La boda de Daniel y Cristina en Ávila, Ávila

Antes de entrar, el novio me esperaba en la puerta de la iglesia y fue un momento muy emotivo. Mientras él entraba, yo me acerqué al cementerio a ver a mi abuelo, para él fue la réplica de mi ramo y aproveché la ocasión para poner una rosa roja a mi padrino y a los abuelos de mi ya marido.

La ceremonia fue super bonita, la iglesia estaba decorada por nosotros y todo salió a pedir de boca. A la salida nos cayó más arroz del esperado, ya que mi madre había lavado más de 14 kilos y había teñido la mitad de rojo por la temática de la boda, pero alguien se había llevado kilos y kilos sin lavar que dejaron el traje del novio a manchas blancas. En lo que los invitados se montaban en los autobuses y se dirigían hacia el cóctel, nosotros nos hicimos alguna foto por el pueblo que nos había visto crecer a los dos y fue muy, muy bonito.

El cóctel fue la peor parte del día, quisimos hacer las fotos con los grupos de invitados allí y yo ni siquiera pude ver el jardín o probar algo de la comida que salía, no lo disfrutamos nada por lo que al salón ya llegamos algo intranquilos y estresados.

La comida en el salón estuvo increíble, todo tal cual lo habíamos comido en la prueba, todo el mundo salió diciendo que habían comido increíble y que la colocación de las mesas por edades había sido todo un acierto. La verdad es que sin duda lo fue. La única pega a este momento fue que a última hora el restaurante nos dijo que no le habían llegado las espadas, por lo que tuvimos que improvisar por no hacerlo con un cuchillo de pescado o carne y le pegamos unos bocados en directo para después restregarnos la tarta por la cara cual concurso de tartazos...

Para finalizar el día, optamos por celebrar por nuestra cuenta la barra libre y la discoteca móvil, por lo que de nuevo al autobús y al pueblo a seguir la fiesta. Nosotros aprovechamos un rato para acercarnos a Ávila y hacernos las fotos ya allí, justo antes de que anocheciera.

Cuando llegamos, aunque ya la gente estaba más que animada, nos apetecía abrir el baile y para ello practicamos varias canciones como Hey dj, una nana escocesa, Coyote Dax y para finalizar Saturday Night. Mi ya marido para esta apertura del baile optó por una falda escocesa, ya que queríamos tener algo de ese año y pico que hemos estado allí. Estuvo tan a gusto con la falda que ya no se la quitó en toda la noche.

A las 3 de la mañana teníamos puesto el autobús de regreso a Ávila y aunque quedaba bastante gente, ya estaban bastante cansados, así que todo un acierto el elegir esa hora para cerrar el día.