La boda de Daniel y Manuela en Almería, Almería
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D&M
17 Ago, 2019El día de nuestra boda
El día más feliz después del nacimiento de mis hijos. El día de nuestra boda fue todo un éxito y lo disfrutamos a tope. Había leído en un artículo que la gente suele preocuparse demasiado por los detalles y la organización, y para evitar eso uno debería tomarse un vino o algo para relajarse. Pues me tomé un Limoncello la noche anterior con mis padres que vinieron de visita de Alemania mientras me pintaba las uñas a la una de la madrugada.
A las 7 estuve en la peluquería mientras mi marido se quedó a dormir en casa de mis suegros. Cuando estaba ya casi terminada entraron mi testigo y la diseñadora para llevármelo a la casa, ya que tenía miedo que mi hija de un año lo podría manchar. De vuelta en la casa, empecé a vestir y peinar a mis dos hijos y mis padres también empezaron a arreglarse para estar listos para la fotógrafa la cual llegó poco después. Hicimos una sesión en la casa y mandé a los niños con mis suegros y mi madre en un taxi.
Terminamos con la fotógrafa y mi cuñado me esperó abajo para llevarme a la iglesia. Con cada metro que nos acercamos, me ponía más nerviosa y contenta. Una vez llegado a la iglesia me pusieron bien el velo y ya sonó la Marcha nupcial del coro que había organizado mi suegra. Entré supercontenta de ver a tanta gente conocida, amigos y familia que había llegado de hasta México. Ahí estaba mi novio con una cara de enamorado como si fuera el primer día. La ceremonia no fue demasiado larga y la verdad que el coro hizo bien su labor. Los testigos firmaron con un boli especial que ponía “soy testigo de boda” y salimos a la calle y nos esperó una lluvia de arroz que un niño nos tiró hasta la cajita entera.
Seguir leyendo »Entonces vino mi hijo mayor para darnos la enhorabuena más feliz que nunca. Mi hija pequeña había dormido durante toda la ceremonia en vez de tirar pétalos en la iglesia. Así estuvimos más tranquilos. La gente agradeció mucho unos abanicos personalizados que pusimos en la entrada. Después del arroz, mil besos y fotos, y la mayoría de los invitados se fueron en el autobús al banquete mientras nosotros hicimos una parada con la fotógrafa en la playa.
Después fuimos al banquete y nos esperaron con una cerveza fresquita en el cóctel de bienvenida mientras sonaba el canon en D de Pachelbel. Otra vez mariposas en el estómago. Saludamos y seguíamos con la sesión en el jardín. Comimos un poco del cóctel y ya era la hora de entrar al restaurante. Había pedido “Marry you” de Bruno Mars que fue todo un éxito para los invitados, ya que es famosa tanto aquí como en Alemania. La comida muy rica, la tarta la cortamos con una espada. Escuchamos algunos discursos, vimos un par de vídeos y ya era la hora de la entrega de los detalles.
Dimos una vuelta y regalamos un abrebotellas en forma de avión, ya que la temática era viajar y unos alfileres para las mujeres porque me gustaba la idea de compartir esa tradición con mi gente de Alemania. El momento más emocionante era la entrega de los regalos especiales. Habíamos preparado una canción para cada uno y la reacción más fuerte fue la de mi amiga diseñadora que me había regalado mi vestido. Le puse la canción que sonó en el desfile de su colección en la Primera Fashion Week de Almería. Empezamos a llorar las dos como niñas pequeñas.
Después, un pequeño descanso en el cuarto de los novios y ya era la hora del baile que no habíamos practicado. Qué nervios. Salió una bachata perfecta y espontánea con una versión de David Bisbal “Mi princesa”, ya que no podía faltar “presencia” almeriense musical. Los niños estaban entretenidos con los monitores y ya todo el mundo a la discoteca. Tiré mi ramo de novia que casi había pelea por él y eso que solo había 5 solteras. Luego descansé los pies en la piscina, pero las agujetas del día siguiente no me lo quitaban nadie. Luego recena, libro de firmas y poco más. Fue todo un día de alegría y mucho bailar. La gente encantada con todos los detalles y la organización de las mesas. Cada invitado tenía fuera una mini maleta con su nombre y las mesas en vez de números llevaban una foto de nosotros en diferentes ciudades que habíamos visitado. Los colores principales eran turquesa y amarillo y la mesa presidencial éramos solo los novios para evitar problemas de comunicación entre los suegros. Terminamos a la una de la mañana cansados pero muy contentos de tantas emociones positivas. El día siguiente nos dimos una vuelta rápida por la feria y el lunes cogimos el avión a Tenerife, el regalo de boda de mis padres, que acertaron con la temática.
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