La boda de Ciro y Raquel en Madrid, Madrid
Elegantes Verano Blanco 4 profesionales
C&R
27 Jun, 2015El día de nuestra boda
Empezamos a preparar la boda con muy poco tiempo, en marzo, cuatro meses antes del día B. Queríamos una ceremonia muy íntima y sencilla, elegante y amable. Y lo conseguimos.
La noche antes de la boda dormí genial, contra todo pronóstico. Estuve todo el día muy tranquila. Me levanté y me dediqué a preparar la piel a fondo, mientras esperaba a que se levantase mi madre. Desayunamos juntas y nos pusimos a prepararnos. Me lavé el pelo y mi madre me peinó, mi hermana me hizo la manicura y yo me maquillé.
Mientras ellas se preparaban estuve ultimando algunos detalles para la música de baile y repasando las cosas que teníamos que llevar para que no se nos olvidase nada. Mi padre ya me había traído mi ramo, era maravilloso.
Cuando quise recordar eran las cuatro, la hora de ponerme mi vestido... No me lo podía creer. En seguida estaba arreglada, llegó mi padre con el coche para recogerme, nos hicimos unas fotos y nos fuimos a la iglesia. Ahí empecé a ponerme nerviosa, pensaba que íbamos a llegar tarde... Pero no, todo fue fenomenal, estábamos en la iglesia a las seis menos veinticinco, justo cuando tenía que llegar.
Seguir leyendo »Cuando llegamos a la iglesia ya estaba todo el mundo dentro, esperándome. Y entonces, mientras esperaba a que empezase la marcha nupcial bretona, que era la música con la que quería caminar hasta el altar desde que tenía cuatro años... Se estropeó el equipo de música. Así que mi familia me la tarareó, y fue la anécdota de la boda. La decoración floral estupenda, desde luego os recomiendo que contactéis con Yolanda para eso, buen precio, mejor gusto y atención inmejorable.
La ceremonia fue sencilla, íntima y personal; como siempre habíamos querido. Cuando estaba a punto de terminar se fue la luz (ese día iba de problemas técnicos), así que antes de las firmas pudimos pasar mucho tiempo haciéndonos fotos mientras se solucionaba.
Al salir la tradicional lluvia de arroz y pétalos de rosa.
Después nos fuimos al restaurante, habíamos elegido el Torreón de El Pardo. Desde luego me quedó claro que no nos equivocamos, la comida exquisita, el montaje perfecto, el servicio espectacular. Todos los invitados estuvieron tranquilos y felices. Desde el restaurante nos lo pusieron todo fácil y se adaptaron a todo lo que pedimos. Ya después del baile nos dispusimos a abandonar el local, a todos se nos había hecho corto, y eso que ya eran más de las tres de la mañana.
Fue un día perfecto, con sonrisas y buen rollo por todas partes, con la gente que queríamos a nuestro lado y lleno de armonía.
Yo me había propuesto disfrutar al máximo de ese día, y así lo hice. Cuando llegamos al hotel y llegó la hora de ir a dormir, no podíamos dejar de hablar de lo felices que habíamos sido.
Ojalá pudiese vivir el día de mi boda una y otra vez, fue perfecto.
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