La boda de Daniel y Ana en Fuenlabrada, Madrid
Elegantes Primavera Blanco 6 profesionales
D&A
11 Jun, 2016El día de nuestra boda
El día de mi boda sé que lo recordaré con gran cariño. Yo dormí en casa de mis padres y él en la nuestra. Yo me desperté a las 10.30, y mi futuro marido me llamó en ese momento. Le acababa de llegar un súper desayuno que le había encargado. Era nuestro décimo aniversario de novios y quería que empezara el día siendo especial.
Después, me levanté. Estaba yo sola donde mis padres, no había nadie más. Con toda la pachorra del mundo, desayuné. Después, llegó mi madre y me dijo que se había tomado ya cosas para tranquillizarse, pero yo no estaba nada nerviosa. Creo que, de tanto como me dijo la gente que no me pusiera nerviosa para disfrutar del día, conseguí mentalizarme.
Bajé con mi madre al garage a decorar el coche con los lazos. Después, me duché para tener el pelo seco para cuando viniera el peluquero. A eso de las 13 horas llegaron el peluquero y la maquilladora, y se pusieron a la tarea, con mi madre, mi hermana, y conmigo. Yo seguía muy tranquila y relajada, aunque mi móvil no paraba de sonar, gente llamando y escribiendo para ver qué tal estaba. Comí tortilla de patata, igual de calmada. No me eché la siesta porque tenía ya cosas en el pelo, pero si hubiera sido por mi, lo habría hecho.
Seguir leyendo »A las 17 horas habíamos quedado con el fotógrafo, así que decidí que ya iba tocando vestirme. Llegó ese momento tan esperado, el que imaginas con tanta ilusión los meses antes de la boda. Fue todo lo contrario. Me quedé sola, con la ayuda de la maquilladora, y mi padre. Llamé a mi madre para que trajera el vestido porque ya había mucha gente en la casa y yo no podía salir en ropa interior. Ahí tuve mi momento de nervios y pánico que no había tenido en todo el día. Mi madre me dijo que no estaba el cancán. Lo pasé muy mal, todo preparado y el cancán no estaba. Pero, ¿qué raro, no? ¿Cómo se va a quedar el cancán en la tienda, si en Vertize te dan todo y se aseguran mucho? Ya os dije que mi madre estaba muy nerviosa, y al final consiguió que yo lo estuviera. Por supuesto que estaba el cancán, pero no lo vio. Todo quedó en un susto.
Ya me vestí, aunque dejé detalles sin terminar para rematar estando el fotógrafo. Hicimos muchas fotos, y yo ya estaba lista para salir. Pero, llamó el novio, que no fuéramos aún, que la gente del bautizo seguía en la Iglesia. La boda era a las 18 horas y eran las 18.05 horas.
Ya nos dieron permiso para salir. Me quedé unos segundos sola con mi padre en casa, y se puso a llorar de la emoción. Su hija, su hija pequeña, la niña de sus ojos se casaba y él era el padrino. Nos dimos un tierno abrazo, y salimos con la mirada bien alta de casa.
Al salir, vi que los vecinos de casa de mis padres me habían decorado la puerta (a ver si pongo alguna foto chula), el portal lo habían llenado de pétalos y lo habían barrido y todo. En la puerta del portal, muchos invitados y vecinos de mis padres me vitorearon.
Me monté en el coche, y tuvimos que dar un par de vueltas al barrio porque el portal de mis padres está a 100 metros de la Iglesia y había que dar tiempo a que llegaran los invitados de casa de mis padres.
Por fin llegué a la Iglesia, ese momento que parecía que nunca iba a llegar. Empecé a subir la rampa del brazo de mi padre, y mi antiguo jefe (casi un padre para mí), me colocó la cola y el velo. Cuando me iba aproximando a la puerta de la Iglesia, vi a una amiga de la familia indicando que ya estaba ahí. Y entré y sólo de recordarlo se me cae la lágrima. Estaba mi amiga de toda la vida, esa a la que había pedido que cantara en la boda, dándome una sorpresa, y cantando una canción de la Pausini en la entrada. Como pude, contuve las lágrimas. A mi se me olvidó todo lo ensayado hasta llegar al escenario, pero como iba agarrada del brazo de mi padre no se me notó. Vino el cura a recibirme, y luego, ahí le vi a él. Esperándome. Emocionado de verme, y muy muy guapo. Nos quedamos unos instantes uno enfrente del otro, mirándonos, parecía que no había nadie más. Y luego ya, nos sentamos. Mi padre, también muy emocionado, llorando casi todo el rato, no me soltaba la mano en ningún momento. Fue una ceremonia muy bonita, muy emotiva. Con pucheros en el momento del sacramento, y con equivocación y risas en las arras. Todo salió a pedir de boca. Y luego ahí volvía a estar mi amiga Belén, para terminar con el salve rociera que sabe que tanto significa para mí. Ahí ya no pude reprimirme más y lloré todo lo que había contenido en toda la ceremonia.
Luego nos hicimos fotos con la gente, salimos de la Iglesia, nos tiraron el arroz (algunos con muy mala leche) y la gente nos dio la enhorabuena. He de decir que la planificación era que la misa terminara a las 18.50, pero cuando nos montamos en el coche para ir al parque a hacer las fotos eran las 19.45. El cóctel estaba programado para las 20 horas, pero avisé a la wedding planner del hotel que íbamos con retraso.
Llegamos al parque, qué calor llevábamos. Nos hicimos unas preciosas fotos en muy poco tiempo y nos fuimos al banquete. Por el camino, casi me quedo sin el que ya iba a ser mi marido. Él no comió, llevaba desde las 10.30 que había desayunado sin comer nada, hacía mucho calor y él iba con el traje, chaleco, corbata. Tuvimos que bajar las ventanillas del coche y que sacara la cabeza por el camino para que retomara fuerzas.
Llegamos al hotel a las 21.10, el retraso lo habíamos recuperado en las fotos, y la gente estaba contenta. El cóctel les había gustado mucho. Una de las sensaciones de ese día que recordaré siempre, es ver feliz a tu gente porque tú eres feliz. Va a ser que al final sí que hay gente que me quiere. Nos hicimos fotos con todos los invitados, y ya entramos al salón a cenar.
Creo que no lo había comentado aún, pero estaba todo ambientado en películas. Todas las mesas tenían claquetas que contenían el nombre de pelis. El sitting plan eran entradas de cine, y la canción con la que entramos al salón fue la de Rocky.
Todo salió perfecto, pero si me volviera a casar, creo que lo haría de mañana. Estuve con todos los invitados, pero muy poco con cada uno. Y eso que mi boda fueron 73 personas, no me imagino las bodas multitudinarias.
En resumen, el día más emocionante y feliz de mi vida hasta este momento. Y lo mejor, poder compartirlo con todos mis seres queridos. Es una pasada que ya hayan pasado 2 meses y que siga llorando recordando algunos momentos.
Sin duda, merecieron la pena todas las horas de preparativos y todos los sacrificios hechos para que ese día se pueda celebrar. No cambiaría nada.
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