La boda de Daniel y Nazareth en Málaga, Málaga
Al aire libre Verano Rosa 9 profesionales
D&N
08 Ago, 2020El día de nuestra boda
¡El día más feliz de nuestras vidas! Os cuento, para ser pleno agosto el día amaneció con una temperatura buenísima, nada de calor sofocante como esperábamos. Abrí los ojos a las 8 de la mañana y me dije a mí misma “fuera nervios y a disfrutar” y así fue.
Lo primero que hice fue hacerle llegar a mi marido (qué fuerte me sigue sonando) una cesta con un desayuno y una carta, quise hacerle un último regalo como “solteros”, detalle que le emocionó muchísimo. Tras eso, me fui a la peluquería y salí incluso más contenta que el día de la prueba. Al volver a casa me estaban esperando mi madre, mi hermano y dos de mis mejores amigos, ¡empezando a ponerse guapos y con muchos más nervios que yo!
Al cabo de un rato, empezaron a llegar la maquilladora y los fotógrafos, y he de confesar que algún que otro mariposeo me entró al verlos allí, pero como estaba dispuesta a disfrutar de todo, los calmé rápido. Sombra aquí, sombra allá, foto aquí, foto allá, llegó el momento de vestirme. No podía creer que después de tanto ver el traje en la tienda, estuviera ahí, en mi casa y a punto de ponérmelo. Me vi en el espejo con el vestido, el velo, el ramo.... ¡No podía creerlo! El camino hasta la iglesia se me hizo un poco largo y con unos nervios que no podía, ya que... ¡Mi madre iba en otro coche, en caravana y con los anillos! Hasta que no la vi en la puerta de la iglesia… ¡Qué mal ratito!
Seguir leyendo »Había soñado muchas veces con cómo sería el momento de llegar a la iglesia y ver a mi amor esperándome, pero la realidad superó a la imaginación en este caso, ¡qué bonito! La entrada a la iglesia fue un poco... Anecdótica ya que habíamos grabado por cuatro veces la música con la que entraríamos, pero.... Se olvidaron... ¡Las 4! Así que escuchando el Haleluya (parecía que decían por fin los casamos) me dirigí hacia dentro de la iglesia. Entre invitados y fotógrafos ahí estaba él, nervioso, con una felicidad en la cara increíble y con las lágrimas saltadas esperándome en el altar, iba guapísimo con un traje azul y el chaleco rosa a juego con mis complementos casualmente, ya que ninguno sabíamos cómo iba el otro y con una pajarita. Me lo iba a comer. En ese momento todos los nervios desaparecieron y solo estábamos él y yo mirándonos y desprendiendo felicidad. La ceremonia fue íntima por el aforo de la iglesia, emotiva, sencilla y hasta divertida. El párroco que la ofició nos conoce desde hace tiempo y estuvo contando anécdotas del comienzo de nuestra relación por lo que los invitados estuvieron divertidos con lo que él contaba. Llegó el momento de las alianzas y... A mi marido no le entraba la suya a lo que el párroco hizo una broma sobre ello y de los nervios me dio un ataque de risa en plena ceremonia. Menos mal que el resto de la ceremonia fuimos capaces de aguantar el tipo sin seguir riendo a carcajadas. Tengo que apuntar que todos los invitados presentes en la ceremonia iban con mascarillas pero iban guapísimos ya que las llevaban a juego con los trajes.
Solo tuvimos un momento triste en la boda y fue tener que ver a mi hermana a través de un teléfono. Vive en Canadá y, a pesar de tener todo el viaje planeado, no le dejaron hacerlo por el Covid. ¡Salimos de la iglesia ya como marido y mujer y no cabía más felicidad en nosotros! ¡Llegó la lluvia de arroz y pétalos de rosas! ¡No podíamos dejar de sonreír!
Tras la ceremonia, tocaba el momento fotos, que con las medidas sanitarias que hay ahora, decidimos irnos directamente a la finca y hacerlas allí ya que es un sitio precioso y estaríamos solos.
¡Momento cóctel! Llegamos en el coche hasta el jardín donde nos esperaban los invitados. ¡Empezó a sonar la canción que habíamos elegido para ese momento (esta vez sí) y brindamos junto con nuestros invitados! Tras el brindis nos fuimos a saludar a todos los invitados, ya estaban los que no habían podido asistir a la ceremonia. ¡El coctel fue fantástico! La finca lo tenía todo preparado para tomar todas las medidas sanitarias necesarias en estos momentos. Fue de manera individualizada, y en los diferentes rincones (queso, ibéricos y cerveza) había un camarero para servir ellos lo que los invitados pidieran. ¡De lujo! Durante el cóctel ya vi alguna que otra alpargata de esparto puesta... Habíamos hecho un rinconcito con alpargatas para que las invitadas estuvieran cómodas y sin dolor de pies. Recomendable 100%.
