La boda de César y Nuria en Navaluenga, Ávila

Nuestra amiga encargada de hacernos fotos vino mientras mi madre me ayudaba a ponerme el vestido para hacer unas cuantas fotos (chicas, olvidaos de la bata, yo no me la puse, se me olvidó que la tenía) y bajar a la ceremonia. Me había comprado un conjunto muy bonito en Oysho pero sólo usé la braguita, no me hizo falta el sujetador ni nada.

Mi chico me estaba esperando abajo -guapísimo- y subimos hacia la zona del altar donde ya esperaban todos los invitados. El oficiante no podía ser otro que nuestro amigo en común y gracias al cual hoy estamos casados. No pudo ser más emotivo (se me eriza la piel de recordarlo): salieron dos de mis amigas a decir unas palabras y dos de los amigos por parte de mi chico. Mi chico se emocionó al oír las palabras de todos. Fue precioso, de verdad.

Cuando nos hubimos puesto los anillos nos dirigimos hacia la zona donde nos haríamos fotos con todos los invitados con una polaroid para dársela a modo de detalle/recuerdo de la boda. Nos tiraron los pétalos de flores secas que habíamos preparado, nos hicimos las fotos y nos fuimos al cóctel.

Nuestro banquete consistió en 20 entrantes en cóctel que debió de durar como una hora u hora y media; y un plato principal: entrecot con patata risolada y crema de boletus; y el postre (y café y copa): tiramisú y tarta de chocolate. Tuvimos varios menús especiales para nuestras invitadas vegetarianas y celiacas; así como el menú para niños. No podemos estar más contentos con el catering de Lucía y Joaquín, si os casáis en la zona de Madrid o alrededores, como Ávila, no lo dudéis: espectacular desde la comida hasta el trato profesional y familiar a la vez.

Después de la comida tuvimos la gran suerte de contar con un grupo de música en directo: Pauline and The Big Kahunas (si queréis el contacto, decidme por privado. Música rock'n'roll de los 50s y 60s) que fue la guinda del pastel y una super sorpresa para todos los invitados que no sabían nada.

Y mientras bailábamos y bebíamos se nos pasó la tarde tan rápido todo... Sacamos la cena que habíamos encargado al catering y después de una charla más sosegada a orillas de la piscina nos fuimos a dormir a nuestras respectivas habitaciones.

Hice muchas manualidades, decoré muchas cosas y aunque pareció que nadie se fijó luego hemos leído los mensajes del libro de firmas y muchos de los invitados nos comentaban la infinidad de detalles que habíamos preparado y lo nuestra que hacían la boda. Así que, si queréis hacer lo que sea que queráis hacer, hacedlo y hacedlo a vuestra manera; que nadie os diga que esto o aquello se hace de una u otra manera o que las bodas han de ser así o asá. Es vuestra boda y las cosas se hacen a vuestra manera porque es en los pequeños detalles donde se ve que la boda es completamente vuestra y que habéis puesto hasta el último pensamiento en cada uno de esos detalles.

¿Qué más os puedo decir? Que fue el día más bonito y más corto -y largo a la vez- de nuestras vidas y que lo recordaremos siempre. Si volviéramos atrás haríamos cosas de otra manera, claro, a posteriori se ven cosas que no se ve en el durante. Aun así no nos arrepentimos de nada y lo disfrutamos mucho (aun con la dichosa regla y con un pequeño tropezón que me ha dejado una bonita cicatriz. No pánico, el vestido no sufrió daños. Fue una boda pequeña (37 adultos y 4 niños) la nuestra pero podemos decir que pudimos estar un ratito con todos. Nosotros somos felices, ahora os toca a vosotros.

Nuria.