban proyectando las fotos que la gente subía al wedshots. Un elemento que en algunas mesas dio bastante juego fueron los "soldaditos londinenses" que pusimos para numerar las mesas (todo tenía temática de Londres, y cada mesa era el nombre de una emblemática calle londinense) ya que varios invitados lo usaron a modo de micro para cantar, contar chistes, etc.
Antes de la tarta llegó el momento liga, q¡ue sí teníamos coreografiado! Usamos la canción "Love to you" de Etta James. Yo hacía ver que me iba a sentar en la silla para que el me quitara la liga y entonces el me empujaba para apartarme y ponía su pierna en la silla como si la llevara él. En ese momento yo le apartaba a él y ponía mi pierna (luego pensamos que hubiese sido un puntazo que una le llevase él). El me empezó a subir el vestido y, ¡no encontraba la liga! al final logró hacerse con las dos y se las dimos a las "solteras de oro".
La presentación del pastel no os la voy a explicar por si alguna pareja se casa en el mismo sitio. Es la sorpresa del restaurante y la verdad es que es increíble. Nosotros no nos decidíamos si hacerlo con "Boig per tu" de Sau o la BSO de Piratas de Caribe. Al final escogimos la segunda y tengo que decir que me alegro muchísimo de haber seleccionado esa finalmente.
Después del pastel tocaba la entrega de regalos. Primero se los dimos a los padres y hermanos con la canción “Sugar” de Maroon 5. Fuimos rodeando las mesas al son de la música y yo, de vez en cuando, me paraba en alguna a bailar o en medio de varias y usaba mi ramo de micrófono. A los padres les regalamos unas copas grabadas con nuestros nombres y la fecha de la boda. A mi cuñada le di mi ramo y a mi hermano una plaquita con una foto nuestra de pequeños y un mensaje. Luego llegó el momento de la entrega de los novios. Nosotros teníamos dos. Unos más enserio y otros en broma. Lo hicimos al son de "Suerte" de Yotuel.
Cuando nosotros ya no teníamos más sorpresas volvió a sonar la BSO de Piratas del Caribe y entraron nuestros amigos con una botella con un mapa del tesoro y un cofre. Tras seguir las pistas dibujamos un corazón con vino en el pergamino y... el cofre estaba lleno de monedas (que hoy en día sigo contando) un cofre de experiencias rurales por Catalunya, ¡muy guay! Después de esto, yo pensaba que a eso es a lo que se refería el maître con lo de la sorpresa. Pero había más. Mientras atendíamos a varios invitados que nos querían dar algún regalo por nuestra boda. Empezó a sonar música y salió una de mis damas de honor con un paquete enorme. Ella es pintora y... ¡nos había hecho un retrato precioso! Si bien logré aguantar las lágrimas en mi entrada al ayuntamiento, aquí ya no pude aguantar más y me eché a llorar.
Finalmente, llegó el momento del vals que nosotros llamamos "fals" - que significa falso en catalán- puesto habíamos preparado una sorpresa. Empezamos el baile bailando lento “Thinking Out Loud”, de Edd Sheran y cuando terminaba el primer estribillo se escucharon unos "scratches" y bailamos el estribillo de "happy" de Pharell Williams, cuando terminó enlazamos con el de “Treasure” de Bruno Mars. La gente no paró de aplaudir y silbar. Aun con los nervios salió genial. La barra libre y el baile fueron unas risas. La familia no participo demasiado (soy la pequeña de mi familia, así que ya os podéis imaginar), pero nos lo pasamos genial con los amigos. La gente que no quiso bailar, fueron hacía la zona donde había un photocall con atrezzo - estuvo durante toda la celebración y era igual que nuestra invitación de boda-. Salieron unas fotos muy graciosas. Sobre todo cuando la gente llevaba un par de copas de más.
La verdad es que fue un día mágico y muy, muy corto, que recordaré toda mi vida con especial ilusión.
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