La boda de Dani y Patri en Donostia-San Sebastián, Guipúzcoa

El día de nuestra boda

Nuestro día amaneció con un sol radiante que duró toda la jornada. Nos casábamos a las 7 de la tarde así que pase la mañana paseando y tomando el sol. Después de comer empezó la odisea. Tocaba peluquería y maquillaje a la vez que recogía el ramo y vuelta a casa a vestirme. Primero la liga luego el can-can, la falda y por último el Corsé. Para rematar estaban las joyas que me habían regalado meses antes en mi despedida, finas, preciosas y muy brillantes con esos cristales famosos.

Me llamaron por teléfono para decirme que mi coche me esperaba, pero no era lo que yo creía. Los amigos habían conseguido un coche de ensueño para nosotros y para mi sorpresa vino a buscarme con mi chico dentro. Fue sin duda la gran sorpresa del día. Nos montamos y nos paseamos por la ciudad haciendo tiempo para llegar puntuales a la ceremonia. Un momento único para los dos que nos dejó soplar los nervios que teníamos a esas alturas.

Llegamos a la ceremonia y allí estaban todos, tan guapos para nosotros (el momento que más me impactó sin duda, temblaba literalmente). Celebramos una ceremonia civil corta, sencilla y preciosa donde el protagonismo se lo llevó mi sobrino de tres años al acercarnos las alianzas (segunda sorpresa del día porque no lo sabíamos).