La boda de Daniel y Cristina en Torrejon De La Calzada, Madrid
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D&C
15 Ago, 2014El día de nuestra boda
Después de un año y medio de preparativos, hacer cuentas y pensar cómo lo organizaríamos todo, por fin, llegó nuestro gran día. Ese día nos levantamos de lo más tranquilo a las 10:00 de la mañana. Yo hasta la 13:00 no tenía la peluquería y mi chico se quedaría en casa esperando a que su familia llegara para comer con él y prepararse para el momento. A las 12 (puntual como siempre) tenía a mi padre llamando al telefonillo para recogerme. Yo tenía la peluquería y maquilladora en el barrio donde siempre he vivido con mis padres, y además, me iba a vestir en su casa. Cuando bajé a la peluquería, mi hermana y mi madre ya estaban allí, atacadas de los nervios! Sobre todo mi madre. Cuando terminaron de arreglarme (casi dos horas después) subí a casa, nos comimos todos juntos unos sandwiches y los acompañamos con un poco de tila que nunca viene mal. El fotógrafo llegó más pronto de lo esperado, pero no pasaba nada, yo ya estaba con mi bata puesta, esperando a que llegara para la sesión de fotos. Mis amigas, que eran mis damas de honor, vinieron a mi casa para ayudarme a vestirme. Estuvimos haciéndonos fotos y le regalé a cada una un ramo de goma Eva de los colores de mi ramo de novia. La anécdota del día surgió cuando íbamos camino a la finca. Mi hermana, que iba en otro coche con mi madre, tía y primas, se olvidó en casa un regalo que nos quería hacer y tuvieron que volver... yo, hasta entonces, estaba de lo más tranquila, pero en ese momento, empezaron los nervios... la ceremonia se iba a retrasar! Como era lógico, mi padre y yo llegamos antes que ellas a la finca, y yo no quería entrar hasta que ellas estuvieran dentro. Fueron unos 7 minutos... pero se me hicieron eternos! Finalmente llegaron y todo comenzó. La ceremonia preciosa y muy emotiva, mi chico iba espectacular, todos lloramos de emoción varias veces durante el trascurso de la misma. Una vez terminada la ceremonia, tocó nuestra sesión de fotos privada, para posteriormente pasar al coctel donde estaban el resto de los invitados. A partir de ahí el tiempo pasó volando! Sorpresas a unos y otros. Bailes, sonrisas, alguna que otra lágrima, pero sobre todo diversión, muchísima diversión. Sólo puedo dar las gracias a la gente de la Hacienda de Valdeón su magnífico trabajo, al equipo de fotógrafos de David Morales por cómo han captado cada momento de ese día, y a Raúl, el chico que ofició nuestra ceremonia por hacerla tan especial. Disfrutad a tope de ese día, dejar los nervios a un lado y vivirlo a tope, porque pasa volando.
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