Llegó el momento de bajar al jardín de la cena. ¡Habían puesto la finca preciosa! Nuestro florista hizo un trabajo impresionante con la decoración tanto de la iglesia como de la finca. Habíamos puesto unos marcasitios de madera con el nombre de cada uno y una mariposa en cada copa como tarjeta de agradecimiento, detalles que sorprendieron a los invitados. Mi marido y yo entramos a ritmo de Rihanna y Calvin Harris (We found love) bailando y saltando a lo que todos nos acompañaron bailando y con sus servilletas en alto.
El menú elegido fue una ensalada de langostinos de entrante, sorbete de mojito y de plato principal secreto ibérico, ni lo probamos con los nervios. A mi marido y a mí se nos había ocurrido animar un poco la cena y así hacer que todos se sintieran a gusto y olvidar un poco la situación actual, por lo que a cada mesa le asignamos una canción. Empezó el DJ a nombrar las mesas y a ponerles su correspondiente canción y, para nuestra sorpresa, ¡todos se animaron! Pensábamos que las mesas donde había más personas mayores quizás no acompañarían, ¡pero para nada! ¡Fue un momento muy divertido! ¡Todos los invitados nos iban felicitando por cada detalle, por la animación, por el sitio, por la comida y, sobre todo, por la actitud que teníamos nosotros dos de alegría! Yo solo recuerdo decirle a mi madre “mamá, qué feliz estoy”.
Llegó el momento de cortar la tarta. Habíamos elegido una carrot cake, arriesgado, pero acertamos, estaba incluso más buena que en la prueba del menú. ¡Qué bonito lo recuerdo! Sonaba de fondo una canción muy especial para nosotros de Camela, sí, habéis leído bien, Camela y Demarco (has cambiado mi vida), he de reconocer que me solté un poquito con el cante (pobre de los oídos de todos). Luego tuvimos un momento muy emotivo donde acabamos todos llorando al entregar unos regalitos especiales que teníamos para personas muy importantes como las mamás y mi abuela y hermana. Los detalles para los invitados los personalizamos nosotros mismos durante el confinamiento y fueron, por un lado, a todos los hombres una cerveza y una copa pintada junto con un puro. Y, a las mujeres, una macetita forrada con rafia y un alfiler de una Biznaga, la flor típica de Málaga, los cuales me había hecho mi abuela. Y las alpargatas de esparto que fueron la estrella de la noche incluso para algunos hombres a los que les estaban bien.
Una de las anécdotas más destacadas de la noche fue... La llegada de la policía. Sí señoras y señores, la policía apareció en la boda a revisar que se estuvieran cumpliendo las medidas sanitarias, pero se fueron cuando vieron que nos estábamos portando muy bien.
¡Y llegó el momento del baile! Nuestra canción fue la de Perfect de Ed Sheeran y Andrea Boceli pero... ¡Había sorpresa! Y es que, a mitad de la canción, se nos unieron los mejores amigos de mi marido con una coreografía super divertida. Veía al resto de invitado reírse muchísimo y es que éramos un cuadro bailando. ¡Momentazo! ¡Tras nuestro maravilloso baile, llegó la hora de la barra libre! Al igual que con el cóctel, la finca lo había preparado superbién. En la pista habían puesto mesas altas para poder estar alrededor de ellas y así mantener la distancia social. También pusieron mesas bajas para quien quisiera estar sentado tranquilamente dentro del salón donde estaba el DJ. En la zona del jardín, había zonas chill out, cosa que muchos agradecieron ya que se quedaron al fresquito sentados bebiendo tranquilamente. El DJ que habíamos contratado (profesional de 10), llevaba un chico para animación y nos divertimos mucho y eran ellos mismos los que se encargaban de que todos tuviéramos distancia social y no nos aglomerásemos en ningún sitio. Fue fantástico porque lo hicieron de forma que cumpliéramos las normas sin sentirnos incómodos por la situación, chapó por ellos.
¡Tuvimos también un fotomatón, con una chica encargada de él superamable! Todo lo que traían para disfraz era de un sólo uso así no había problema de que todos tocaran todo. ¡Las fotos quedaron chulísimas y supergraciosas! ¡Un recuerdo que se llevaron los invitados con fotos diferentes! En definitiva y dejo de aburriros ya... ¡El día más feliz de nuestras vidas! Si la situación hubiera sido otra… ¡No nos la podríamos haber imaginado mejor! ¡Tuvimos mascarillas, distancia social entre invitados, pero fue maravillosa!
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