La boda de Carlos Villa y Yolanda Rodríguez en Negreira, A Coruña

El día de nuestra boda

Se pueden decir tantas cosas... Me despertó mi madre toda emocionada diciéndome que siempre podría contar con ellos. Desayunamos y me fuí para la peluquería con mi cuñada. Al llegar, mis damas de honor tenían todo adornado con tul de colores, ya me estaban esperando en casa.

Estaba todo el mundo súper nervioso, y poco a poco fue llegando un montón de gente que querían ver como bajaba las escaleras de mi casa vestida de princesa. Mi sorpresa fue que mi cuñada me regaló un coche antiguo para que me llevara. Llegué antes que el novio a la iglesia (casi lo mato).

Cuando lo ví, estaba guapísimo, y mucho más nervioso que yo. La ceremonia fue muy divertida, y la salida de la iglesia, kilos y kilos de arroz nos bañaron. Volví a retocarme al salón de belleza (me cambié el peinado y el maquillaje). En el restaurante, todo el mundo estaba animadísimo, y cuando entramos en el salón en carretillo la gente se rió a carcajadas.

Empezaron las sorpresas, y te das de cuenta lo afortunado que eres de tener gente que te quiere y que se alegra de encontraras al amor de tu vida. Lo que más me gustó es ver a todos mis seres queridos juntos. Lágrimas de felicidad que al pasar de las horas se convierten el bailes, abrazos y gritos con palabras bonitas.